
El escrutinio de los comicios presidenciales en Honduras se desarrolla bajo estricta observación y en un entorno donde cada nuevo recuento puede alterar el liderazgo en la contienda. Según consignó ‘La Prensa’, casi una cuarta parte de las actas aún espera ser procesada, lo que mantiene una tensión constante entre los dos principales candidatos, Salvador Nasralla y Nasry Asfura, cuya diferencia actual es de 16.886 votos. Este dato, aunque coloca a Nasralla en primer lugar según cifras preliminares, no asegura el resultado definitivo, pues las actas pendientes podrían modificar sustancialmente el escenario.
La actualización más reciente, reportó ‘La Prensa’, indica que con el 77% de las actas revisadas, Nasralla, representante del Partido Liberal, acumula 987.546 sufragios, equivalente al 40,29% de los votos procesados. Nasry Asfura, del Partido Nacional, sigue de cerca con 970.660 votos, lo que representa el 39,60%. Rixi Moncada, candidata de Libre, figura en tercer lugar con 466.558 votos (19,03%). Estos guarismos mantienen la atención de la opinión pública y los bloques políticos, dada la configuración del sistema electoral hondureño, que define la presidencia a mayoría simple y descarta la posibilidad de una segunda vuelta.
El desarrollo lento del escrutinio durante la jornada inicial, en la que apenas se procesó cerca del 40% de las actas al cierre, generó cuestionamientos sobre la eficiencia y transparencia del Consejo Nacional Electoral (CNE). Según detalla ‘La Prensa’, las primeras horas de conteo se caracterizaron por demoras y dificultades atribuibles tanto a la transmisión como a la posible manipulación de datos, lo que ha dado pie a inquietudes dentro de los equipos de campaña y entre observadores independientes.
Las denuncias sobre supuestas anomalías obligaron al CNE a reforzar los controles de seguridad y transparencia. De acuerdo con ‘La Prensa’, el organismo electoral optó por habilitar plataformas digitales destinadas al monitoreo público del recuento y la publicación en tiempo real de resultados, lo que permite a ciudadanos, prensa y partidos supervisar directamente la evolución del proceso. Estas herramientas digitalizadas buscan favorecer la credibilidad institucional y responder a la demanda social sostenida de transparencia, especialmente tras experiencias anteriores donde la legitimidad electoral se vio seriamente cuestionada.
La atención internacional también juega un rol central en este proceso. Delegaciones de observación nacionales y extranjeras fiscalizan tanto los procedimientos tecnológicos que emplea el CNE para la transmisión de datos, como la custodia y recepción de actas físicas. ‘La Prensa’ indica que estos equipos de observadores enfrentan la tarea de asegurar que la integridad del proceso se mantenga, y que el resultado final obtenga aceptación tanto interna como en el ámbito internacional.
El contexto de polarización social e institucional profundiza la importancia de la cautela en la divulgación de resultados provisionales. Ana Paola Hall, presidenta del CNE, pidió públicamente a la ciudadanía y a los equipos de campaña que actúen con paciencia y eviten adelantar conclusiones antes de que se complete el cómputo oficial. Según el registro de ‘La Prensa’, Hall insistió en la necesidad de impedir que se difunda información no confirmada, ante el riesgo de alimentar la tensión social y provocar reacciones prematuras en un ambiente cargado de incertidumbre política.
El proceso se enmarca también en reclamos de mayor transparencia y legalidad, tanto desde sectores locales como desde actores internacionales. Ante la desconfianza hacia el desempeño de las autoridades electorales, agudizada por antecedentes de denuncias de corrupción y manejo irregular de los mecanismos institucionales, el CNE reiteró que mantiene supervisión estricta en cada etapa y que las actas restantes recibirán revisión individual y pública, de modo de reducir la posibilidad de nuevas controversias, según puntualizó ‘La Prensa’.
En este escenario, la reciente intervención de Donald Trump generó discusión adicional. Tal como detalló ‘La Prensa’, el exmandatario estadounidense apoyó públicamente al candidato Nasry Asfura y consideró viable, en caso de que Asfura asuma la presidencia, el estudio de un indulto para el expresidente Juan Orlando Hernández, condenado en Estados Unidos por delitos relacionados con el narcotráfico. La postura de Trump agrega elementos de presión internacional y sitúa a las relaciones exteriores de Honduras como parte del debate sobre legitimidad y gobernabilidad.
El seguimiento intensivo de las diferentes etapas del proceso busca evitar una repetición de crisis pasadas, marcadas por la desconfianza pública y las denuncias internacionales. La Prensa subrayó que las medidas adoptadas por el CNE incluyen la difusión masiva de cada actualización y la vigilancia amplia sobre el flujo de datos, con la meta de garantizar que el resultado sea reflejo exacto de la voluntad ciudadana.
La definición de la presidencia de Honduras dependerá del escrutinio total, que permanece bajo observación hasta que el Consejo Nacional Electoral divulgue oficialmente el resultado definitivo. Los equipos de los candidatos y sus seguidores mantienen la vigilancia sobre cada avance, con la expectativa de que cualquier movimiento en la suma de votos puede alterar el actual liderazgo y, con ello, incidir directamente en la conducción política, la estabilidad institucional y la legitimidad del gobierno que surja de este proceso, según resumió ‘La Prensa’.

