
Tamara Falcó está de enhorabuena. La marquesa de Griñón ha cumplido este jueves 20 de noviembre 44 espléndidos años y, lejos de grandes celebraciones, ha disfrutado de un día marcado por la normalidad en el que, además de almorzar con su madre, ha cumplido con sus compromisos profesionales sin separarse de Íñigo Onieva, que ha querido estar a su lado en un día tan especial para ella.
La jornada comenzaba con una repartidora llegando a su domicilio con un gran ramo de flores, globos, y una caja que contenía una tarta. Una sorpresa con la que el empresario ha despertado a la marquesa como ella misma nos ha contado emocionada, dejando en el aire con una gran sonrisa qué más le ha regalado su marido en el 5º cumpleaños que pasa a su lado.
A mediodía, la pareja ponía rumbo a la casa de Isabel Preysler para soplar las velas en la intimidad y sin la presencia en esta ocasión de ninguno de sus hermanos, ya que Ana Boyer -que es la que más tiempo pasa en Madrid- se encuentra en Doha con Fernando Verdasco y sus tres hijos y no vendrán a España hasta las próximas Navidades.
Tras descansar durante la tarde, y dejando en manos de Íñigo la tarea de pasear a sus perritos, Tamara se enfundaba en un discreto pero elegante conjunto de pantalón gris y top negro, y reaparecía radiante en el plató de 'El Hormiguero' donde, presumiendo de la maravillosa relación que tiene con sus compañeros -a los que obsequió con unos pastelitos- Pablo Motos, Nuria Roca, Juan del Val y Cristina Pardo la sorprendían en directo cantándole el 'cumpleaños feliz' para alegría y emoción de la cumpleañera.
Entre el público, alguien muy especial, su marido, que ha querido estar a su lado en su cumpleaños y con el que ha derrochado complicidad al abandonar el plató en coche rato después del fin del programa. Pletórica, la socialité ha bajado la ventanilla para agradecer las felicitaciones de la prensa. "Muy bien, muchas gracias. Estoy muy feliz, gracias" ha expresado, confesando que lo único que pide en el mejor momento de su vida tanto a nivel personal como profesional es quedarse como está: "Exacto, por lo menos" ha revelado con una inmensa sonrisa.
Y aunque no nos ha contado qué le ha regalado Íñigo porque así se lo ha pedido él, sí ha confirmado que la tarta y los globos que vimos llegar a su casa a primera hora de la mañana han sido un detalle de su marido. "No me puedo quejar" ha reconocido.
Lejos de poner rumbo a su domicilio para terminar la jornada en la intimidad, la pareja se ha dirigido a un conocido local de la capital para acudir a otro cumpleaños, dando un cómplice paseo cogidos de la mano que refleja que, dos años después de su boda, están más enamorados que nunca. "Bueno, no lo había pensado, pero hay gente que se lo voy a regalar definitivamente" ha asegurado entre risas cuando la prensa le ha preguntado si pensaba regalar esta Navidad las memorias de su madre.
Exprimiendo al máximo la noche, Tamara e Íñigo abandonaban la fiesta a altas horas de la madrugada derrochando complicidad hasta el parquing en el que tenían aparcado su coche, a cuya entrada el empresario se ha mostrado de lo más pendiente de su mujer agarrándola cariñosamente por la cintura para que no sufriese un traspiés con sus altísimos tacones.

