
Las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur, que llevan 26 años de intercambios formales y extensos debates, han llegado a un momento crítico tras una advertencia explícita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sobre la inminente fecha límite para la firma del acuerdo comercial. Lula informó que si no se logra concretar el convenio antes del 20 de diciembre, Brasil dejará en suspenso cualquier avance adicional en las tratativas durante la presidencia pro témpore que actualmente ostenta en el bloque sudamericano. Según reportó la prensa internacional, este mensaje fue comunicado por el mandatario tanto a los socios del Mercosur como a funcionarios de la Unión Europea.
El presidente brasileño expuso esta postura durante una reunión de gabinete celebrada poco antes de la cumbre prevista para el 20 de diciembre en la ciudad de Paraná, Argentina. Según consignó el medio, Lula remarcó ante los asistentes la relevancia estratégica que tiene la formalización del acuerdo, que considera un eje de su política exterior y acción diplomática. Expresó la frustración de su gobierno frente a las resistencias persistentes provenientes de algunos países europeos, señalando particularmente a Francia e Italia como elementos centrales de la demora.
En alusión a los obstáculos principales, Lula explicó que el presidente francés, Emmanuel Macron, mantiene su rechazo bajo presión de los agricultores franceses, una situación que, de acuerdo con lo publicado por la prensa, contribuye a la parálisis del proceso europeo. Sobre la actitud del gobierno italiano, Lula manifestó que no logra comprender las motivaciones específicas de la primera ministra Giorgia Meloni para retrasar el avance del tratado. Mientras tanto, Meloni declaró a través de medios internacionales que la aprobación de nuevas ayudas para los agricultores italianos resulta prioritaria antes de autorizar cualquier acuerdo, lo que implica un condicionamiento adicional al proceso de diálogo.
Según detalló la fuente consultada, el Parlamento Europeo votó recientemente a favor de reforzar los mecanismos que protegen a sus productores agrícolas, aunque la decisión final todavía aguarda el aval del Consejo Europeo en reuniones programadas para el jueves y el viernes previos a la cumbre. Si el bloque concede el visto bueno, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dispondría de la autoridad necesaria para firmar el tratado comercial durante el encuentro en Paraná.
Las posiciones de Francia e Italia han condicionado el ritmo de la negociación, ya que ambos gobiernos insisten en nuevas garantías para el sector agrícola antes de avalar el texto definitivo. Francia ha planteado la necesidad de continuar negociando para blindar a sus productores, mientras que Italia prioriza la implementación de ayudas antes de entablar cualquier discusión formal con sus propios agricultores, según reportó la prensa internacional y corroboró la periodista de la fuente original.
El acuerdo UE-Mercosur proyecta facilitar un comercio más fluido y profundizar la integración entre los países de América del Sur que integran Mercosur y los Estados miembros de la Unión Europea. No obstante, los reiterados aplazamientos han tenido como trasfondo disputas políticas y económicas vinculadas a la protección del sector agrícola europeo y, en menor medida, a exigencias sobre normativa medioambiental y control sobre las exportaciones sudamericanas. Tal como detalló el medio, estos factores han frenado históricamente intentos de avanzar hacia la conclusión del tratado.
La presión sobre los gobiernos involucrados aumenta a medida que se aproxima la fecha marcada para la cumbre. Según información publicada, la negativa de avanzar en la rubricación del acuerdo afectaría no solo los vínculos entre los bloques, sino también la agenda internacional de Brasil durante los meses en que ejerce la presidencia rotativa del Mercosur. Lula enfatizó ante periodistas: “Ya he dejado claro que si no finalizamos este acuerdo ahora, Brasil no seguirá adelante con el acuerdo comercial durante mi presidencia”.
El escenario europeo presenta divisiones internas especialmente intensificadas en torno a la defensa de sus sectores productivos, un punto que complica la tarea de reunir el respaldo político necesario para firmar el tratado antes del cierre del año. La sesión de alto nivel prevista para el 20 de diciembre en Paraná reuniría a las principales figuras de ambas regiones, aunque la posibilidad de la firma se mantiene condicionada a la evolución de las decisiones tomadas en las principales capitales europeas en los días previos al encuentro.
El futuro del acuerdo UE-Mercosur queda así vinculado directamente a la dinámica política interna de los gobiernos europeos y a la voluntariedad de Brasil y los demás países del bloque sudamericano para continuar impulsando la integración comercial. La determinación expresada por Lula da Silva establece un límite temporal taxativo cuya consecuencia, de no cumplirse, sería la suspensión de toda gestión relativa al tratado durante el resto de su presidencia, según detalló la prensa internacional.


