
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reveló que durante una reciente conversación telefónica, la primera ministra italiana Giorgia Meloni le expresó la necesidad de posponer la formalización del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. Según detalló el medio fuente, Meloni solicitó este aplazamiento con el objetivo de fortalecer el respaldo interno en Italia, tomando en cuenta la presión del sector agrícola y la oposición manifestada por agricultores ante los posibles efectos del tratado. La noticia surge en vísperas de una cumbre internacional clave, donde miles de agricultores europeos han salido a las calles en rechazo tanto al acuerdo como a las reformas en la Política Agraria Común, acompañados por cerca de 8.000 manifestantes y tractores que, según publicó la fuente original, se congregaron para visibilizar su descontento y reclamar protección ante posibles impactos económicos.
Según informó el medio consultado, la postura de Italia no constituye una negativa al tratado, sino un llamado a dar tiempo para profundizar el diálogo con los sectores más afectados. Lula señaló que la primera ministra Meloni le pidió un plazo específico, indicando que bastaría “una semana, diez días o, como máximo, un mes”, para permitir la consecución de los consensos necesarios. Meloni aseguró al mandatario brasileño que su gabinete validaría el acuerdo una vez obtenidas las garantías y el respaldo suficientes de los actores locales implicados, especialmente de los agricultores italianos que han insistido en la necesidad de evaluar el impacto que la apertura comercial puede acarrear para el sector.
De acuerdo con la fuente, la movilización agraria en Europa ha elevado la tensión política en torno al tratado. Los manifestantes expresaron su temor ante una posible pérdida de competitividad y dificultades para mantener criterios de sostenibilidad productiva frente a la apertura de mercados que propone el acuerdo entre ambos bloques económicos. El ambiente social y político generado por estas protestas afectó directamente el ritmo de las negociaciones, sumando un nuevo obstáculo a la posibilidad de una firma inminente.
El Parlamento Europeo, según consignó el medio fuente, había autorizado recientemente la puesta en marcha de instrumentos de salvaguardia que buscan proteger a los productores y empresas del bloque en casos de cambios agudos en el comercio o fluctuaciones de precios derivadas del acuerdo. Esta medida se presentó como un intento de superar los principales reparos, facilitando el debate político previo a la cumbre. Pese a ello, Francia e Italia impulsaron conjuntamente un aplazamiento de la decisión final, aduciendo la necesidad de nuevas evaluaciones sobre la seguridad y viabilidad que el tratado ofrece a la agricultura europea.
El presidente Lula, en su calidad de titular temporal del Mercosur, proyectaba encabezar el acto de firma como parte de uno de los objetivos priorizados en su mandato y en su trayectoria política. Según publicó la fuente, Lula identificó el rechazo del sector agrícola italiano como el principal reto para la pronta ratificación, aunque también subrayó la actitud positiva de Meloni hacia un consenso alcanzable tras nuevas conversaciones con los gremios agrícolas y otras partes interesadas.
De acuerdo con el medio, Meloni intervino ante el parlamento italiano la víspera de la cumbre para reiterar que las condiciones para la firma aún no estaban dadas. Enfatizó que la inquietud de los agricultores y la solicitud de garantías claras de la Comisión Europea seguían siendo un requisito indispensable. El gobierno italiano, mediante un comunicado del Palacio Chigi citado por la fuente, declaró su disposición a respaldar el tratado “tan pronto como se den las respuestas necesarias a los agricultores”, supeditando el aval nacional a la aprobación de medidas comunitarias específicas para el sector agrario.
Las decisiones en torno a la protección de la agricultura italiana forman parte de una negociación mayor dentro de la Unión Europea, con Roma expresando la urgencia de resolver estas demandas, aunque siempre en el marco del consenso colectivo de los Estados miembros y de la Comisión Europea, según enfatizó el medio fuente. El futuro del acuerdo UE-Mercosur depende ahora de la habilidad de los gobiernos europeos para articular una política agrícola que satisfaga a los productores más reticentes, mientras la Comisión Europea continúa monitoreando y negociando nuevas fórmulas de apoyo e incentivos para la agricultura.
El tratado, resultado de más de 26 años de tratativas, abarca cuestiones de acceso a mercados, regulaciones fitosanitarias y estándares ambientales, reflejando la complejidad de una integración comercial entre dos bloques con posiciones productivas heterogéneas y demandas sectoriales fuertes. Según reportó la fuente original, la negociación prolongada y la urgencia de encontrar equilibrios internos han marcado cada etapa de este proceso, con el sector agrícola como uno de los factores más influyentes en el desenlace.
La posibilidad de que se rubrique el acuerdo durante la próxima cumbre ahora depende del desenlace de las conversaciones políticas y técnicas sobre los mecanismos de protección solicitados, así como de la gestión de las divisiones internas en Francia e Italia. Según recogió la fuente, la Comisión Europea ha reforzado el seguimiento de las preocupaciones planteadas por estos Estados y valora nuevos compromisos orientados a fortalecer el respaldo institucional y financiero a la producción agrícola, en respuesta a las crecientes exigencias de los gremios afectados.
El presente contexto, marcado por protestas multitudinarias y la presión ejercida por los agricultores, junto con las exigencias formales de Italia y Francia, mantiene en suspenso la definición sobre la materialización del tratado UE-Mercosur. Todas las miradas están puestas en la resolución de las demandas del sector agrícola y la capacidad de los gobiernos para articular soluciones que permitan destrabar el proceso de ratificación, el cual lleva más de dos décadas en discusión y concentra expectativas diversas a ambos lados del Atlántico, según detalló la fuente original.


