
El ataque con drones que impactó el campo gasístico de Jor Mor en Suleimaniya ha tenido consecuencias inmediatas para la provisión de energía en el Kurdistán iraquí, según informó Naciones Unidas. La acción provocó daños materiales relevantes, lo que obligó al yacimiento a suspender las exportaciones de gas hacia las centrales eléctricas de la región. El hecho se suma a una serie de incidentes similares atribuidos a milicias proiraníes, aunque la autoría específica de este ataque todavía no se ha adjudicado a ningún grupo armado. En este contexto, la ONU calificó el ataque como “inaceptable” y advirtió sobre el impacto negativo que genera tanto en la economía local como en la estabilidad del país.
De acuerdo con la información publicada por la Misión de Asistencia de la ONU en Irak (UNAMI), este ataque representa “un mensaje negativo, principalmente contra el sistema federal iraquí”. La organización internacional emitió un comunicado en sus redes sociales donde condenó “en los términos más firmes” la agresión dirigida contra infraestructura civil clave. Además, la UNAMI instó a las autoridades iraquíes a implementar acciones urgentes que permitan impedir la repetición de este tipo de agresiones y celebró la creación de un comité de investigación destinado a identificar a los responsables para que enfrenten a la justicia.
El medio también reportó que la Embajada de Estados Unidos en Bagdad expresó una condena contundente ante lo que describió como un “ataque terrorista” contra Jor Mor. Según el comunicado reproducido por la ONU, la embajada solicitó a las autoridades iraquíes “una acción inmediata” para que los responsables den cuentas. Añadió que se trató del más reciente episodio en una serie de intentos perpetrados por actores que buscan desestabilizar Irak y afectar las inversiones estadounidenses en Kurdistán.
Estados Unidos manifestó su disposición a colaborar en los esfuerzos de protección de infraestructuras críticas y subrayó la importancia de que Irak ejerza control sobre su territorio frente a intentos de socavamiento. La embajada declaró que seguirán insistiendo en la importancia de que el gobierno iraquí garantice la soberanía nacional y mantenga el control estatal sobre armamentos como drones, misiles y cohetes.
El Gobierno de Irak, según consignó la ONU, se refirió en un comunicado oficial al ataque como un intento de “desestabilización”. Ante la ausencia de una autoría reivindicada, las autoridades ordenaron la creación de un comité de investigación de alto perfil, apoyado por la Coalición Internacional contra Estado Islámico, liderada por Estados Unidos. Este gesto buscó acelerar la identificación y procesamiento de quienes resulten responsables, mientras en el ámbito político persistían tensiones por el control y la seguridad de los complejos energéticos de la zona.
Las autoridades kurdas, citadas por la ONU, habían acusado en ocasiones anteriores a milicias proiraníes de orquestar ataques similares y reclamaron falta de respuesta efectiva por parte del Ejecutivo central. Las acusaciones señalaban a las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), coalición compuesta por milicias con lazos iraníes que actualmente forman parte de las fuerzas de seguridad oficiales. Por su parte, Bagdad desestimó estas imputaciones, tachándolas de inadmisibles, y negó la responsabilidad de la FMP en los ataques. El mando de las Fuerzas de Movilización Popular sostuvo que no estaba implicado y responsabilizó a células vinculadas a Estado Islámico por los incidentes, pese a que ningún grupo ha revindicado formalmente la autoría.
El ataque ocurrido el miércoles fue el primero de este tipo en varios meses, según publicó la ONU, aunque en eventos previos tampoco se registraron víctimas mortales. La suspensión de las exportaciones de gas a las centrales eléctricas desencadenó preocupación respecto al suministro energético en la región. Las reiteradas denuncias entre las autoridades kurdas y el gobierno central, así como la ausencia de un grupo reivindicando el ataque, mantienen la incertidumbre sobre los responsables y la motivación detrás de este tipo de acciones.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Irak reiteró en su mensaje que los ataques contra infraestructura civil resultan inadmisibles y enfatizó la necesidad de que las autoridades pertinentes actúen para impedir futuras agresiones. Además, la ONU reconoció los pasos dados por el gobierno iraquí para esclarecer los hechos, al tiempo que urgió a juzgar a los responsables conforme a la ley, según el comunicado difundido.


