Los talibán denuncian nuevos ataques lanzados desde Pakistán a territorio afgano

Autoridades afganas advirtieron que tomarán represalias si continúan las incursiones militares cerca de la frontera, en un clima de elevada tensión y recrudecimiento de hostilidades tras enfrentamientos recientes y bombardeos que ambas partes atribuyen al enemigo

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Las tensiones se han intensificado en la frontera entre Afganistán y Pakistán después del bombardeo paquistaní contra objetivos en territorio afgano, que, según fuentes citadas por Europa Press, buscaban eliminar a Nur Wali Mehsud, líder del grupo armado Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP). El ataque, del que Mehsud habría salido ileso, desencadenó una rápida respuesta por parte de fuerzas afganas y marcó el comienzo de una nueva escalada de enfrentamientos en la región fronteriza, pese a los intentos previos de establecer un cese al fuego.

De acuerdo con Europa Press, las autoridades afganas han reiterado que mantendrán la defensa de las zonas bajo su control y tomaron una posición de advertencia ante futuras acciones militares de Pakistán cerca de la línea divisoria. Representantes del Emirato Islámico han alertado que cualquier incursión hostil del país vecino recibirá una respuesta inmediata. Esta advertencia se lanzó en un contexto marcado por la volatilidad, con brotes repetidos de violencia armada a lo largo de la frontera tras un periodo de aparente calma que resultó breve.

El medio Europa Press detalló que el último de estos episodios ocurrió cuando Zabehulá Muyahid, portavoz oficial afgano, informó a través de la red social X que fuerzas paquistaníes cruzaron al distrito de Spin Boldak, en la provincia de Kandahar, donde fueron repelidas por unidades afganas. Islamabad no ha emitido comentarios públicos sobre esta denuncia ni sobre las acciones recientes registradas en la zona en disputa.

Según publicó Europa Press, la secuencia de enfrentamientos se incrementó a raíz del bombardeo paquistaní, cuyo objetivo declarado era destruir refugios y bases logísticas asociadas al TTP, grupo insurgente calificado por Pakistán como responsable de un aumento de ataques dentro de sus fronteras. El gobierno afgano rechaza de manera categórica estas operaciones y sostiene que cualquier ataque contra su territorio constituye una violación de su soberanía nacional. Además, Kabul exige la interrupción inmediata de las acciones militares extranjeras y aboga públicamente por resolver las diferencias a través del diálogo diplomático y el respeto al principio de no injerencia militar.

El ciclo de hostilidades involucró un alto el fuego alcanzado tras los incidentes iniciales, pero la tranquilidad resultó insostenible y los enfrentamientos se reanudaron pocos días después. Ambas partes realizaron rondas negociadoras para intentar contener la escalada, aunque ninguna de estas gestiones, de acuerdo con el reporte de Europa Press, ha derivado en acuerdos efectivos ni en una reducción significativa de los riesgos que acompañan la actual situación de inestabilidad.

Europa Press consignó que la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán se ha consolidado como un epicentro histórico de tensión, escenario de disputas persistentes intercaladas por breves periodos de distensión. El resurgimiento del gobierno talibán en Kabul y el fortalecimiento del TTP han añadido complejidad a un entorno ya marcado por la desconfianza mutua y la falta de soluciones integrales.

En este contexto, las partes han intercambiado diferentes acusaciones. Pakistán ha extendido sus señalamientos a la India, sugiriendo que Nueva Delhi ofrecería apoyo logístico o político al TTP. Tanto las autoridades indias como afganas han rechazado dichas alegaciones y han negado cualquier vínculo con ese grupo armado, según especificó Europa Press.

Los portavoces del Ejecutivo talibán han manifestado inquietud por el incremento de incidentes violentos en los últimos meses, mientras que representantes de ambos países han reiterado públicamente su deseo de abordar los conflictos de seguridad mediante negociaciones. No obstante, los intentos de desescalar la crisis no han logrado mitigar el riesgo de nuevos brotes violentos, ni han producido avances significativos en la construcción de mecanismos de cooperación o consulta bilateral.

Según la cobertura de Europa Press, Islamabad mantiene una política de silencio respecto de las últimas acusaciones emitidas desde Kabul y no ha presentado declaraciones oficiales sobre los incidentes. En contraste, el gobierno talibán insiste en la defensa activa de su integridad territorial y sostiene que cualquier nueva operación lanzada desde el exterior motivará una reacción proporcional.

El foco de la disputa se mantiene principalmente en torno al papel del TTP, identificado por Pakistán como un actor desestabilizador, cuya presencia en Afganistán se ha convertido en una de las principales justificaciones utilizadas por Islamabad para sus intervenciones militares selectivas más allá de su frontera. Según el mismo medio, Kabul cuestiona la legitimidad de estas acciones y exige garantías sobre el respeto de la soberanía afgana como punto de partida para cualquier iniciativa diplomática futura.

La persistencia de estos enfrentamientos y la ausencia de una solución negociada contribuyen a reforzar la percepción de la frontera entre ambos países como una de las zonas más sensibles y expuestas del sur de Asia. Europa Press señala que la complexidad de los factores históricos y políticos, sumada al estado actual de la relación bilateral, anticipa la posibilidad de que incidentes y respuestas militares de carácter recíproco sigan ocurriendo, en la medida en que no existan consensos sólidos o mecanismos eficaces de resolución de conflictos.