
La interrupción en la exportación de gas desde el yacimiento de Jor Mor permitió medir el impacto del reciente ataque con drones en la infraestructura energética del Kurdistán iraquí, pues las autoridades informaron de “importantes daños materiales” que afectaron el envío de combustible a las plantas eléctricas de la región. Según consignó Europa Press, este episodio elevó las tensiones políticas entre el Gobierno central de Irak y la administración kurda, marcando el primer incidente de este tipo en varios meses y renovando los cuestionamientos sobre la seguridad en el norte del país.
El ataque ocurrió a las 23:30 (hora local) en la gobernación de Suleimaniya, una zona bajo el control semiautónomo del Kurdistán iraquí. Europa Press detalló que aunque el incidente no provocó víctimas mortales, sí obligó a suspender de inmediato la actividad exportadora del yacimiento, considerado vital para la provisión energética de la región. Tras el ataque, tanto el Gobierno iraquí como las autoridades kurdas emitieron declaraciones, señalando líneas de conflicto y pidiendo medidas tanto locales como internacionales.
La oficina del primer ministro en funciones de Irak, Mohamed Shia al Sudani, calificó el ataque como un acto de “desestabilización” y vinculó el objetivo de los perpetradores con un intento de minar los avances recientes hacia la estabilidad política y económica del país. “En un momento en que Irak avanza hacia la estabilidad y asume el papel que le corresponde en el escenario regional e internacional, grupos terroristas intentan desestabilizar el país con un cobarde ataque contra el yacimiento petrolífero de Jor Mor”, indicó la oficina de Al Sudani mediante un comunicado oficial publicado en la red social X, recogido por Europa Press.
De inmediato, el primer ministro iraquí dirigió una reunión de emergencia destinada a analizar las repercusiones del ataque y puso en marcha la creación de un comité de investigación de alto nivel. La tarea de este organismo será esclarecer el incidente, identificar a los responsables y determinar eventuales apoyos recibidos, con la colaboración de la Coalición Internacional contra Estado Islámico, liderada por Estados Unidos. Al mismo tiempo, según informó Europa Press, las autoridades dispusieron la conformación de un comité técnico encargado de atender los aspectos operativos y periciales, con el mandato de “exigir responsabilidades conforme a la ley”.
El Gobierno regional del Kurdistán también adoptó una postura crítica tras el ataque. El primer ministro kurdo, Masrur Barzani, exigió a Bagdad la identificación y procesamiento de los responsables del atentado, reiterando la necesidad de mecanismos eficaces para impedir reiteraciones. Barzani manifestó públicamente: “No se debe permitir que los terroristas o quienes estén detrás de los atentados de esta noche repitan estos crímenes”, y, atento a las amenazas recurrentes sobre infraestructuras civiles, solicitó el respaldo de socios internacionales y particularmente estadounidenses en materia de equipos defensivos, según recogió Europa Press.
Antecedentes recientes han mostrado un escenario de acusaciones cruzadas entre el Gobierno kurdo y Bagdad. Autoridades del Kurdistán han denunciado ataques previos presuntamente perpetrados por milicias proiraníes, señalando una supuesta inacción del Gobierno central ante estos incidentes, y apuntaron en particular hacia las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una coalición de grupos armados vinculados a Irán actualmente integrados en los dispositivos de seguridad iraquíes. Según publicó Europa Press, desde Bagdad se rechazaron estas imputaciones calificándolas de “inaceptables”, mientras que las FMP han desligado su participación, responsabilizando en cambio a Estado Islámico de estos lanzamientos.
La investigación, apoyada por la coalición internacional liderada por Estados Unidos, buscará esclarecer los detalles del ataque, incluidos los métodos, los posibles móviles y la identificación precisa de los autores materiales e intelectuales. Hasta el momento, ninguna organización se ha atribuido la responsabilidad del ataque, y según recordaron voceros oficiales a Europa Press, la autoría permanece indeterminada.
Las autoridades iraquíes han enmarcado lo ocurrido en una dinámica de amenazas complejas que afecta no sólo a la seguridad sino también a la economía energética del país, en tanto la suspensión de actividades en Jor Mor incidió en la distribución de gas indispensable para el funcionamiento de las centrales eléctricas kurdas. Por su parte, la administración del Kurdistán insistió, según detalla Europa Press, en que la protección de infraestructuras estratégicas requiere medidas internacionales coordinadas y equipamiento adicional para prevenir ataques futuros, citando la persistencia de riesgos en la zona.
Tanto la reacción formal de las autoridades en Bagdad como la respuesta del Gobierno kurdo mantienen latente el debate sobre el control del territorio y el equilibrio de competencias entre ambas administraciones. La cooperación con fuerzas internacionales también queda remarcada como un elemento central para la resolución del caso, a la espera de avances en la investigación y con la infraestructura gasística de Jor Mor todavía fuera de operación hasta la restauración de los daños causados por el ataque.


