
Durante los días recientes, la revisión de 2.773 actas electorales consideradas irregulares se ha convertido en el eje central de la controversia poselectoral en Honduras, mientras diversos sectores sociales se mantienen atentos al desenlace de este escrutinio. El Consejo Nacional Electoral (CNE) enfrenta una presión creciente ante las exigencias de transparencia y la demanda de aclarar cualquier irregularidad en los resultados presidenciales. Según informó la prensa hondureña, la revisión de estos documentos surge a raíz de denuncias ampliamente difundidas y sostiene la tensión institucional y social que domina el país.
El principal hecho de esta coyuntura es el rechazo declarado del partido Libertad y Refundación (LIBRE) al resultado preliminar emitido por el CNE, acción a la que la organización añade el llamado a la movilización popular exigiendo una auditoría total de los votos y actas. Tal como reportaron los medios hondureños, en una asamblea extraordinaria los portavoces de LIBRE manifestaron su rechazo a la validez política y moral de los datos oficiales, instando a las masas a defender en las calles la necesidad de un conteo íntegro y transparente.
De acuerdo con lo publicado por la prensa nacional, el escenario político se polarizó significativamente luego de que el CNE otorgó a Nasry Asfura, representante del Partido Nacional, una ventaja con el 40,52 por ciento de los sufragios, seguido por Salvador Nasralla, candidato liberal, quien obtuvo el 39,20 por ciento. Esta diferencia estrecha ha potenciado la disputa sobre la legitimidad del resultado y reafirma la importancia del proceso de revisión de las actas observadas, pues el sistema legal determina que quien alcance la mayoría asumirá la presidencia.
Las posturas de LIBRE apuntaron hacia una reinstauración de la lógica bipartidista dentro del sistema político, en contraste con la expectativa de una contienda entre modelos alternativos de Estado. Así lo recogió la cobertura de los medios nacionales, señalando que esta percepción profundiza la desconfianza en las instituciones y mantiene la tensión de la polarización política.
El entorno económico y social también adquirió relevancia a partir de las denuncias planteadas por LIBRE sobre supuestas presiones externas en el proceso electoral. Voceros del partido identificaron a Estados Unidos como un actor central, especificando posibles amenazas vinculadas al flujo de remesas, elemento que posee alto impacto en la economía de numerosas familias hondureñas. Según reportó la prensa nacional, LIBRE sostiene que esta presión habría influido tanto en la decisión del electorado como en la atmósfera social general.
En ese mismo sentido, la presidenta saliente, Xiomara Castro, afirmó en declaraciones recogidas por medios hondureños que la administración de Donald Trump incumplió principios constitucionales fundamentales, aludiendo a la injerencia foránea en la soberanía nacional. Castro aseguró: “Violó el principio más sagrado de nuestra Constitución: la soberanía reside en el pueblo, exclusivamente en el pueblo hondureño”.
La cobertura mediática del proceso electoral fue objeto de severas objeciones por parte de LIBRE. En su manifiesto, difundido por diversos medios, la organización calificó al tratamiento informativo y al debate sobre las remesas como parte de una “guerra mediática sin precedentes”. Los portavoces oficialistas argumentaron que la conjunción de estos factores pudo alterar la percepción y las actitudes de grandes segmentos del electorado, lo que refuerza el reclamo de un escrutinio claro y supervisado en todas sus instancias.
Organizaciones civiles y grupos de la oposición coincidieron con el planteo de LIBRE al respaldar la petición de una auditoría integral de los resultados. Según destacó la prensa local, representantes de estas plataformas recalcan que la fiscalización minuciosa y pública de cada acta se percibe como imprescindible para recuperar la confianza ciudadana en la democracia y las instituciones electorales. En las calles de varias ciudades del país las manifestaciones tomaron la consigna “voto por voto, acta por acta”, reclamando la revisión total ante los ojos de la ciudadanía.
El desarrollo de la crisis institucional también se refleja en bloqueos de carreteras y diferentes concentraciones públicas, que expresan el descontento de amplias franjas sociales ante la incertidumbre que rodea al escrutinio presidencial. Según consignó el medio hondureño de referencia, la exigencia de soluciones transparentes y rápidas al CNE no proviene únicamente de los simpatizantes de LIBRE, sino que atraviesa a una amplia gama de sectores sociales para quienes la transparencia es indispensable antes de aceptar una adjudicación definitiva de la presidencia.
El Consejo Nacional Electoral tiene bajo su responsabilidad la resolución de cientos de actas en disputa, mientras distintos actores de la sociedad civil, políticos y ciudadanos en general se mantienen atentos a la publicación de los resultados finales. La estabilidad política del país y la aceptación del nuevo gobierno dependen del desenlace de este proceso, según reflejaron los principales medios nacionales.
LIBRE reiteró públicamente que no reconocerá ninguna proclamación proveniente de los datos preliminares difundidos y anunció que, de persistir este estado de cosas, desarrollará su labor opositora desde una postura “firme, ética y popular”, como señalaron sus voceros en declaraciones reproducidas por la prensa.
La persistencia de la incertidumbre y las tensiones en Honduras se vincula directamente al resultado de la revisión pendiente de las actas observadas. Voces de la sociedad civil recogidas por los medios han expresado que la normalización política e institucional está condicionada al modo en que culmine este proceso de auditoría electoral, clave para la credibilidad de las autoridades y el sistema político. Según información de la prensa hondureña, la demanda por transparencia y fiscalización total domina el debate y deja en evidencia el reto que enfrenta el CNE para responder a las demandas ciudadanas y fortalecer la confianza en las instituciones democráticas.


