Este bebé tiene dos meses y su familia lo llama 'hermanito' porque aún no tiene nombre: en Islandia es cultural

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El nombre propio es, probablemente, la palabra que más veces escuchará una persona a lo largo de su vida. En España suele elegirse incluso antes del nacimiento, porque el registro del bebé exige tenerlo claro desde los primeros días (salvo casos excepcionales). Pero no en todas partes funciona igual: en Islandia, por ejemplo, las familias disponen de hasta seis meses para decidirlo y formalizarlo, y no es raro que los recién nacidos pasen ese tiempo sin un nombre definitivo.

La influencer islandesa Asa Steinars lo ha contado en TikTok, donde ha revelado que su hijo, con dos meses de vida, aún no tiene nombre oficial. De momento le llaman "hermanito", un apelativo que emplean mientras valoran distintas opciones. Lo que para muchos resulta sorprendente, en Islandia forma parte de una tradición profundamente arraigada, en la que elegir un nombre es un proceso pausado, casi ritual.

En su vídeo, Steinars explica que muchas familias esperan semanas -o incluso meses- antes de tomar la decisión final. A veces se debe a que quieren comprobar si el nombre encaja con la personalidad del bebé; otras, porque el nombre elegido debe someterse al criterio del comité islandés de nombres, un organismo oficial que vela por la coherencia lingüística de cada nueva inscripción.

QUIÉN DECIDE EL NOMBRE DE LOS BEBÉS

Uno de los aspectos que más sorprende fuera de Islandia es justamente la existencia del Mannanafnanefnd, el comité de nombres. Este organismo revisa cada propuesta que no figure en la lista oficial y determina si cumple las reglas gramaticales y culturales del islandés.

Entre sus criterios se incluyen:

que el nombre se pueda escribir y declinar según las reglas del islandés,

que no contenga letras ajenas al alfabeto local,

que sea compatible con la tradición lingüística,

y que no resulte ofensivo o pueda generar problemas a quien lo lleve.

Por eso, nombres comunes en otros países son rechazados en Islandia, simplemente porque no encajan con la estructura del idioma.

"POR AHORA LE LLAMAMOS HERMANITO"

Steinars cuenta que, en su caso, están valorando dos nombres. Uno de ellos debía ser aprobado por el comité y ya ha recibido el visto bueno; el otro es un antiguo nombre nórdico que no presenta restricciones. A esa decisión se suma, además, un matiz cultural: su pareja es sueco, de modo que buscan un nombre que funcione en ambos idiomas y respete la herencia de las dos familias.

La creadora añade con humor que la cuestión de los apellidos daría para un vídeo aparte. Ella, como islandesa, utiliza un apellido patronímico -dóttir, que indica "hija de"-, mientras que su pareja emplea un apellido familiar al estilo sueco.