Durante una reciente visita a Minsk, el enviado especial de Estados Unidos, John Coale, señaló la posibilidad de nuevos avances diplomáticos si Bielorrusia mantiene pasos favorables en las negociaciones sobre la liberación de presos políticos, anticipando también la progresiva retirada de más sanciones. Según publicó la agencia oficial bielorrusa Belta y tal como reportó el medio, el gobierno estadounidense ha anunciado el levantamiento inmediato de las sanciones que afectan a las exportaciones de potasa procedentes de Bielorrusia, medida adoptada directamente por decisión del presidente Donald Trump.
La potasa representa una de las mayores fuentes de ingresos para la economía bielorrusa. El levantamiento de estas restricciones constituye un importante incentivo comercial que Washington utiliza como instrumento para alentar la continuación de negociaciones sobre derechos humanos en el país, sumando presión sobre el Ejecutivo encabezado por Alexander Lukashenko, aliado de Moscú. Según detalló la agencia Belta, Coale informó tras reunirse con Lukashenko que la revocación de las sanciones busca propiciar un ambiente más favorable para la resolución de temas bilaterales pendientes y la normalización de las relaciones entre ambos países.
Según las declaraciones atribuidas a John Coale por la agencia Belta, la medida adoptada por la Casa Blanca entra en vigor de inmediato. "Me parece un buen paso. Vamos a levantarlas ahora mismo", declaró el funcionario estadounidense luego del encuentro con el mandatario bielorruso. Coale subrayó que el avance en la liberación de presos políticos es clave para que continúe el proceso de suspensión y eventual retiro de otras sanciones económicas y diplomáticas: "A medida que las relaciones entre ambos países se normalicen, se levantarán cada vez más sanciones", aseguró.
El medio oficial precisó que este anuncio forma parte de un acercamiento sin precedentes entre la Casa Blanca y el gobierno de Lukashenko, que hasta el momento mantuvo relaciones distantes con Occidente desde los comicios presidenciales y la represión posterior de manifestaciones populares. La decisión tiene el propósito manifiesto de generar confianza mutua y abrir una ventana de diálogo sobre derechos fundamentales y libertades civiles, materia en la que la administración estadounidense ha estado presionando reiteradamente a Bielorrusia desde años atrás.
Estados Unidos había impuesto sanciones contra la exportación de potasa bielorrusa como respuesta a las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos y la falta de apertura política en el país. Este mineral constituye un producto crítico de exportación para Bielorrusia, y la restricción había afectado de modo significativo los ingresos del gobierno y al sector privado vinculado a este recurso. El levantamiento inmediato anunciado supone un alivio económico para Minsk al tiempo que introduce una clara señal política dirigida al liderazgo de Lukashenko.
Según el reporte de Belta, el enviado estadounidense condicionó posteriores revisiones al régimen de sanciones al desarrollo positivo de las negociaciones enfocadas en la liberación de los presos políticos que continúan detenidos en prisiones bielorrusas. Si bien desde el Ejecutivo de Minsk aún no se han dado detalles sobre medidas concretas tras el anuncio, el gesto de Washington fue interpretado como un incentivo para que el gobierno local avance hacia una posible apertura y reforma en materia de derechos humanos.
La agencia oficial bielorrusa puntualizó que este movimiento diplomático ha causado expectación tanto entre observadores internacionales como en el propio entorno político bielorruso, dado el impacto económico directo en uno de los sectores clave del país y el posible efecto dominó en el proceso de acercamiento y normalización de vínculos bilaterales.
Durante la reunión con Lukashenko, el enviado estadounidense insistió en que el levantamiento de nuevas restricciones dependerá en gran parte del seguimiento y cumplimiento de los compromisos adquiridos durante las negociaciones. La Casa Blanca, según relató Belta, valora las gestiones realizadas hasta el momento y recalca la importancia de mantener el diálogo abierto, sin descartar la posibilidad de adoptar futuras medidas en función del desarrollo de los acontecimientos.
