El MITECO aprueba las obras de restauración dunar en seis áreas del norte de La Manga del Mar Menor

Con respaldo financiero europeo, la administración nacional inicia un ambicioso plan para recuperar ecosistemas costeros en San Javier, favoreciendo la biodiversidad local y protegiendo especies vegetales en peligro frente al avance urbanístico y la proliferación de flora invasora

Guardar

La esparraguera del Mar Menor (Asparagus macrorrhizus), catalogada desde abril de 2023 como una especie “en peligro de extinción” dentro del Catálogo Español de Especies Amenazadas, figura entre las especies vegetales que serán incluidas en el proceso de restauración ambiental que impulsa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). Esta iniciativa se centrará en la recuperación de los hábitats dunares situados entre el Canal del Estacio y Veneziola, dentro del término municipal de San Javier, respondiendo a la presión urbanística y a la proliferación de vegetación invasora que amenazan la biodiversidad local. Según consignó el medio, el proyecto busca especialmente conservar los valores naturales de esta franja costera y proteger las especies autóctonas más vulnerables.

El medio informó que la Dirección General de la Costa y el Mar, dependiente del MITECO, ha encargado la ejecución de la Fase I de la restauración de dunas, que intervendrá sobre seis áreas características del norte de La Manga del Mar Menor. El presupuesto destinado alcanza los 210.000 euros, provenientes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, y se desplegará en un periodo de ocho meses. Estas acciones se integran en la Línea 3.2 del Marco de Actuaciones Prioritarias para Recuperar el Mar Menor (MAPMM), priorizando la eliminación de especies invasoras, como la uña de gato (Carpobrotus edulis), que afectan a la flora originaria de la región.

De acuerdo con la información publicada, el proyecto incluye la recuperación de una extensión significativa donde abundan plantas invasoras, restaurando los hábitats naturales y seminaturales mediante la introducción de especies propias del ecosistema dunar. Entre las especies que se introducirán figuran, además de la esparraguera, el hinojo marino (Crithmum maritimum), la campanilla de mar (Calystegia soldanella) y la azucena de mar (Pancratium maritimum). La elección de estas plantas responde a su importancia para mantener el equilibrio ecológico y sedimentario de la costa, así como para atenuar la erosión marina gracias al efecto de reserva de arena que ejercen las dunas sobre las playas.

El medio detalló que para favorecer la regeneración vegetal y evitar daños provocados por el paso de personas y vehículos, se instalará un vallado perimetral compuesto por postes de madera y cuerdas. La protección física de las áreas rehabilitadas constituye una medida clave para asegurar el éxito en la recuperación de los sistemas dunares. Además, el MITECO implementará barreras de captación de arena en distintas zonas y reforzará las comunidades vegetales existentes, creando nuevas bandas de vegetación que amplíen la superficie de las dunas y aumenten su resistencia ante futuras perturbaciones.

Según el medio, los trabajos de erradicación de flora exótica serán periódicos, repitiéndose de forma constante cada cuatro meses durante al menos cuatro años, ya que las especies invasoras suelen mostrar una capacidad elevada de recolonización. Este seguimiento continuado permitirá mantener bajo control la presencia de especies no autóctonas, favoreciendo así la consolidación de las comunidades vegetales recuperadas.

El área de actuación quedó dividida en seis zonas de extensión variable. Dos de ellas se sitúan en la vertiente mediterránea, comprendiendo la Ensenada del Esparto Sur y Norte, mientras que las otras cuatro corresponden al frente del Mar Menor: Playa Chica y Veneziola (Sur, Centro y Norte). Estas zonas incluyen bandas paralelas a la línea de costa, ocupadas por distintos tipos de vegetación acorde a su proximidad al mar, lo que permite adaptar las estrategias de restauración a las características particulares de cada tramo dunar.

Reportó el medio que allí donde permanecen sistemas dunares bien conservados, la estrategia se centra en reforzar las comunidades vegetales existentes, mientras que en los tramos más degradados se optará por crear nuevas franjas de vegetación con especies autóctonas. El refuerzo o ampliación de estos hábitats vegetales pretende incrementar la capacidad de resiliencia frente a perturbaciones naturales y antrópicas en un contexto de fuerte presión urbanística sobre la costa.

Dentro de las acciones previstas figura la demolición y retirada de estructuras de hormigón, así como la limpieza de escombros detectados en algunas de las zonas seleccionadas. Esta intervención busca restituir las condiciones naturales originales del espacio dunar y evitar que la presencia de residuos o elementos artificiales frene la recuperación ecológica.

El medio precisó que la esparraguera del Mar Menor enfrenta una situación especialmente delicada, ya que la mayor parte de su distribución conocida se ubica en suelos catalogados como urbanizables, ajenos al dominio público marítimo terrestre y fuera de la correspondiente zona de servidumbre. El principal factor de amenaza para esta especie radica en la transformación urbana del litoral, lo que justifica la intervención dirigido a salvaguardar tanto el hábitat como la población de este endemismo.

Todas estas actuaciones responden al objetivo de restaurar y asegurar la persistencia de los ecosistemas costeros característicos de La Manga del Mar Menor, actuando frente a los procesos de degradación derivados tanto de la urbanización como de la invasión de especies exóticas. El respaldo financiero europeo, canalizado mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, permite desarrollar intervenciones estructurales de alcance, orientadas a la recuperación medioambiental y la protección de la biodiversidad local.