Economía (AMP)- Estados Unidos acusa a la UE de "discriminar" a sus empresas y amenaza a firmas como la española Amadeus

Washington evalúa implementar cupos y límites a multinacionales europeas en respuesta a normas aplicadas en Europa, mientras advierte que la situación podría afectar a referentes de servicios y tecnología e impulsar medidas que alteren el equilibrio comercial transatlántico

Guardar

El comunicado publicado por la Comisión Europea subraya la existencia de un acuerdo bilateral que estipula compromisos y un canal de diálogo constante entre Bruselas y Washington, incluso en medio de las fricciones actuales. Según consignó Europa Press, la Comisión ha recalcado que ese foro de diálogo permanece activo y enfatizó la aplicación imparcial de sus normas dentro del espacio económico europeo. Esta postura responde directamente a las crecientes presiones estadounidenses, que han intensificado las advertencias sobre posibles restricciones y contramedidas dirigidas hacia empresas multinacionales europeas, en particular dentro de los sectores de servicios y tecnología, si la Unión Europea mantiene las actuales reglas que rigen el acceso a su mercado.

De acuerdo con la información publicada por Europa Press, la administración de Estados Unidos sostiene que las normativas europeas constituyen prácticas discriminatorias que han restringido la actuación de destacadas compañías norteamericanas, mientras que las multinacionales europeas operarían sin trabas equiparables en territorio estadounidense. El gobierno de Washington ha manifestado, a través de la oficina del representante comercial y mediante publicaciones en la red social X, que está preparado para utilizar cualquier herramienta legal y regulatoria disponible ante lo que califica como barreras comerciales y administrativas impuestas por Europa. Estas advertencias afectan a empresas como Accenture, Capgemini, DHL, Mistral, Publicis, SAP, Siemens, Spotify y especialmente a la española Amadeus.

La tensión, reportó Europa Press, se incrementa en el contexto de una acumulación de reclamaciones por parte del gobierno estadounidense durante años. Washington ha realizado protestas oficiales que, según argumenta, no han encontrado una respuesta acreditada desde Bruselas ni de los gobiernos de los Estados miembro de la Unión Europea. La raíz del desacuerdo, explicó Europa Press, involucra normativas administrativas, tribunales de justicia, cargas fiscales, así como sanciones económicas, medidas que Estados Unidos percibe como obstáculos injustificados para la expansión y el desarrollo de sus principales empresas en territorio comunitario. Mientras tanto, Estados Unidos considera que las compañías de origen europeo no enfrentan restricciones análogas en su mercado, permitiendo un entorno operativo considerado más abierto para esas firmas.

El malestar dentro de la administración estadounidense ha ido en aumento por la ausencia de gestos conciliatorios o avances concretos en las negociaciones comerciales. De acuerdo con Europa Press, voceros del equipo liderado por Jamieson Greer han reiterado la disposición de la Casa Blanca de aplicar represalias económicas directas si la Unión Europea no modifica su marco regulatorio. Esto podría traducirse en cuotas, límites o restricciones adicionales a las operaciones de multinacionales europeas, lo que impactaría a grupos con presencia internacional, muchos de ellos con modelos de negocio basados en la movilidad global y los servicios digitales o logísticos.

Este escenario alcanza a empresas establecidas en países diversos de Europa, trascendiendo grandes conglomerados para afectar también a organizaciones más pequeñas con alta actividad internacional, según reportó Europa Press. Sectores estratégicos para ambas economías, tanto en Europa como en Estados Unidos, quedarían implicados si se materializan las restricciones, y la posible reducción en la actividad de empresas europeas podría transformar el panorama del comercio transatlántico.

Thomas Regnier, portavoz de Soberanía Tecnológica de la Comisión Europea, defendió la postura de la Unión Europea ante las acusaciones. Según declaraciones recogidas por Europa Press, Regnier afirmó que el encuadre normativo europeo persigue un mercado competitivo y transparente, ofreciendo igualdad de condiciones a todas las compañías, sin importar su nacionalidad. Además, insistió en que las regulaciones buscan equilibrar la competencia y salvaguardar los intereses de la ciudadanía europea. La afirmación de Regnier reitera la negativa de Bruselas de discriminar por país de procedencia, remarcando que todas las empresas internacionales están sujetas a los mismos requisitos para operar en la Unión.

El cruce de atribuciones y respuestas entre ambos bloques mantiene la incertidumbre sobre la evolución de los acuerdos bilaterales y la cooperación económica futura. La lista de empresas mencionadas por funcionarios estadounidenses refleja la dimensión de la disputa, abarcando ejemplos emblemáticos de las industrias tecnológicas y de servicios, incluidos tanto grupos estadounidenses como multinacionales de países europeos. En este clima, la administración Trump no ha variado su llamado a la modificación del entorno normativo en Europa, reiterando su disposición de adoptar restricciones sobre firmas europeas si persisten las condiciones que Washington considera un obstáculo injustificado.

Las fuentes de Europa Press reflejan que, aunque Bruselas mantiene abiertos los canales formales de negociación y diálogo, el fondo del desacuerdo reside en la distinta interpretación sobre transparencia, criterios de competencia y prácticas impositivas. Mientras Estados Unidos enfatiza el carácter perjudicial de las políticas europeas para sus empresas, la Unión Europea continúa defendiendo su modelo, insistiendo en la legalidad y legitimidad de sus regulaciones.

Esta pugna ha llevado al centro del debate a compañías de referencia internacional, con especial atención sobre la española Amadeus, que se ha convertido en símbolo de la preocupación estadounidense respecto al trato de firmas extranjeras en el entorno comunitario. Tanto desde Washington como desde Bruselas, los portavoces han dejado claro que el conflicto impacta no solo a grandes multinacionales, sino también a pequeñas y medianas empresas dependientes de la estabilidad en las reglas del comercio transatlántico.

El impacto potencial de nuevas restricciones o cupos en Estados Unidos, reportó Europa Press, supondría un entorno menos predecible para las operaciones de empresas europeas y estadounidenses, en especial en ámbitos tecnológicos y logísticos ampliamente internacionalizados. El seguimiento de las negociaciones y eventuales medidas dictará el futuro de la cooperación y el comercio entre ambas potencias económicas, con consecuencias que podrían afectar a una amplia variedad de compañías y sectores estratégicos a ambos lados del Atlántico.