Un organismo de control concluye que Hegseth puso en riesgo a tropas al compartir por Signal planes de guerra

La irrupción accidental de un periodista en un grupo de mensajería reveló graves fallos en los protocolos de ciberseguridad del Pentágono, desatando una investigación sobre la exposición involuntaria de información sensible vinculada a operaciones militares estadounidenses en Yemen

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La inclusión involuntaria de Jeffery Goldberg, actual director de The Atlantic, en un grupo de chat de Signal donde funcionarios estadounidenses discutían detalles considerados reservados sobre operaciones en Yemen manifestó una vulnerabilidad significativa en la protección digital de datos gubernamentales. Este incidente, destacado como "Signalgate" por Europa Press, sirvió para poner en evidencia deficiencias en los protocolos internos y provocó una investigación oficial sobre el cumplimiento de las normativas de seguridad al gestionar información militar confidencial.

Según informó Europa Press, el caso involucró a Pete Hegseth, el jefe del Pentágono, quien compartió aspectos tácticos y estratégicos de operaciones estadounidenses en Yemen empleando la aplicación Signal desde un equipo personal. En estas conversaciones se detallaron horarios, objetivos y medidas operativas que guiaban acciones contra los hutíes. Junto a Hegseth participaron JD Vance, vicepresidente, y Marco Rubio, secretario de Estado, de acuerdo con el citado medio. La participación de funcionarios de alto rango en un canal digital externo con información sensible incrementó la preocupación sobre la seguridad de las comunicaciones en entornos digitales no gubernamentales.

El medio Bloomberg aportó que el inspector general a cargo de investigar esta filtración reportó resistencia por parte de Pete Hegseth. Según Bloomberg, Hegseth sólo facilitó una parte de las conversaciones solicitadas y declinó responder a diversas preguntas de los responsables de la revisión. Hegseth argumentó, según recogen medios internacionales, que su función le permitía desclasificar datos, y que la información discurrida vía Signal no comprometía la seguridad nacional de Estados Unidos.

The Atlantic detalló que la presencia accidental de Goldberg en el chat condujo a que una persona externa, sin autorización, accediera a contenidos reservados para funcionarios, lo que transgredió los protocolos sobre confidencialidad establecidos. Europa Press, CNN y Bloomberg coincidieron en que la información expuesta en dichas conversaciones incluía elementos operativos de relevancia, intensificando los cuestionamientos frente a la eficacia de los controles diseñados para proteger datos estratégicos en medios digitales.

El informe dirigido al Congreso resaltó el riesgo latente de que agentes de potencias extranjeras pudieran haber accedido a los datos manejados a través de plataformas no oficiales. Según Europa Press, la seguridad del personal desplegado y el éxito de algunas misiones militares quedaron expuestos a una amenaza adicional por el uso de canales ajenos a los sistemas gubernamentales protegidos. El organismo de control recalcó que el uso de aplicaciones de mensajería privadas plantea un problema persistente en cuanto a la salvaguarda de la información dentro del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

De acuerdo con Europa Press, la postura oficial ante los resultados de la investigación mostró desacuerdos internos en el Pentágono. Sean Parnell, portavoz oficial, sostuvo que por ningún canal no autorizado se compartió información clasificada, e indicó que la revisión interna exoneró a Hegseth. A pesar de ello, legisladores y especialistas en seguridad subrayaron que la adopción de plataformas privadas y dispositivos personales para el manejo de datos sensibles eleva la probabilidad de filtraciones accidentales y facilita el acceso de actores hostiles.

Este episodio renovó las discusiones en el Congreso de Estados Unidos sobre la necesidad de normar de manera estricta el uso de tecnologías externas para la comunicación de asuntos gubernamentales sensibles. Según Europa Press, fuentes políticas y técnicas consultadas señalaron la urgencia de revisar a fondo tanto la normativa como los protocolos inherentes a la seguridad nacional, de manera que la información operativa solo circule por canales oficiales y protegidos.

Europa Press, CNN y Bloomberg consignaron que, como consecuencia directa del incidente, el gobierno suspendió temporalmente ciertas prácticas habituales de comunicación digital en agencias federales. Este cese temporal buscaba dar paso a una revisión integral de los procedimientos y al diseño de directrices que protejan de manera efectiva la información militar en caso de utilizar aplicaciones o hardware externos a las estructuras oficiales.

El informe que las autoridades enviaron al Congreso puso el foco en las implicaciones de que altos funcionarios gestionaran información estratégica a través de medios personales. Según el texto, este tipo de conductas aumenta la vulnerabilidad de las operaciones clasificadas y representa un desafío para mantener la integridad en la toma de decisiones operativas de alto riesgo. Entre las recomendaciones, figuraban la actualización y reforzamiento de protocolos vigentes para restringir los riesgos de futuras exposiciones accidentales o intencionadas de información confidencial.

Europa Press destacó que el caso "Signalgate" mostró cómo la expansión del uso de tecnologías ajenas al Estado pone en jaque la capacidad institucional para defender la confidencialidad de acciones corporativas de alto impacto. Las consecuencias se trasladaron a la agenda legislativa, incentivando el debate sobre nuevos mecanismos de control y sanciones ante prácticas que pudieran poner en entredicho la seguridad tanto institucional como personal de los participantes en operaciones en curso.

La revisión de estos hechos contribuyó a que siguiera abierto el debate acerca de la adaptación de las estructuras de seguridad nacional ante las transformaciones tecnológicas que atraviesan el ámbito gubernamental, de acuerdo con lo reportado por Europa Press.