
El portal bosnio Raport reportó que el Partido Democrático Serbio ha objetado el resultado de las recientes elecciones en la República Srpska, reclamando la existencia de presuntas irregularidades en el proceso de votación y solicitando una investigación sobre el conteo de los sufragios. La jornada electoral, celebrada este domingo en la principal región serbia de Bosnia y Herzegovina, finalizó con la victoria del candidato Sinisa Karan, avalado por los resultados oficiales preliminares presentados por la Comisión Electoral Central.
Según informó Raport y detalló la Comisión Electoral Central a través de su presidente, Jovan Kalaba, Karan, postulado por la Alianza de Socialdemócratas Independientes-Milorad Dodik (SNSD), alcanzó el 50,89% de los votos emitidos. Su principal competidor, Branko Blanusa, candidato del SDS, obtuvo el 47,81% de respaldo, considerando el 92,79% de las mesas escrutadas. A raíz de la diferencia ajustada y las denuncias de la oposición, el proceso electoral quedó atravesado por un clima de controversia.
El medio Raport consignó que el SDS se negó a reconocer la victoria de Karan. La formación opositora justificó su postura en supuestas acciones irregulares durante el desarrollo de la votación y la fase de conteo. Estas inconformidades llevaron al partido a exigir una investigación oficial, planteando dudas acerca de la transparencia de los resultados preliminares difundidos por la autoridad electoral.
El escenario político de la República Srpska se caracteriza por una marcada polarización y por la influencia central de Milorad Dodik, líder saliente y principal referente del SNSD. Según publicó Raport, la candidatura de Karan responde a la voluntad de continuidad del proyecto que encabezó Dodik durante los últimos años. La elección presidencial en esta entidad semiautónoma surgió tras la destitución de Dodik en agosto anterior.
La destitución de Dodik se produjo por decisión del diplomático alemán Christian Schmidt, quien ejerce como alto representante internacional en Bosnia y custodio de los Acuerdos de Dayton. Este tratado, firmado hace 30 años, marcó el final del conflicto bélico en el país y estableció un esquema de supervisión internacional sobre el funcionamiento político de Bosnia y Herzegovina y sus dos entidades constitutivas, entre ellas la República Srpska.
Según indicó Raport, Dodik rechazó acatar las órdenes de Schmidt, alegando que el alto representante excedió sus competencias al influir en las instituciones locales. Durante la campaña electoral, Dodik acusó abiertamente a Schmidt de intervenir en el proceso, atribuyéndole acciones como visitar centros de votación y actuar bajo la apariencia de diplomático para influir en el resultado. Además, el otrora presidente de la entidad describió la situación como un pulso entre la soberanía local y la injerencia internacional, calificando a Schmidt como reflejo negativo de Europa, en palabras recogidas y traducidas literalmente: “hedor de Europa”.
La convocatoria electoral se presentó ante la opinión pública local como un referéndum acerca de la autoridad y legitimidad de Schmidt, según la visión de Dodik. El procedimiento de remplazo del presidente en la República Srpska, enmarcado por la destitución y las subsiguientes tensiones, contribuyó a un entorno de alta polarización e incertidumbre institucional.
En tanto, las autoridades internacionales y la comunidad diplomática han mantenido una presencia en el país a través del sistema de supervisión derivado de Dayton, el cual todavía resulta objeto de críticas por sectores del espectro político serbobosnio. Este trasfondo, reportó Raport, explica parte del significado político atribuido a los comicios, cuya transparencia y validez han quedado ahora bajo la lupa a raíz de las reclamaciones opositoras y la demanda de revisión del conteo electoral.
Frente a la disputa por los resultados, la Comisión Electoral Central continúa trabajando con los datos parciales, mientras persiste la presión del SDS para que se esclarezcan las supuestas anomalías. La entidad serbia de Bosnia permanece así a la espera de definiciones oficiales y del eventual desarrollo de una investigación formal, en un escenario marcado por el desacuerdo entre las partes y el debate sobre la legitimidad del proceso.


