La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) ha destacado que introducir de forma temprana alimentos potencialmente alergénicos en la dieta de los bebés y mantener un consumo regular de los mismos es una de las estrategias con mayor evidencia para reducir el riesgo de alergia alimentaria.
Así, los expertos han recomendado no retrasar la alimentación complementaria y ofrecer de forma regular y en preparaciones adaptadas a la edad del niño alimentos como cacahuete, frutos secos y huevo, a partir de los cuatro o seis meses de vida.
"Aunque el beneficio se demostró inicialmente en lactantes de alto riesgo -por ejemplo, con eccema grave y/o alergia al huevo-, las directrices más recientes sugieren estas pautas para todos los lactantes", ha detallado el presidente de la SEICAP, Javier Torres Borrego.
La sociedad científica se ha referido a un estudio publicado este año en 'Pediatrics' que observó descensos en la incidencia de alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E (IgE) tras la publicación de recomendaciones de introducción temprana, lo que respalda el potencial impacto de aplicar estas pautas de forma generalizada.
"La prevención no depende solo del cuándo, sino también de cómo se actúa después", ha señalado el doctor Torres para explicar que, cuando se confirma la tolerancia a un alimento, se debe mantener una ingesta regular y continuada del mismo, idealmente varias veces por semana, para consolidar la tolerancia y evitar que se pierda por exposiciones aisladas. "Por eso, si un alimento no va a consumirse habitualmente en el hogar, es preferible no incorporarlo", ha afirmado.
ALERGIA A LA PROTEÍNA DE LECHE DE VACA
En el caso de la alergia a la proteína de leche de vaca (APLV), la guía de la 'European Academy of Allergy & Clinical Immunology' (EAACI) no recomienda, con fines preventivos, el uso de fórmulas parcialmente hidrolizadas (FPH) ni extensamente hidrolizadas (FEH).
Asimismo, una revisión publicada en 'The Lancet Child & Adolescent Health' apunta a que existe evidencia emergente de que la exposición irregular a la leche de vaca, es decir, la suplementación ocasional con fórmula, podría aumentar el riesgo de alergia a la proteína de leche de vaca.
En este sentido, si se opta por una lactancia artificial o mixta, los alergólogos han aconsejado introducir una fórmula estándar de leche de vaca y mantener una ingesta diaria regular para evitar la pérdida de tolerancia. Asimismo, han hecho un llamamiento a la comunidad de pediatras para que reserven las fórmulas 'confort', anticólico o antiestrelimiento a las indicaciones específicas y no se empleen como primera opción en ausencia de síntomas que las justifiquen.
Con todo, la doctora Natalia Molini Menchón, vocal de la SEICAP, ha recomendado la lactancia materna y, cuando se requiera suplementación temprana en bebés amamantados, ha sugerido que se valoren alternativas para evitar el uso intermitente de fórmulas estándar de leche de vaca, y mantener en la madre una dieta variada sin restricciones innecesarias. Si se opta por una lactancia artificial o mixta, ha insistido en que se debe matener un consumo regular evitando la suplementación ocasional.


