Keiko Fujimori intentará ser presidenta de Perú por cuarta vez en 2026 bajo promesas de mano dura

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La líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, lo volverá a intentar por cuarta vez en las elecciones de 2026, en las que los peruanos habrán elegido a su noveno presidente en diez años, en una muestra de la inestabilidad política y social que vive un país cuyos problemas ha prometido tratar con mano dura.

Fujimori ha presentado su candidatura este domingo para las elecciones del próximo año, cuya primera vuelta se celebrará en abril. Para esta ocasión la hija del expresidente Alberto Fujimori, ha contado con Luis Galarreta y Miguel Torres como vicepresidentes, ambos cabezas visibles de su partido.

Ante la falta de candidatos fuertes, y en plena caída libre del crédito de una clase dirigente acostumbrada a pasar por prisión --la propia Fujimori pasó entre rejas un tiempo por la supuesta financiación ilegal de sus campañas--, la 'eterna candidata' promete ser alternativa con un viejo plan heredado de su padre.

Fujimori se encuentra en un grupo de precandidatos conformado por el antiguo alcalde de Lima, Rafael López Aliaga; Mario Vizcarra, hermano del expresidente Martín Vizcarra; o el humorista Carlos Álvarez. Ninguno, incluido la líder de Fuerza Popular, llega al 10 por ciento en intención de voto de los peruanos, que prefieren en un 30 por ciento votar en blanco, según una encuesta de noviembre.

Aunque no será hasta mediados de diciembre cuando presente su plan de gobierno, ya ha prometido mano dura para combatir la violencia. Por delante tendrá el reto de desprenderse de la mala imagen de su partido durante estos años después de que haya sido el principal soporte de Boluarte en el Congreso, que no cesó a la presidenta hasta mediados de octubre debido a un enésimo repunte de la inseguridad ciudadana.

A pesar de sus intentos electorales fallidos, que arrancaron en 2011, Fujimori ha logrado controlar el Congreso durante todos estos años. En los tres intentos anteriores se quedó a las puertas de lograr el objetivo, con apenas diferencias de unos miles de voto en los comicios de 2026 y 2021, cuyos resultados no reconoció.

Precisamente sus tres rivales en esas elecciones han acabado en prisión por diferentes motivos, el más reciente de ellos, su oponente en 2011, Ollanta Humala, por delitos relacionados con la financiación de su campaña. Una sombra que también le persigue a ella a pesar de que el Tribunal Constitucional dejó sin efecto las investigaciones sobre lavado de dinero y organización criminal.