
Pablo Urdangarín no se ha perdido este sábado el almuerzo privado con el que los Reyes Felipe y Letizia han celebrado el 50º aniversario de la restauración de la monarquía rodeados de sus familiares y amigos más cercanos. Sonriente y emocionado, veíamos al hijo de la infanta Cristina llegar al Palacio Real de El Pardo acompañado por su novia Johanna Zott, sus hermanos Juan, Miguel e Irene Urdangarín, y sus primos Victoria Federica y Froilán de Marichalar, presumiendo de la maravillosa relación que tiene con sus primos.
Volcado en su carrera deportiva como jugador de balonmano, el nieto del Rey Juan Carlos ha podido estar presente en este evento familiar tan especial gracias a que esta semana su equipo, el Fraikin BM Granollers, ha jugado su partido de la Liga Asobal el viernes en lugar del sábado o el domingo como suele ser habitual.
Y, aunque están haciendo una temporada sobresaliente, su encuentro el pasado 21 de noviembre frente al Recoletas Atlético Valladolid en la ciudad castellana se saldó con una ajustada derrota de 29-26 para el conjunto de Pablo, que una vez más se convirtió en uno de los jugadores más determinantes con 4 goles y un derroche de entrega y calidad que en esta ocasión no le sirvió para lograr los 3 puntos.
A pesar de jugar en Valladolid, a dos horas de Madrid en coche y a poco más de una hora en AVE, el sobrino de Felipe VI no contó en esta ocasión con el apoyo de sus hermanos, de su novia ni de la infanta Cristina, aunque se encontraban en la capital tras haber asistido al cocktail privado con el que la Reina Sofía celebró el Toisón de Oro con su familia.
Tampoco con el de su padre Iñaki Urdangarín, que aunque en anteriores partidos se ha desplazado de Vitoria -donde reside junto a Ainhoa Armentia- a Valladolid con su novia para animar a Pablo, esta vez no ha estado apoyándole desde las gradas.


