
La visión del monarca respecto al futuro de la institución que representa se inscribe en la voluntad de mantener un proceso constante de adaptación. Al intervenir en una jornada organizada por la cátedra de Memoria Democrática de la Universidad Rey Juan Carlos y el Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, Felipe VI expresó que la Corona se encuentra preparada para continuar su evolución, tal como lo ha hecho a lo largo de los últimos cincuenta años en el marco de la monarquía parlamentaria española. Según informó la agencia Europa Press, insistió en que el aprendizaje extraído del periodo de la Transición debe aprovecharse en el camino colectivo, evitando considerar aquella etapa como un hecho excepcional que no pueda replicarse.
Durante la clausura del evento, Felipe VI describió al sistema democrático de España como una estructura en transformación continua que ha mostrado, durante casi medio siglo de vigencia, capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes sin perder su esencia. Explicó que el sistema afronta los retos de cada momento mediante soluciones específicas, y afirmó que esa actitud es la que proporciona legitimidad constantemente renovada. De acuerdo con Europa Press, el monarca destacó que la monarquía parlamentaria se ha desarrollado a partir de la experiencia democrática, y la Corona, en su papel central dentro de ese sistema de gobierno, ha ido evolucionando para enfocarse en el servicio al país y a la sociedad. Recordó las palabras pronunciadas durante su proclamación ante las Cortes Generales, cuando hizo referencia a una “monarquía renovada para un tiempo nuevo”, planteando de nuevo esa idea al cumplirse once años desde aquel día.
El monarca marcó distancia respecto al reinado de su padre, Juan Carlos I, subrayando su intención de seguir impulsando la adaptación institucional, en línea con las demandas actuales de la ciudadanía. Europa Press detalló que Juan Carlos I había solicitado recientemente, a través de un mensaje en video, el apoyo de las nuevas generaciones a Felipe VI, y ha reiterado públicamente la relevancia de su propio papel durante la Transición y la instauración democrática en España.
Felipe VI dedicó un amplio segmento de su intervención a reflexionar sobre el papel que desempeñó la Transición. Se refirió a quienes vivieron ese proceso y a quienes lo han estudiado, señalando que lo contemplan con reconocimiento como un periodo en el que “la concordia fue posible”, recordando la inscripción que figura en la tumba de Adolfo Suárez, expresidente del Gobierno, en la catedral de Ávila. Relató que dicha concordia surgió de la actuación adecuada de muchos actores que asumieron la responsabilidad histórica necesaria ante una sociedad que pedía transformación y que todavía arrastraba las consecuencias de una tragedia nacional como la Guerra Civil.
El monarca desaconsejó considerar el consenso de la Transición solamente como una experiencia irrepetible, pese a las circunstancias excepcionales que rodearon el periodo. Prefirió sostener que la energía y el espíritu que caracterizaron ese momento siguen presentes en el conjunto de la sociedad española. De acuerdo con Europa Press, aludió a la advertencia de Alexis de Tocqueville: “Cuando el pasado ya no ilumina el futuro, el espíritu camina en la oscuridad”, para defender la necesidad de mantener viva la memoria y las enseñanzas de la Transición.
Refiriéndose a las actitudes ante el análisis de aquel periodo clave de la historia reciente de España, Felipe VI instó a no abordarlo desde la nostalgia, rechazando tanto la idealización excesiva como un enfoque académico que no tenga impacto actual. Propuso, en cambio, analizar el proceso porque permite entender aspectos relevantes sobre lo que es España hoy y su potencial para el trabajo conjunto. Ratificó que el legado de la Transición posee una calidad compartida con el presente y el futuro: la de convocar a la unidad, incluso medio siglo después.
El monarca reivindicó una apreciación todavía mayor hacia el patrimonio político que significó la Transición democrática, calificándolo como un éxito colectivo que ha llamado la atención y ha sido materia de estudio internacionalmente. Europa Press reportó que Felipe VI abogó por mantener esa herencia viva, activa y capaz de nutrir el desarrollo nacional y la participación de España en la comunidad internacional.
Al finalizar su intervención, el rey puso énfasis en el valor de utilizar las enseñanzas del periodo fundacional para superar las nuevas dificultades que enfrenta la sociedad, insistiendo en que el estudio y la memoria de ese tiempo deben verse como herramientas útiles para el presente. Declaró que la democracia española y su institución monárquica han demostrado capacidad de adaptación, y reafirmó su disponibilidad para continuar ajustándose a las nuevas realidades con responsabilidad y vocación de servicio.


