Macron avisa de que no hay "cheque en blanco" para Mercosur y Francia se opondrá a una firma este año

El mandatario francés exigió reforzar garantías para el agro europeo, subrayando que persisten objeciones y falta consenso entre Estados miembros, mientras la eventual ratificación del acuerdo será pospuesta hasta que existan mecanismos de control más estrictos

Guardar

El calendario de negociaciones entre la Unión Europea y los países del Mercosur enfrenta nuevos obstáculos tras la petición de Francia e Italia de aplazar cualquier firma del acuerdo comercial al próximo año, decisión motivada por la intención de fortalecer los mecanismos de protección para los productores agrícolas europeos. Según informó Europa Press, el presidente francés Emmanuel Macron afirmó en Bruselas que Francia no autorizará un apoyo a este pacto en las actuales condiciones, enfatizando la prioridad de establecer salvaguardas estrictas antes de considerar la ratificación.

Macron sostuvo que las discusiones sobre el acuerdo comercial continúan en curso y que el proceso de negociación sobre medidas de protección del sector agrícola no se encuentra formalmente cerrado. El medio Europa Press detalló que, aunque el acuerdo UE-Mercosur no aparece en la agenda oficial de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, el tema sigue presente en las conversaciones y reuniones bilaterales entre los líderes del bloque. París se ha opuesto a una autorización apresurada de la firma, reiterando que su postura se mantendrá firme hasta que existan garantías adecuadas para el sector primario.

Europa Press reportó que los gobiernos de Francia e Italia solicitaron esta semana retrasar la posible rúbrica del acuerdo, argumentando la necesidad de contar con instrumentos de control más robustos frente a las importaciones agrícolas procedentes de los países del Cono Sur. Las ideas discutidas incluyen salvaguardas y las denominadas “cláusulas espejo”, cuyo objetivo es exigir a los productores de Mercosur niveles de calidad y estándares equivalentes a los vigentes en la Unión Europea.

Parte de estas salvaguardas, según publicó Europa Press, fue objeto de intensas negociaciones el miércoles anterior al Consejo Europeo, en un intento por alcanzar un consenso sobre los términos de protección del mercado europeo. Se logró un acuerdo político entre representantes de la Eurocámara y el Consejo, aunque la fase formal administrativa continuará durante varios meses antes de su posible aplicación.

El presidente Macron consideró que estas nuevas medidas “avanzan en la buena dirección”, citado por Europa Press, pero señaló que no se debe apresurar la toma de decisiones. Macron explicó que será necesario esperar hasta enero para verificar si las salvaguardas propuestas obtienen el respaldo definitivo de los países del Mercosur, así como para garantizar su implementación práctica en caso de acuerdo.

Durante su participación en Bruselas, Macron hizo referencia a recientes contactos con otros Estados miembros que también han manifestado objeciones frente al acuerdo comercial en cuestión. El mandatario mencionó entre estos gobiernos a Polonia, Bélgica, Austria e Irlanda, junto con la propia Francia e Italia, cuyas reservas obedecen a distintas consideraciones sobre los impactos que el pacto podría tener en el plano agrícola, laboral o ambiental.

Actualmente, de acuerdo con Europa Press, solo Francia, Hungría y Polonia han hecho público su rechazo formal. Esta cifra, pese a su relevancia, no basta para bloquear el acuerdo, pues no constituye una minoría de bloqueo en el Consejo Europeo. Sin embargo, la inclusión de Italia en el bloque de países opuestos podría alterar el equilibrio y crear un margen suficiente para frenar la iniciativa si se materializa una minoría de bloqueo.

Macron argumentó que la apertura del mercado europeo a productos sudamericanos, sin exigir que cumplan la misma normativa comunitaria, no resulta aceptable para Francia. “No podemos aceptar sacrificar la coherencia de nuestra agricultura, nuestra alimentación y la seguridad alimentaria de nuestros compatriotas por unos acuerdos que no están aún finalizados”, afirmó el presidente francés, según una cita recogida por Europa Press.

Otro elemento destacado por Europa Press es que la eventual firma del acuerdo requerirá que los 27 Estados miembro de la Unión Europea otorguen un mandato formal a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para proceder a la rúbrica del documento en nombre del bloque. Ese mandato podría obtenerse mediante mayoría cualificada si la cuestión llega a ser sometida a votación, lo que aumentaría el margen de maniobra para quienes buscan condicionar o frenar la aprobación.

Según detalló Europa Press, la presidencia danesa del Consejo Europeo prevé la posibilidad de plantear este asunto ante los embajadores de los países miembros durante una reunión programada para el viernes. No obstante, distintas fuentes diplomáticas anticiparon que solo tomará forma si existe seguridad de que no emergerá una minoría de bloqueo, lo que prolonga la indefinición respecto del futuro del acuerdo.

En tanto, las delegaciones de los Estados integrantes siguen manteniendo contactos informales y consultas de último momento, en un intento por evaluar si las condiciones políticas permiten avanzar o conviene postergar cualquier decisión definitiva sobre el pacto comercial. Durante la cumbre, aunque el tema no ocupa un lugar formal, estas conversaciones extraoficiales podrían decantar en una postura común —o, por el contrario, evidenciar una división interna profunda sobre la conveniencia y el alcance del acuerdo.

La persistencia de inquietudes relativas al impacto sobre los agricultores europeos constituye uno de los principales obstáculos. Conforme aseguró Europa Press, las salvaguardas en discusión incluyen mecanismos de control para garantizar la competencia justa, medidas temporales para corregir desequilibrios y regulaciones que buscan asegurar el cumplimiento de los estándares alimentarios y medioambientales comunitarios.

El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur lleva años siendo negociado y continúa generando debate en el seno de los países comunitarios. Las posiciones divergentes reflejan la complejidad de conciliar los intereses agrícolas, comerciales y regulatorios de ambos bloques, en un contexto marcado por la demanda de aplicar criterios de reciprocidad y protección a los sectores considerados estratégicos dentro de la economía europea.

Mientras persistan estos desacuerdos y no se concrete un compromiso claro sobre los estándares de importación y las garantías para los productores comunitarios, la firma del tratado seguirá sin fecha definida, según la cobertura exhaustiva de Europa Press.