La congresista Marjorie Taylor Greene anuncia que dejará su cargo en enero tras su desencuentro con Trump

Acusaciones de amenazas, rupturas internas y fuerte presión rodean la inminente salida de la polémica legisladora, generando incertidumbre sobre el futuro del sector más radical del Partido Republicano y el liderazgo de Donald Trump en Estados Unidos

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Durante su despedida oficial, Marjorie Taylor Greene hizo referencia a la existencia de figuras destacadas, incluido Donald Trump, que podrían mantener algún vínculo con la controversia sobre la red de trata vinculada a Jeffrey Epstein. Este señalamiento, recogido por el medio que cubrió su renuncia, otorgó un matiz delicado a la crisis interna del Partido Republicano y acentuó la tensión sobre posibles intereses subyacentes detrás del conflicto por la publicación completa de los documentos del caso Epstein. En este contexto, Greene insistió en que el respaldo incondicional a Trump como máxima figura partidaria carece de sentido si desde la dirigencia no se respalda la integridad y defensa de las víctimas.

El anuncio de dimisión de Marjorie Taylor Greene a la Cámara de Representantes, efectivo a partir del 5 de enero, constituye un episodio central en la disputa interna del núcleo conservador estadounidense y en el sector más radical del Partido Republicano, según consignó el medio que reportó su salida. La congresista argumentó que la hostilidad de la Casa Blanca y la cúpula republicana se intensificó tras su insistencia en exigir la difusión total de los documentos relacionados con Epstein, y que esta demanda provocó represalias dentro del partido y amenazas directas desde la presidencia, de acuerdo con el informe divulgado.

El distanciamiento definitivo entre Greene y Donald Trump marcó el punto de quiebre de una de las alianzas políticas más estables del mandato anterior, detalló el medio. En su carta publicada en la red social X, Greene señaló que la ruptura se precipitó cuando el expresidente le retiró el apoyo y la acusó de haberse desviado de los lineamientos principales del partido. Trump afirmó públicamente que Greene ya no contaba con el respaldo necesario dentro del Congreso y la calificó de “traidora”, “lunática” y “chiflada”. Las palabras del exmandatario también reflejaron el riesgo de que el electorado de Georgia pueda dejarla sin la nominación en las próximas primarias, debido a las posturas que juzgó problemáticas y alejadas de las prioridades del partido, señaló el medio.

La representante republicana utilizó su carta de renuncia para recalcar que sus esfuerzos por garantizar transparencia y exigir justicia para las víctimas de la red de Epstein no justifican ni las amenazas de la presidencia ni las acusaciones de traición. Citada por el medio, Greene escribió: “Defender a las mujeres estadounidenses que fueron violadas a los 14 años, traficadas y utilizadas por hombres ricos y poderosos, no debería resultar en que me llamen traidora ni en que reciba amenazas del presidente de Estados Unidos, por quien luché”. En su mensaje también lamentó la falta de reciprocidad en la lealtad política dentro del Partido Republicano y enfatizó que reclamar rendición de cuentas y transparencia no debería desembocar en la disolución de alianzas históricas.

Tal como puntualiza el medio que reportó el anuncio, el retiro de Greene representa la ausencia de un perfil relevante para Georgia y destaca el quiebre en el sector MAGA del conservadurismo estadounidense, aumentando la incertidumbre en el movimiento que respaldó a Trump. A lo largo de su gestión, Greene fue considerada una figura combativa y notoria del ala más radical del partido. La reacción pública al anuncio incrementó el debate respecto a la capacidad de influencia de Trump sobre su base y las consecuencias derivadas de las divisiones entre antiguos aliados, consignó el artículo.

El medio detalló también que la carta de Greene sirvió para reiterar su descontento no solo contra Trump y la dirigencia republicana, sino también frente a otros temas nacionales. Expresó críticas tanto al Partido Republicano como al gobierno federal, especialmente por el cierre federal prolongado que—según su perspectiva—obligó al país a vivir más de 40 días en una situación política desfavorable. Greene dirigió objeciones explícitas contra las posturas oficiales en materia de política exterior, mencionando el ataque a Irán y algunas estrategias sanitarias implementadas durante la crisis presupuestaria.

Estas posiciones críticas y el debate sobre la transparencia en el caso Epstein profundizaron el aislamiento de Greene en la Cámara de Representantes y minaron su relación con los principales referentes republicanos, según consignó la fuente que cubrió los hechos. La congresista subrayó en su mensaje institucional que haber sido de las principales impulsoras del proyecto político de Trump no debería implicar que sus demandas de justicia la sitúen en la categoría de traidora ante la dirección que lideró el movimiento.

El impacto político de su renuncia, remarcó la publicación original, alimenta la revisión de estrategias y prioridades en la base republicana de cara al siguiente ciclo electoral en Estados Unidos. La salida de Greene deja al descubierto el agudo malestar entre los sectores conservadores y acentúa la tensión en torno al liderazgo de Trump, así como la perspectiva de un nuevo reordenamiento en el movimiento MAGA tras la pérdida de una de sus voces más visibles.