Agresiones, burlas y acoso por parte de niños, la discriminación que sufre la comunidad china en España, según Accem

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La comunidad china en España sufre de forma cotidiana "múltiples" formas de racismo en España, desde agresiones verbales y físicas hasta imitaciones, burlas y acoso por parte de menores de edad, una discriminación que está "invisibilizada" e "infradenunciada", según revela el informe de Accem 'INFRA-D: Entre la discriminación y la denuncia', presentado este miércoles.

"Las personas migrantes y descendientes describen un repertorio muy amplio de formas de discriminación, desde gestos sutiles hasta agresiones físicas y violencias institucionales, que se activan de manera reiterada y que, con el tiempo, generan una sensación persistente de otredad y de no pertenencia", advierte la ONG en el estudio, consultado por Europa Press, y centrado en la diáspora china en España.

El análisis apunta que un "rasgo diferencial" que aparece "con fuerza" en los testimonios es que una "gran parte de las agresiones, imitaciones y formas de acoso cotidiano provienen de niños, adolescentes y grupos de jóvenes", algo que, según precisa Accem, "no ha surgido con esta intensidad en estudios con otras poblaciones migrantes".

"Esta presencia tan marcada de menores como agresores muestra hasta qué punto los estereotipos sobre la población china están normalizados y circulan sin filtro, al punto de que se reproducen tempranamente y sin conciencia del daño", advierte la organización.

En concreto, sobre la diáspora china en España, el informe señala que, aunque las primeras olas migratorias, en los años 80 y 90, procedentes en gran medida de las zonas rurales de la provincia de Zhejiang marcaron la percepción pública inicial, la realidad actual es "mucho más amplia y heterogénea" pues se han diversificado los perfiles, los niveles formativos, las trayectorias y las motivaciones.

Si bien, Accem advierte de que buena parte de la sociedad sigue leyendo a toda la comunidad como un colectivo homogéneo y anclado en esa imagen "tan estereotipada", un "desfase" que provoca que incluso las generaciones más jóvenes, nacidas o criadas en España, continúen siendo "encasilladas en una narrativa que no se corresponde con la realidad".

Entre los estereotipos y formas de racismo que distinguen a la comunidad china en España de otros colectivos racializados, el estudio indica que "el más persistente es la presunción de sumisión, una imagen que presenta a las personas chinas como dóciles, silenciosas y poco propensas a responder, lo que les convierte en un grupo diana de burlas, insultos, robos o tratos despectivos".

Esta idea, según precisa Accem, "legitima socialmente comportamientos que con otras personas racializadas generarían rechazo o consecuencias" y "explica en buena medida por qué el racismo hacia la población china suele pasar más desapercibido y recibir menor respuesta institucional o social".

Esta "invisibilidad", según indica el informe, no solo se refleja en el tratamiento mediático o en la ausencia de un debate público sobre el tema, sino también en su "infradenuncia". Según apunta, citando datos del CEDRE (2025), la población asiática del Este y del Sudeste es la que denuncia en menor proporción, con un 8,8%.

Entre las barreras que dificultan que la denuncia llegue a materializarse, Accem enumera: "la falta de intérpretes, el desconocimiento de los procedimientos, la dificultad para reunir pruebas, la ausencia de respuestas institucionales claras, los horarios incompatibles con las jornadas laborales y el miedo a represalias".

A esto se suma, según puntualiza el informe, el hecho de que "muchos incidentes no encajan en las categorías disponibles con mayor recorrido, especialmente los microrracismos cotidianos, los comentarios verbales o las agresiones cometidas por menores", lo que refuerza la idea de que "no hay nada que hacer".

"La idea dominante sigue siendo que denunciar conlleva un coste alto y un retorno limitado. Que esta percepción cambie depende de que las instituciones sean más accesibles, claras y fiables", argumenta la ONG.

Si bien, también pone el ejemplo de las generaciones más jóvenes, con mayor dominio del idioma y más habituadas a los espacios digitales, que "empiezan a ver la denuncia, formal o pública, como una herramienta que puede generar cambios, ya sea para protegerse, para visibilizar el racismo o para cuestionar imágenes negativas de la comunidad".

Precisamente, el documento concreta que el dominio del idioma se configura como el factor que más condiciona la exposición y la capacidad de defensa, seguido por el género, la clase social, la apariencia física, la edad y la situación administrativa.

Atendiendo al perfil, el informe señala que las mujeres sufren sexualización y acoso, los hombres enfrentan deslegitimación y burla, las personas mayores y con menor competencia lingüística viven más aislamiento, y quienes tienen menos recursos o redes se encuentran más desprotegidos ante instituciones, servicios públicos o empleadores.