
José Antonio Kast, identificado por su admiración abierta al régimen de Augusto Pinochet y frecuentemente asociado con posturas ultraconservadoras, ha cimentado su llegada a la presidencia de Chile en su tercera candidatura tras captar el respaldo de un sector social que expresó descontento con la situación actual del país. De acuerdo con la información difundida por Europa Press, Kast obtuvo la victoria en la segunda vuelta electoral al vencer a Jeannette Jara, representante del sector progresista, en una jornada que marca el retorno de un discurso afín al legado pinochetista al Palacio de La Moneda y representa la primera vez que la ultraderecha chilena logra acceder al gobierno por medio de elecciones democráticas.
La propuesta programática de Kast, según detalló Europa Press, se sustenta en líneas maestras que recuerdan las promesas del propio Pinochet: restaurar el orden, aplicar mano dura, defender valores tradicionales y reivindicar un “hacer grande al país otra vez” que conecta con tendencias similares al trumpismo estadounidense. El medio señaló que la polarización fue el sello distintivo de esta campaña presidencial, donde ambos aspirantes recurrieron al temor como arma política para movilizar votantes; Kast, con la amenaza del comunismo pese a que Jara no representa al perfil que él denunció, y los sectores progresistas, enfatizando el riesgo de una vuelta a prácticas dictatoriales.
El triunfo de Kast forma parte de un fenómeno más amplio que detecta Europa Press en América Latina, en la que el crecimiento de movimientos ultraconservadores se ha evidenciado de manera sostenida en los últimos años. Algunos casos puntuales en la región podrían presentar giros electorales en el futuro próximo, como en Brasil o Colombia, sumándose a un contexto regional en el que, según expone la agencia, la presión de Estados Unidos sobre países como Venezuela sigue latente, con ofertas de créditos y respaldo político ligados a orientaciones de voto.
La elección de Kast se explica, en buena medida, por su capacidad para canalizar el voto de sectores que manifiestan insatisfacción frente a la inseguridad, la dificultad para acceder a mejores condiciones económicas y la percepción de una crisis migratoria. Europa Press reportó que un 58 por ciento del electorado optó por la promesa de un “gobierno de emergencia” que busca revertir una sensación de descontrol, aunque las cifras oficiales sobre delitos no necesariamente respaldan la idea generalizada de aumento de la criminalidad.
El ascenso de Kast, sin embargo, enfrenta límites institucionales relevantes. Europa Press subrayó que tendrá que negociar con un Congreso fragmentado, cuya composición lo obliga a suavizar su discurso y ajustar sus ambiciones programáticas si pretende avanzar en su agenda. Durante los últimos años, el nuevo presidente ya mostró señales de moderación, aunque su trayectoria política y personal pone de relieve vínculos persistentes con la ultraderecha y una visión crítica de los procesos democráticos vividos por el país.
Europa Press recordó que Kast no ha logrado distanciarse completamente del pasado de su familia: es hijo de Michael Kast, quien fuera miembro del partido nazi y emigró a América Latina tras la Segunda Guerra Mundial, aprovechando la protección que ofrecieron ciertas dictaduras. Michael Kast se instaló en Chile y prosperó oponiéndose a gobiernos democráticos como el de Salvador Allende, mientras que uno de sus otros hijos, Miguel Kast, integró el grupo de economistas conocidos como los 'Chicago Boys', clave en la implementación de políticas neoliberales durante la dictadura pinochetista. Durante aquellos años, Miguel Kast se desempeñó también como ministro.
José Antonio Kast inició su carrera política vinculado a corrientes conservadoras y, antes de formalizar la fundación del Partido Republicano en 2019, llevó adelante campañas en defensa de la permanencia de Pinochet, incluyendo su participación en el referéndum de 1988. Europa Press puntualizó que en 2017, cuando lanzó su primera candidatura presidencial, Kast llegó a manifestar abiertamente que, de poder hacerlo, habría votado por el dictador. El medio también destacó que Kast evita calificar como dictadura la etapa pinochetista, caracterizando ciertos aspectos de ese período como “rescatables”, a pesar del saldo de cerca de 40.000 víctimas entre casos de tortura, prisión, asesinatos y desapariciones.
Su plataforma actual, según publicó Europa Press, incluye un rechazo firme al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, además de adoptar posturas duras contra la inmigración, alineadas con tendencias trumpistas. Entre sus principales propuestas figura el cierre de fronteras, la deportación masiva de migrantes y la creación de cuerpos policiales dedicados a controlar el flujo migratorio, siguiendo el modelo estadounidense.
La reciente victoria electoral de Kast ocurre dentro de una coyuntura marcada por el auge de liderazgos conservadores en distintos países de América Latina y una sociedad chilena dividida, en la que las narrativas del miedo y la polarización dominan los debates públicos. Aunque el entorno político obliga a moderar sus propuestas y buscar acuerdos en un parlamento diverso, Kast ha consolidado una corriente ideológica que busca reconfigurar la dirección política de Chile, reeditando planteamientos y símbolos del pasado reciente, tal como ha documentado Europa Press.

