El M23 anuncia que se retirará de una ciudad del este de RDC "a petición de EEUU" tras tomarla días antes

La salida de las fuerzas insurgentes de Uvira, tras apenas cinco días de ocupación y en respuesta a mediadores estadounidenses, busca preservar la seguridad local y facilitar el avance de conversaciones de paz bajo intensa presión internacional y riesgo de nuevas violencias

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El Movimiento 23 de Marzo (M23) y la Alianza Río Congo (AFC) señalaron que no permitirán que las zonas bajo su control se utilicen para actividades armadas contra el gobierno de Burundi, en medio de la llegada de efectivos militares burundeses a la región para apoyar a las fuerzas gubernamentales de la República Democrática del Congo (RDC) en su ofensiva contra grupos rebeldes respaldados por Ruanda, como RED-Tabara. Según reportó Europa Press, esta afirmación se hizo pública dentro del comunicado que acompaña la decisión de replegarse de la ciudad de Uvira, ubicada en la provincia de Kivu Sur, apenas cinco días después de su ocupación, en respuesta a una solicitud oficial de representantes estadounidenses.

De acuerdo con la información de Europa Press, la retirada del M23 y de la AFC de Uvira responde a un pedido formulado en el marco del proceso de diálogos de Doha, mecanismo orientado a relanzar la confianza entre los actores armados y el gobierno central, y a facilitar así pasos concretos hacia la pacificación del este congoleño. El grupo armado remarcó que el movimiento no representa una cesión incondicional, sino una maniobra enmarcada en la protección de la sociedad civil y la estabilidad regional. Además, la AFC detalló que su repliegue será unilateral y sujeto a condiciones, manteniendo sus demandas sobre la desmilitarización de Uvira y la instrumentación de mecanismos internacionales que garanticen la seguridad tanto de la población local como de las principales infraestructuras urbanas.

Europa Press publicó que la AFC denunció intentos de las Fuerzas Armadas congoleñas, junto a milicias Wazalendo y otros aliados, de modificar el actual balance de fuerzas mediante ofensivas militares orientadas no solo a recuperar territorio, sino también a castigar comunidades que identifican como simpatizantes del M23. El comunicado del grupo expresó inquietud ante posibles actos de represalia tras su salida de Uvira, sugiriendo que la administración del área debería quedar bajo control de fuerzas imparciales o de organismos internacionales, para asegurar la integridad de los habitantes y prevenir represalias o nuevos brotes de violencia.

El contexto de esta retirada unilateral también quedó marcado por un aumento en la presión internacional sobre los principales actores del conflicto armado en el este de la RDC. Europa Press consignó que organismos como la Unión Europea, Estados Unidos y varios países de Europa presionaron en las últimas semanas para que se detuvieran las ofensivas atribuidas tanto al M23 como a Ruanda, con hincapié particular en las acciones cercanas a la frontera burundesa. Este llamado a la contención escaló luego de la firma en Washington de un acuerdo entre el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, y su par de Ruanda, Paul Kagame, orientado a acabar con la violencia en la zona limítrofe entre ambos países.

Las negociaciones de paz en Doha comenzaron tras un periodo de ofensiva militar liderada por el M23 y sus aliados en los territorios de Kivu Norte y Kivu Sur, caracterizado por nuevos posicionamientos y el control ocasional de localidades estratégicas. Durante este proceso, las acusaciones cruzadas dominaron la narrativa regional: Kinshasa declaró que Ruanda proporciona apoyo logístico y armamentístico al M23, una imputación rechazada por Kigali, que a su vez sostiene que el gobierno de la RDC respalda a grupos hostiles vinculados a la minoría tutsi en el este del país, según el reporte de Europa Press.

La declaración de la AFC, recogida por Europa Press, insistió en que la retirada no se traduce en el abandono de las exigencias principales del grupo armado, entre las que destacan la instauración de mecanismos internacionales efectivos para proteger a los civiles y las infraestructuras críticas. Además, el comunicado utilizó términos directos al advertir sobre el riesgo de nuevas alteraciones en la seguridad local, especialmente si la ciudad queda bajo el control de actores percibidos como hostiles o carentes de neutralidad.

La situación en la provincia de Kivu Sur se mantiene bajo seguimiento internacional, con observadores atentos a la evolución del repliegue del M23 y a la posible instauración de autoridades neutrales en Uvira. Europa Press señaló que la atención se centra actualmente en la capacidad de implementar las garantías reclamadas por la AFC y en el posible despliegue de misiones internacionales de monitoreo o verificación que respalden un frágil alto el fuego.

El proceso de paz sufre obstáculos derivados de las diferencias persistentes entre los actores involucrados. Europa Press reportó que el desacuerdo gira en torno al futuro de la administración en zonas disputadas, la retirada efectiva de fuerzas beligerantes y la potencial intervención de contingentes extranjeros o regionales. Al mismo tiempo, el refuerzo militar de Burundi en la frontera oriental se vincula con su colaboración con el gobierno de la RDC en operaciones contra formaciones armadas consideradas una amenaza transfronteriza, una situación que complejiza la ya tensa coyuntura geopolítica y militar de la región.

Las semanas previas al anuncio de retirada estuvieron marcadas por enfrentamientos y grandes movimientos de población civil, en medio de la que Europa Press califica como una escalada alimentada por la multiplicidad de intereses estatales, acciones de grupos armados diversos e intervenciones ajenas a la región. Esta confluencia de factores continúa encareciendo la búsqueda de acuerdos duraderos y mantiene en estado de alerta tanto a la comunidad internacional como a los habitantes de zonas afectadas por los desplazamientos y la inseguridad.