El príncipe heredero saudí recibe en Riad al jefe del Ejército de Sudán para abordar la guerra con las RSF

Autoridades saudíes y sudanesas analizan alternativas para avanzar hacia un alto el fuego en el país africano, mientras la comunidad internacional advierte sobre el agravamiento de la crisis humanitaria y la falta de acceso a servicios básicos para la población

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Integrantes del llamado Cuarteto para Sudán, compuesto por Arabia Saudí, Estados Unidos, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, solicitaron recientemente un alto el fuego en el país africano, pero el gobierno de Jartum rechazó la mediación de Abú Dabi por su apoyo a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el conflicto. Esta situación, reportada por la agencia estatal saudí de noticias SPA y difundida por la prensa internacional, revela la complejidad diplomática y el bloqueo en las negociaciones para poner fin a la crisis, mientras la población civil enfrenta las consecuencias devastadoras de una guerra que se prolonga desde abril de 2023.

De acuerdo con lo informado por la agencia SPA y otros medios, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, mantuvo un encuentro en Riad con Abdelfatá al Burhan, el máximo jefe del Ejército sudanés y presidente del Consejo Soberano de Transición. La reunión, realizada en el Palacio Al Yamama, tuvo como eje central el análisis de la situación en Sudán y la búsqueda de salidas que permitan garantizar la seguridad y la estabilidad en el territorio. Arabia Saudí ha asumido un papel protagonista en los esfuerzos diplomáticos para resolver el conflicto, impulsando contactos directos entre líderes y organizando rondas de diálogo con las facciones implicadas en la guerra civil.

Varios ministros clave acompañaron al príncipe heredero durante su encuentro con Al Burhan, incluidos los titulares de Defensa, Jalid bin Salmán; Exteriores, Faisal bin Farhan; y Finanzas, Mohamed al Yadaan. La composición de la delegación saudí da cuenta, según SPA, de la importancia estratégica que el reino otorga a la resolución de la crisis sudanesa. Arabia Saudí ya había hospedado en mayo de 2023 una cumbre que concluyó con la firma de una declaración por parte de las partes en conflicto. Aunque aquel documento sentó las bases para contener la violencia, su implementación fue incompleta y no logró convertirse en un acuerdo más duradero.

La guerra entre las Fuerzas Armadas de Sudán y las RSF se originó tras desacuerdos profundos relacionados con el intento de incorporar al grupo paramilitar dentro del Ejército regular. Las tensiones derivadas de este proceso agravaron una transición que ya resultaba frágil tras el derrocamiento en 2019 del presidente Omar Hasán al Bashir y que se deterioró todavía más después del golpe de Estado de 2021 contra el entonces primer ministro, Abdalá Hamdok. El medio SPA detalló que este conflicto ha atraído la intervención de diferentes países, algunos de los cuales respaldan de manera abierta a las diferentes facciones, lo que ha incrementado la inestabilidad y dificultado los avances hacia la paz.

La extensión de la guerra civil ha provocado una emergencia humanitaria de gran magnitud en Sudán. Millones de personas han quedado desplazadas o han buscado refugio fuera de las fronteras, mientras se multiplican las alertas internacionales por la expansión de enfermedades transmisibles y las afectaciones a infraestructuras esenciales, como hospitales y sistemas de distribución de agua y alimentos. Organizaciones y gobiernos señalan que estas condiciones impiden que cientos de miles de afectados reciban la asistencia necesaria y contribuyen al deterioro de la situación sanitaria y social en el país.

Analistas y agencias humanitarias coinciden en que la falta de acceso a servicios básicos, incluida la atención médica, la educación y el suministro de recursos vitales, representa un riesgo grave para la supervivencia de la población. La posibilidad de que continúe la guerra o se intensifiquen las hostilidades mantiene en vilo tanto a la comunidad internacional como a los propios ciudadanos sudaneses. Según publicó la agencia SPA, los responsables saudíes reiteran su disposición a facilitar diálogos entre las partes y reforzar los mecanismos multilaterales de mediación, aunque reconocen que la división en el seno de la sociedad sudanesa, sumada al influjo de actores regionales, complica la consecución de un pacto estable.

Estos esfuerzos diplomáticos coinciden con el aumento de presiones de parte de Naciones Unidas, organizaciones internacionales y países aliados para que se establezcan corredores humanitarios seguros y se garantice el ingreso de ayuda. Al mismo tiempo, voceros oficiales sudaneses insisten en rechazar todo proceso de mediación en el que emiratos árabes tengan un rol, argumentando un alineamiento parcial de Abu Dabi con las RSF, lo que, agregan, obstaculiza la posibilidad de una negociación equitativa entre los frentes armados.

El tablero internacional mantiene su foco puesto en las alternativas que permiten encaminar negociaciones bajo el paraguas de potencias como Arabia Saudí y Egipto, a la vez que intenta amortiguar los impactos directos del conflicto. Mientras no se alcance consenso entre las partes y no se activen mecanismos efectivos de supervisión, los desplazamientos de la población y los problemas de salud pública generan preocupación creciente entre las principales agencias de cooperación y los actores diplomáticos involucrados, según reportó la agencia estatal saudí SPA.