UNICEF alerta de que más de 15 millones de niños necesitan ayuda urgente por la "emergencia silenciosa" en Sudán

Miles de familias sudanesas enfrentan desplazamiento, hambre y enfermedades por el conflicto, mientras la ayuda internacional resulta insuficiente ante el colapso del sistema de salud y la falta de recursos para responder a una de las peores crisis humanitarias

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Las consecuencias del colapso del sistema de salud en Sudán se reflejan en emergencias de salud pública como el brote de cólera, que registró cerca de 2.400 casos y alrededor de 90 muertes durante octubre, según información publicada por UNICEF y recogida por distintos medios internacionales. Además, en el mismo periodo, se diagnosticaron más de 16.500 casos de dengue. Estas enfermedades han cobrado fuerza en un contexto donde los ataques a instalaciones médicas se intensifican y la atención médica se encuentra gravemente restringida para la población afectada.

De acuerdo con lo reportado por UNICEF, el país experimenta una “emergencia silenciosa” que afecta especialmente a la infancia. Más de 15 millones de niños requieren ayuda humanitaria inmediata, enmarcados en un total de 30,4 millones de personas en necesidad urgente de asistencia. Esta crisis estalló tras el recrudecimiento del conflicto entre el Ejército de Sudán y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), que enfrentan una guerra interna desde abril de 2023. El aumento del número de personas necesitadas de atención representa un alza del 23% con respecto al año anterior, con cifras que engloban a 9,6 millones de desplazados internos, 4,2 millones de refugiados en países limítrofes y 2,2 millones de ciudadanos que, aunque regresaron a sus hogares, no encontraron servicios adecuados ni protección.

La violencia reciente se ha agravado especialmente en las regiones de Darfur del Norte y Kordofán. En esta área, las RSF capturaron la ciudad de El Fasher, capital de Darfur Norte, lo que provocó el desplazamiento de más de 147.000 personas. Según UNICEF, solo desde el 26 de octubre, más de 100.000 residentes abandonaron El Fasher debido a la entrada de fuerzas paramilitares. Este flujo forzado de población agrava la inseguridad alimentaria y la falta de acceso a servicios básicos.

En diversas zonas, la crisis alimentaria escaló hasta la hambruna, verificada especialmente en Al Fasher y Kadugli. Adicionalmente, el organismo de la ONU señaló que 20 áreas más enfrentan un riesgo elevado de hambruna, lo que pone en peligro la vida de cientos de miles de personas en los próximos meses si no se refuerza la ayuda.

UNICEF subrayó que el acceso humanitario sigue gravemente restringido por la inseguridad y los bloqueos logísticos, lo que impide llegar a poblaciones vulnerables y dificulta tanto la provisión como el reabastecimiento de suministros esenciales, tales como provisiones médicas, agua potable y suplementos alimenticios. A pesar de los esfuerzos de UNICEF y otras organizaciones asociadas para responder a la crisis, la capacidad de intervención resulta insuficiente frente a la dimensión de la emergencia. La responsable de programas internacionales de UNICEF España, Blanca Carazo, señaló que la gravedad de la situación resulta evidente para quienes la viven a diario: “Se trata de una emergencia silenciosa para la opinión pública, pero ensordecedora para los niños y niñas que la viven cada día… Millones de ellos han tenido que huir de sus casas, han dejado de ir a la escuela y no saben si podrán comer o recibir atención médica. No podemos permitir que una crisis de esta magnitud siga pasando desapercibida”.

El desafío financiero añade otro obstáculo importante. Según consignó UNICEF, el llamamiento para 2025 requiere un monto cercano a 870 millones de euros, sin embargo, solo se ha cubierto aproximadamente el 48% de esa cifra, lo que genera un déficit cercano a 450 millones de euros. El organismo internacional advirtió que en el corto plazo enfrenta una brecha de financiamiento inmediata de alrededor de 10 millones de euros, imprescindible para sostener las operaciones en Darfur del Norte y Kordofán. La continuidad de los servicios esenciales para la infancia y la supervivencia de millones de personas depende de la obtención de estos recursos en los próximos tres meses.

UNICEF detalló que los obstáculos logísticos y la inseguridad han limitado de forma significativa la llegada de ayuda internacional, lo que, junto al colapso de la infraestructura sanitaria y la falta de recursos económicos, complica la atención de los desplazados, refugiados y retornados sin acceso a condiciones mínimas. El número creciente de personas en movimiento masivo hacia distintos puntos del país y hacia fronteras externas continúa presionando los frágiles sistemas de acogida de los países vecinos.

Esta crisis humanitaria se originó en el contexto de desacuerdos profundos sobre el proceso de integración de las RSF en el Ejército sudanés. Las desavenencias entre ambas facciones dieron por terminado el proceso de transición política que se había iniciado tras la caída de Omar Hasán al Bashir en 2019. Posteriormente, una nueva asonada desbancó también al primer ministro Abdalá Hamdok en 2021, lo que abrió un periodo de inestabilidad en el que se agravaron los conflictos armados y la intervención de actores extranjeros.

Como informó UNICEF, la magnitud de este conflicto ha situado a Sudán entre las cuatro mayores crisis humanitarias a nivel mundial, con millones de afectados y reiteradas alarmas internacionales sobre la propagación de enfermedades y el deterioro de infraestructuras esenciales. La organización insistió en que las posibilidades de respuesta dependen crucialmente de la llegada de fondos y de mayores garantías de acceso, mientras las necesidades básicas de la población continúan sin ser cubiertas.