Muere el arquitecto Frank Gehry a los 96 años, el diseñador del Museo Guggenheim de Bilbao

Considerado uno de los grandes renovadores de su disciplina, el canadiense-estadounidense fue reconocido por revolucionar el urbanismo mundial con diseños icónicos y recibió numerosos galardones internacionales durante más de cinco décadas de carrera, según el New York Times

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La presencia de Frank Gehry fue clave en la transformación de espacios urbanos en tres continentes, con intervenciones que alteraron el paisaje visual desde Bilbao hasta Hong Kong y de Los Ángeles a Berlín. Su participación en proyectos recientes incluyó la torre residencial Opus en Hong Kong, el diseño del Memorial Eisenhower en Washington y aportes al campus de Facebook en Menlo Park. Según detalló el New York Times, Gehry dejó de existir a los 96 años en su domicilio de Santa Mónica, California, luego de enfrentar una breve enfermedad respiratoria, como informó su jefa de gabinete. Este deceso marca el cierre de una carrera que redefinió las posibilidades de la arquitectura mundial.

La expansión de la obra de Gehry abarcó más de cincuenta años y abarcó América, Europa y Asia, consolidando su estudio Frank O. Gehry and Associates, radicado en Los Ángeles desde 1962, como un escenario decisivo en la producción de arquitectura contemporánea, según consignó el New York Times. El despacho forjó más de cien proyectos, incluyendo museos, auditorios y torres, muchos caracterizados como hitos de referencia por su originalidad y por la manera en que propusieron alternativas formales ajenas a lo tradicional. Su legado incluye estructuras reconocibles por el uso de materiales innovadores y la ruptura de líneas convencionales.

La formación de Gehry se remonta a sus años de juventud en Toronto, ciudad donde nació en 1929. La migración familiar a Los Ángeles en 1947 precedió a su obtención del título en la Universidad de Baja California en 1954. El New York Times detalló que Gehry inició su vida laboral en el estudio de Victor Gruen, conocido por su papel en el desarrollo de centros comerciales modernos, y posteriormente amplió estudios de urbanismo en Harvard. Un breve estadía en París en 1961 lo llevó a trabajar junto a André Rémondet, tras lo cual estableció su propio taller en California. Allí forjaba un enfoque experimental que, con el paso de los años, lo ubicaría entre los principales exponentes de la vanguardia internacional.

El reconocimiento global llegó con el Museo Guggenheim de Bilbao, inaugurado en 1997, que según el New York Times, modificó el panorama arquitectónico internacional. La estructura revestida en placas de titanio alteró la imagen de la ciudad y figuran como ejemplo del deconstructivismo, corriente que desde fines de los años ochenta asoció a Gehry con volumetrías fragmentadas y rupturas formales que escapaban a la linealidad habitual. El edificio fue citado como símbolo de la ciudad vasca y transformó el modo de concebir museos en todo el mundo.

Fuera de Bilbao, el portafolio de Gehry incluye la Casa Danzante en Praga (Nationale-Nederlanden, 1996), el Museo Aeroespacial de California (1984), el Vitra Design Museum en Alemania (1989), el Museo Frederick Weisman en Minneapolis (1993) y la sede del Banco DZ en Berlín (1998). Según informó el New York Times, en España también diseñó la bodega del Marqués de Riscal en Elciego, La Rioja, proyecto que en 2006 llevó la arquitectura de vanguardia al entorno de los viñedos alaveses. A esta lista se suman trabajos como la Torre de Sagrera en Barcelona, confirmando su huella en la península ibérica.

Durante la década de 1970, Gehry dedicó esfuerzos a la experimentación con materiales industriales menos habituales en la construcción, como el cartón, con la serie de muebles Easy Edges, compuesta por catorce piezas asequibles. Posteriormente elaboró la colección Experimental Edges, contribuyendo a la renovación conceptual del diseño de mobiliario y ampliando los alcances de su creatividad, como recopiló el New York Times. Esta faceta muestra cómo el interés de Gehry por investigar nuevas posibilidades estéticas abarcó desde el objeto cotidiano hasta el gran edificio.

En la lista de trabajos internacionales se encuentran edificios relevantes como el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles (2003), el Centro Stata del Instituto Tecnológico de Massachusetts (2003), el Centro Maggie’s Dundee en Escocia (2003) y el Museo para la Fundación Louis Vuitton en París. El New York Times relató también que Gehry intervino en la rehabilitación del parque Mayer y el Teatro Capitolio en Lisboa y diseñó su primer parque infantil para The Battery en Nueva York. Su visión a largo plazo se extendió igualmente al Museo Guggenheim de Abu Dabi (2006), el pabellón para la Serpentine Gallery en Hyde Park, Londres (2008), junto con proyectos en Asia, como la torre Opus de Hong Kong, y una torre residencial en Berlín destinada a ser el edificio más alto de la ciudad.

La dimensión académica y honorífica de Gehry alcanzó alcances internacionales, habiendo recibido más de cien galardones a lo largo de su vida. El medio estadounidense destacó premios tales como el Arnold W. Brunner Memorial Prize (Estados Unidos, 1977), el Premio Pritzker (1989), el Wolf de las Artes (Israel, 1992), el Praemium Imperiale (Japón, 1992), el Dorothy and Lillian Gish (1994), el Friedrich Kiesler (Austria, 1998), el Twenty-Five Year Award del Instituto Americano de Arquitectos (2012), la Medalla Nacional de las Artes de Estados Unidos (1998), la Medalla Lotos al Mérito (1999), la Medalla de Oro del Instituto Americano de Arquitectos (1999) y la Real Medalla de Oro concedida por la monarquía británica en 2000.

La trascendencia de Gehry motivó la aparición de monografías especializadas y el documental "Sketches of Frank Gehry", dirigido por Sydney Pollack y estrenado en Cannes en 2006, según resaltó el New York Times. Su rol en la promoción de la arquitectura contemporánea incluyó participaciones como jurado en el Premio Pritzker y su integración a instituciones como la Academia Americana de las Artes y las Letras, la Academia Nacional de Diseño de Estados Unidos y la Real Academia de las Artes.

El New York Times subrayó que la perspectiva innovadora y la producción vasta de Frank Gehry han dejado una huella que modificó la percepción y la experiencia de los espacios urbanos en numerosos escenarios del mundo. Su fallecimiento representa el final de una trayectoria que, durante más de cinco décadas, alteró las bases del urbanismo y la arquitectura a través de obras y propuestas conceptuales que aún generan impacto en la disciplina.