
Alfonso Morales, secretario general de RTVE, expuso ante la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que las actuales condiciones del Festival de Eurovisión “hacen cada vez más difícil mantener Eurovisión como un evento cultural neutral”. Según el comunicado de RTVE publicado y ampliado por diversos medios, la corporación basa su salida de la competición en la preocupación ante la “utilización del certamen para objetivos políticos” por parte de Israel y en el impacto de la situación en la Franja de Gaza, argumentando que ambos factores comprometen gravemente los principios fundacionales del certamen europeo. La confirmación de la participación israelí en la edición de 2026 y el rechazo a la suspensión temporal de la cadena pública israelí KAN motivaron la formalización de la retirada española, lo que implica que, por primera vez desde 1961, la audiencia de España quedará excluida tanto de la transmisión como de la presencia musical en Eurovisión.
De acuerdo con la información difundida por RTVE y reproducida ampliamente en la prensa, la corporación pública comunicó oficialmente su renuncia a participar y emitir el festival después de que la 95ª Asamblea General de la UER, celebrada en Ginebra, ratificó que Israel formará parte del certamen. Esta votación, que tuvo lugar la semana pasada, rechazó tanto la propuesta española de excluir temporalmente a la televisión israelí, como la petición de que la votación sobre Israel se realizara de manera secreta, una solicitud apoyada por la delegación española y por otros siete países. Según detalló RTVE en su comunicado, la presidencia de la UER desestimó ambas solicitudes, confirmando la línea de actuación que condujo a la salida de la televisión pública española.
En su intervención ante la UER, Alfonso Morales denunció lo que calificó como “instrumentalización” del voto en ediciones previas del festival y la inexistencia de sanciones frente a prácticas que, desde el punto de vista de RTVE, vulneran la neutralidad y la transparencia necesarias para mantener la credibilidad del concurso. Morales subrayó en la asamblea: “No deberíamos aceptar dobles raseros. La neutralidad y transparencia es un objetivo común para garantizar un resultado veraz que respete a la audiencia y a los ciudadanos”. Estas declaraciones fueron recogidas en el comunicado emitido por RTVE, donde Morales añadió que la corporación “valora las acciones adoptadas tanto por la UER como por su Grupo de Referencia para proteger los valores y principios del festival”, aunque matizó que “estas medidas son insuficientes”.
La decisión de RTVE de abandonar el festival fue establecida en septiembre por el Consejo de Administración de la cadena y condicionada a la continuidad de Israel como participante. Tras la asamblea celebrada en Ginebra, la mayoría de los miembros de la UER confirmó que la próxima edición del festival, prevista en Viena el 16 de mayo de 2026, mantendrá el formato original y contará con Israel entre los concursantes, consolidando así el escenario anticipado por la dirección de RTVE. Consecuentemente, la televisión pública española tampoco retransmitirá las semifinales, programadas para los días 12 y 14 de mayo, derivando en la interrupción de una relación institucional e histórica con el evento que ha formado parte del paisaje mediático español durante seis décadas.
En su comunicado, RTVE fundamentó su determinación en la convicción de que el certamen ya no puede considerarse un “evento cultural neutral”, una valoración influida principalmente por el papel que atribuye a Israel en la situación de Gaza. Morales mencionó ante la Asamblea que “la situación en Gaza y la utilización del festival para fines políticos por parte de Israel” representan los factores que más preocupan a la administración española. Aunque la corporación española reconoce las garantías introducidas por la organización del festival y el proceso de paz declarado en la zona, considera que esas circunstancias no bastan para “garantizar el carácter cultural del festival”.
Durante las deliberaciones de la UER, la delegación española demandó explícitamente la suspensión temporal de la cadena israelí KAN durante un mínimo de un año, con la posible revisión de su estatus al finalizar ese periodo. Morales advirtió ante los participantes que, si esa pausa no se aprobaba, RTVE entendería “inviable” la participación de España en la próxima edición del certamen. La negativa de la asamblea a implementar la medida allanó el camino para la retirada española, confirmada tras la votación general en la que los países miembros respaldaron mayoritariamente la continuidad del festival bajo las nuevas garantías implementadas.
La retirada de RTVE y la consecuente ausencia de España en la edición de 2026 desemboca en la interrupción de seis décadas ininterrumpidas de participación y retransmisión del festival. Según consignó RTVE, España debutó en Eurovisión en 1961 y desde entonces su audiencia ha mantenido un seguimiento constante del evento, que cada mayo se incluye entre los programas de mayor audiencia del año. La no emisión en directo de la competición en la franja española, según comunicó RTVE, tendrá impacto tanto en las rutinas televisivas como en el acceso a la cita musical de referencia para millones de espectadores en el país.
La inquietud sobre la neutralidad y la transparencia en el sistema de votación fue otro eje central de la intervención española durante la Asamblea de la UER. Morales puso en relieve la falta de mecanismos disciplinarios ante el supuesto uso inadecuado del voto, reclamando a la organización la instauración de procedimientos más robustos que refuercen “un resultado ajustado a los valores del certamen y que protejan a la ciudadanía y a la audiencia europea”, de acuerdo con lo consignado por el comunicado de RTVE. A pesar de estas demandas, la asamblea consideró suficiente el marco establecido y optó por mantener durante 2026 al participante israelí y el formato tradicional.
En consecuencia, RTVE ha oficializado este jueves que España renuncia a estar presente en la competición y a transmitir la edición de 2026. La TV pública no emitirá ni la final ni las semifinales que se celebrarán en Viena, una medida inédita en el contexto televisivo nacional desde el inicio de la presencia española en el festival. La edición de 2026 marcará así un punto de inflexión en la historia de Eurovisión para la audiencia española, ya que se rompe una tradición ininterrumpida de más de sesenta años de participación directa y cobertura institucional, como detalló el medio RTVE.

