El segmento de hombres de edad avanzada registra una de las tasas de suicidio más elevadas en España, superando los 40,2 episodios por cada 100.000 habitantes en el grupo entre 85 y 89 años, una cifra casi cinco veces superior a la media nacional. Esta vulnerabilidad, asociada según el Instituto Nacional de Estadística (INE) al aislamiento social, la presencia de enfermedades crónicas y la disminución de redes de apoyo, contrasta con la disminución del número total de muertes por suicidio en el país. Según informó el INE, el año 2024 reportó 3.953 fallecimientos por esta causa, lo que indica un descenso del 3,96% respecto a los 4.116 casos identificados en 2023. Esta caída global, sin embargo, incluye excepciones relevantes por sexo y edad.
De acuerdo con los datos publicados por el INE, la tendencia descendente en el número global de suicidios a nivel nacional representa el segundo año consecutivo con reducción en la estadística. El descenso implica una disminución de 163 fallecimientos respecto al año anterior, pero el desagregado muestra situaciones opuestas según población. El INE destaca un incremento particular en menores de 20 años: entre 2023 y 2024, las muertes en este grupo pasaron de 76 a 90 casos, lo que refleja un crecimiento significativo dentro de este sector etario. El Ministerio de Sanidad subraya que este colectivo requiere atención prioritaria por su especial vulnerabilidad, manteniendo el tema en el centro de la agenda de salud pública.
El Ministerio, citado por el medio, pone especial énfasis en el género como variable determinante: el 73,4% de los suicidios corresponde a varones, que sumaron 2.902 casos en 2024, frente a las 1.051 defunciones registradas entre mujeres. Las tasas establecen una diferencia notable, con 12,1 suicidios por cada 100.000 habitantes en hombres y 4,2 en mujeres. Según Sanidad, esta diferencia hace imprescindible abordar la prevención desde una perspectiva de género, en la que las necesidades y obstáculos específicos de cada grupo reciban respuestas adaptadas. El Ministerio indica que, en el caso de los hombres, pueden existir dificultades añadidas para pedir ayuda o expresar emociones, mientras que en las mujeres intervienen otros factores sociales y estructurales.
El análisis proporcionado por el INE muestra que, a pesar del alza en adolescentes, el total de muertes por suicidio en menores de 30 años disminuyó. El órgano estadístico situó la cifra en 344 defunciones en 2024 comparadas con las 364 del año anterior. Este comportamiento fragmentado dentro de los grupos jóvenes lleva a los responsables de Sanidad a mantener estrategias específicas para la infancia y la adolescencia en sus planes de intervención.
En cuanto a los factores que pueden predisponer al suicidio, el Ministerio de Sanidad y el INE coinciden en señalar el carácter multicausal del fenómeno, con el peso de variables sociales, económicas y culturales, además de las clínicas. Según detalló el Ministerio a través del medio, la precariedad económica, la insuficiencia de ingresos, la inseguridad laboral y la falta de apoyos sociales contribuyen a una mayor vulnerabilidad. Estas condiciones limitan la capacidad de los individuos y familias para planificar proyectos de futuro, sostienen la incertidumbre sobre la vida cotidiana e incrementan la sensación de falta de control, elementos todos que, sumados, elevan el riesgo de conductas suicidas.
El Ministerio considera prioritario el papel de la intervención social y económica para reducir los riesgos asociados al suicidio. Insiste en que la prevención exige responder no solo desde el sistema de salud, sino también mediante políticas y dispositivos que fortalezcan la resiliencia de la población en todas sus etapas vitales. Se destaca la importancia de reducir la presión económica persistente y ampliar el acceso a oportunidades laborales, de manera que las personas cuenten con herramientas y entornos favorables para afrontar el futuro.
El desarrollo de medidas específicas ocupa un lugar destacado en la planificación estatal reciente, según consignó el medio. El Plan de acción de salud mental 2025-2027, aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, cuenta con un presupuesto de 39 millones de euros. Esta inversión se orienta a mejorar la calidad de los servicios disponibles, reducir listas de espera, humanizar los entornos de atención y optimizar la capacitación de los profesionales que intervienen en la materia. El plan comprende 224 proyectos implementados en diversas regiones del país, con iniciativas enfocadas a reforzar la prevención y facilitar el abordaje integral de la salud mental en la atención primaria, con una especialización en niñas, niños y adolescentes.
Complementa estos esfuerzos el Plan de acción para la prevención del suicidio 2025-2027, cuya dotación asciende a 17,83 millones de euros y sitúa la prevención como un eje central de la respuesta pública. Entre las acciones propuestas destacan la ampliación del acompañamiento para personas en situación de riesgo, campañas de concienciación social, capacitación específica para los equipos profesionales y diversificación de los recursos que se ponen a disposición para atender nuevas demandas. Uno de los recursos implementados en este contexto es la Línea 024, servicio de apoyo y emergencia que, desde su lanzamiento en mayo de 2022 hasta noviembre de 2025, ha gestionado más de 500.000 llamadas. De acuerdo con la información aportada por el Ministerio al medio, esta línea garantiza atención anónima, confidencial y gratuita durante todo el año a cualquier persona que lo requiera, facilitando un primer nivel de acompañamiento frente a crisis suicidas o situaciones de vulnerabilidad especial.
El Ministerio de Sanidad remarcó a través del medio que los logros alcanzados hasta el momento corresponden a un proceso en evolución constante y que la prevención del suicidio seguirá ocupando un lugar prioritario en la política pública. La perspectiva oficial insiste en la necesidad de articular respuestas que contemplen tanto los determinantes individuales como los condicionantes sociales y económicos, en un esfuerzo por generar entornos que favorezcan el bienestar mental y reduzcan los factores de riesgo asociados a conductas suicidas.

