La ONU alerta de un ahondamiento de la crisis alimentaria en Afganistán por el recorte de las ayudas

Millones de personas enfrentan escasez severa de alimentos ante la reducción de fondos internacionales, mientras organizaciones humanitarias advierten del aumento de muertes infantiles, pobreza y falta de acceso a servicios básicos durante la inminente llegada del invierno en Afganistán

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Las consecuencias de la reducción en la financiación internacional han alcanzado no solo a la disponibilidad de alimentos, sino también a la capacidad de atención sanitaria, con más de 305 centros de nutrición cerrados a lo largo de Afganistán durante el año, según Acción contra el Hambre. En este contexto, el país se enfrenta a un invierno inminente con millones de personas en situación crítica debido a la escasez de recursos básicos. Según informó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas, el descenso de las ayudas internacionales ha profundizado la crisis alimentaria, dejando a más de 17 millones de afganos en inseguridad alimentaria a medida que se aproxima la temporada invernal.

El PMA advirtió este martes sobre la gravedad de una coyuntura que se deteriora de manera sostenida. El último informe de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (IPC, por sus siglas en inglés) revela que tres millones de personas permanecen en una situación de hambre aguda (fase 3 de un total de 5), superando las 13,8 millones registradas el año previo. Las cifras indican que la desnutrición infantil mantiene una tendencia al alza y podría impactar a cerca de cuatro millones de niños en los próximos doce meses. El texto del PMA señala que, frente a una reducción continuada en la financiación, el acceso a tratamientos se ha visto comprometido, lo que coloca a numerosos menores en riesgo de fallecimiento al enfrentarse a un invierno que limitará aún más la disponibilidad de comida.

De acuerdo con el PMA, la mayoría de los indicadores advierten de un escenario invernal especialmente conflictivo para los sectores más vulnerables. John Aylieff, director de la organización para Afganistán, aseguró que las alarmas sobre el empeoramiento de la situación humanitaria se han activado desde hace meses y los datos recientes confirman las peores previsiones. Según sus declaraciones recogidas por el medio, sus equipos detectan que muchas familias omiten varias comidas durante días y adoptan medidas extremas para sobrellevar la crisis. La mortalidad infantil aumenta, con riesgo de que esta tendencia empeore durante los meses venideros.

El panorama descrito por el PMA se complica aún más por factores concurrentes. La sequía ha perjudicado a extensas zonas del país, arrasando cultivos y dificultando los medios de subsistencia. La pérdida de empleo, el debilitamiento del tejido económico y la sucesión de seísmos han agravado la situación social y económica de la población. A estos problemas se suma la repatriación forzada desde Pakistán e Irán de 2,5 millones de ciudadanos afganos desde principios de año, muchos en estado de desnutrición al regresar. El director de la organización remarcó que, mientras la crisis social y alimentaria se intensifica, la ayuda humanitaria disponible disminuye y deja a millones de afganos sin el apoyo básico que les permitía enfrentar el hambre. Además, sostuvo la necesidad de que la emergencia humanitaria en Afganistán vuelva a ocupar un espacio destacado en la agenda internacional para que los sectores más necesitados no queden sin asistencia. Respecto a la inminente temporada invernal, Aylieff subrayó que, por primera vez en décadas, el organismo no podrá desplegar una operación de respuesta significativa debido a la falta de recursos. Se necesitan 468 millones de dólares (unos 397 millones de euros) para atender a seis millones de personas durante los próximos meses, según cifras oficiales del PMA recogidas en su comunicado.

Por su parte, la ONG Acción contra el Hambre ha resaltado el impacto de la crisis sobre los más pequeños. La organización calcula que 3,7 millones de menores, en su mayoría por debajo de los cinco años de edad, afrontan condiciones de desnutrición, lo que supone un aumento de 200.000 respecto al año anterior. Entre las principales causas, la entidad identifica la pobreza, aludiendo al análisis que estima que casi el 80% de las familias no puede permitirse alimentos nutritivos para sus hijos. El documento difundido por la ONG también señala las dificultades para acceder a servicios de salud, agravadas por la falta de instalaciones, restricciones de movilidad para las mujeres y trabas para las trabajadoras del sector sanitario, lo que limita el acceso de muchas personas a una asistencia adecuada.

El recorte en la financiación ha obligado al cierre temporal de unidades fundamentales para el tratamiento de la desnutrición aguda grave. En Kabul, una unidad gestionada por Acción contra el Hambre, especializada en atender a más de mil niños con complicaciones severas cada año, tuvo que discontinuar su actividad durante un mes hasta recibir fondos alternativos. Según la ONG, esta situación refleja una problemática extendida por todo el país, donde la pérdida de recursos limita la capacidad de respuesta sanitaria y social ante la emergencia actual.

Acción contra el Hambre agrega que, además de la pobreza estructural y el deterioro en los servicios de salud, Afganistán enfrenta crisis adicionales que dificultan la prevención y el tratamiento de la desnutrición. Entre los riesgos observados por la organización destaca la posibilidad de que las tensiones existentes en las fronteras desemboquen en nuevos conflictos, lo que incrementaría las dificultades para la población ya afectada.

La combinación de recesión económica, reducción de ayuda internacional, crisis medioambientales y desplazamientos forzados coloca al país ante una de las situaciones humanitarias más complejas de las últimas décadas. Según han reportado tanto el PMA como Acción contra el Hambre, la reducción de los fondos internacionales incide de forma directa en la supervivencia de millones de afganos, en especial en la protección de los niños, la preservación de los medios de vida y el acceso a servicios esenciales durante el invierno.

Ambas organizaciones insisten en que la gravedad de la coyuntura actual en Afganistán requiere atención y recursos inmediatos por parte de la comunidad internacional, para evitar un incremento en muertes infantiles, pobreza extrema y exclusión de los servicios básicos fundamentales.