Las inundaciones dejan ya cerca de 270 muertos en Tailandia

El número de víctimas fatales continúa en ascenso tras el temporal que azota el sur asiático, según cifras oficiales miles de afectados han debido abandonar sus hogares mientras las autoridades mantienen la alerta ante nuevos deslizamientos y lluvias intensas

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El gobierno tailandés ha implementado comedores públicos para proporcionar asistencia alimentaria a quienes permanecen desplazados y no pueden regresar a sus viviendas debido a las inundaciones, al tiempo que las autoridades continúan el proceso de limpieza de lodo y escombros en las zonas afectadas. Según consignó el medio, el número de fallecidos a raíz de las inundaciones en Tailandia ya se aproxima a los 270, con el distrito de Hat Yai como la zona que ha reportado la mayor cantidad de víctimas mortales.

De acuerdo con información entregada por el Ministerio de Sanidad tailandés y publicada por la prensa, el balance actual contabiliza 267 muertes provocadas por las lluvias torrenciales registradas durante la última semana en el país, de las cuales 142 corresponden a Hat Yai, el distrito más golpeado por el desastre. El Ministerio precisó en un comunicado que las circunstancias exactas en que se produjeron los decesos están bajo investigación, y no descarta que el recuento de víctimas siga en aumento mientras avanzan las labores de rescate y despeje de calles, viviendas y otros espacios públicos cubiertos por el lodo.

El medio detalló que las severas lluvias han dejado a más de 3,9 millones de personas afectadas en Tailandia, la mayoría de ellas obligadas a abandonar sus hogares de manera temporal o permanente por el riesgo de corrimientos de tierra y el peligro generado por las fuertes corrientes de agua. Las autoridades respondieron declarando la provincia de Songkhla, ubicada al sur del país, como una "zona de desastre", con el fin de agilizar la asistencia y coordinar los recursos necesarios ante la magnitud del evento.

Las precipitaciones excepcionales no se han limitado al territorio tailandés. Tal como reportó la fuente, la región del sudeste asiático enfrenta simultáneamente una ola de desastres naturales relacionados con el monzón, que ha tenido impactos significativos en países vecinos como Indonesia, Sri Lanka y Malasia. Hasta el momento, la cifra de fallecidos en la región roza los 1.450, con cerca de mil personas todavía desaparecidas. Estos datos reflejan lo que diversas entidades locales han descrito como una de las peores crisis provocadas por inundaciones y deslizamientos de tierra en décadas.

Los equipos de rescate y las autoridades locales continúan con operativos para evacuar a los habitantes en las áreas más riesgosas y atender a los damnificados. Reportes oficiales indican que la principal prioridad en estos días ha sido limpiar carreteras y preparar alojamientos provisionales, ya que numerosos caminos permanecen anegados, dificultando la distribución de víveres y material de ayuda.

El texto difundido por el Ministerio de Sanidad destacó también el establecimiento de puntos de distribución de alimentos y asistencia sanitaria en diferentes puntos de las provincias afectadas, coordinados junto a organizaciones humanitarias y voluntarios. Además, el riesgo de nuevos desprendimientos y de intensificación de las lluvias ha mantenido la alerta en toda la región sur del país.

En relación a la respuesta institucional, el gobierno ha exhortado a la población a mantenerse atenta a los comunicados oficiales y a cumplir las instrucciones de evacuación cuando las condiciones lo requieran, mientras mantiene activa la declaración de desastre en las zonas más comprometidas, con especial foco en Songkhla y Hat Yai.

Otros países de la región atravesaron situaciones similares. Según documentó el medio, Indonesia, Sri Lanka y Malasia vivieron también graves inundaciones y deslizamientos, lo que ha provocado desplazamientos masivos y la destrucción de infraestructuras críticas. El número de afectados escala cada día, conforme los sistemas meteorológicos persisten y los servicios de emergencia tratan de alcanzar a las comunidades aisladas.

Las condiciones meteorológicas adversas continúan generando desafíos para las operaciones humanitarias y las tareas de reconstrucción. Expertos y autoridades han advertido sobre la posibilidad de que el impacto de estos eventos se prolongue en el tiempo, dificultando la vuelta a la normalidad de millones de personas y la recuperación total de las regiones devastadas.