Anécdotas de la Copa Libertadores de la U a la Z: Universidad

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Claudia Aguilar Ramírez

Redacción Deportes, 27 nov (EFE).- "La universidad del pobre es el fútbol", repetía con tono académico a sus jugadores el entrenador uruguayo Luis el 'Negro' Cubilla.

Para muchos críticos, el exdelantero de Barcelona entre 1962 y 1964 planteaba con su discurso una división de clases.

Para Cubilla su idea no resistía un debate de ideologías ni buscaba un posicionamiento político. Simplemente resumía historias de vida de jóvenes que, sin tener mucho, comenzaron de abajo con compromiso y sacrificio, y no se durmieron con el éxito.

Por eso en sus tiempos de delantero, en los que acompañó a la Celeste a tres mundiales y pudo brillar en Peñarol y Nacional, él y sus compañeros jugaban como si no hubiera mañana. Y en el siguiente partido querían más.

Ese espíritu guerrero e inconformista lo inyectó en los equipos que dirigió y de los que sigue siendo ídolo. A Olimpia lo llevó a la conquista de la Copa Libertadores de 1979 y de 1990. Con Peñarol tuvo un corto paso en 1981, pero se coronó campeón de la liga uruguaya.

El colombiano Francisco Maturana ya había abandonado la universidad del fútbol para ejercer otra carrera, la de odontólogo.

Y hasta su consultorio en Medellín llegó 'el Negro' Cubilla un día de 1983 para intentar animarle a volver a calzar las botas. No lo logró pero, a cambio, ganó un ayudante para conducir al Atlético Nacional.

En adelante parecieron escritores románticos que se reunían en las noches alrededor de una mesa y con una botella de whisky de por medio para estudiar a los 'clásicos del fútbol'.

Es esas noches eternas repasaron los conceptos tácticos de Ricardo De León, Oswaldo Zubeldía, César Luis Menotti y Carlos Bilardo, así como las ideas revolucionarias aportadas tiempo antes por el 'catenaccio' de Nereo Rocco o la 'naranja mecánica' de Rinus Michels.

El fin de esa particular temporada de estudios coincidió con el paso de Cubilla al banquillo de River Plate y el debut de Maturana como entrenador, al frente de Once Caldas en 1986.

Apenas tres años después maestro y profesor se encontraron para jugar una final de Copa Libertadores: Cubilla de vuelta a Olimpia, y Maturana en Atlético Nacional donde destacó como defensor.

Los orígenes humildes, los sacrificios de vida, el ascenso hasta el éxito y el deseo de buscar más se confundían en las escuelas de estos dos estudiantes del fútbol.

El Decano se impuso en el juego de ida de la final de 1989 por 2-0 en Asunción y en la vuelta los de Medellín cobraron revancha en Bogotá. Con la serie igualada, se fueron a una tanda de penaltis.

Maturana y Cubilla se abrazaron antes. Cada equipo debió ejecutar nueve lanzamientos. El alumno ganó el pulso al maestro, que falleció a los 72 años el 3 de marzo de 2013.

Ese 1989 fue de contrastes para el fútbol colombiano. Tuvo su momento dulce con el título de Nacional ante Olimpia el 31 de mayo en El Campín, pero 5 meses y 15 días después, el 15 de noviembre, se conmocionó con el asesinato en Medellín del árbitro Álvaro Ortega, lo que provocó la suspensión del torneo. EFE

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