
Luis Manso, oncólogo adjunto del Hospital Universitario 12 de Octubre en Madrid y representante del Grupo Español de Investigación en Cáncer Ginecológico (GEICO), señaló que actualmente se están utilizando conjugados anticuerpo-fármaco (ADC, por sus siglas en inglés) en el tratamiento del cáncer de ovario, con la expectativa de que para el año 2026 este tipo de tratamiento esté financiado en España. Además, anticipó que existen otros ADC en fases de investigación que podrían consolidarse como alternativas terapéuticas durante los próximos cuatro años. Esta perspectiva se abordó en la jornada 'Evolución e innovación en el abordaje de los tumores ginecológicos', organizada por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y la compañía farmacéutica MSD, según publicó el medio informativo.
El medio también consignó que Alfonso Cortés, oncólogo adjunto en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid y portavoz de GEICO, consideró a los ADC como la "gran esperanza" en el manejo de los tumores ginecológicos. Durante su intervención, Cortés destacó que estos tratamientos utilizan anticuerpos monoclonales como vehículos para trasladar la quimioterapia de forma directa a las células tumorales, lo que podría suponer el reemplazo progresivo de los regímenes de quimioterapia convencional y, con ello, la mejora de los resultados en las pacientes. Según detalló Cortés, en la actualidad existen ADC en investigación y en ensayos clínicos dentro de prácticamente todos los escenarios relacionados con tumores ginecológicos.
De acuerdo con el medio, los tumores ginecológicos pueden afectar diversas localizaciones en el aparato reproductor femenino, como el útero, los ovarios, el cuello uterino, la vulva, la vagina, las trompas de Falopio y el peritoneo. Entre ellos, el cáncer de cuerpo uterino es el más frecuente en España, con una estimación de hasta 7.428 nuevos diagnósticos a lo largo de este año. Esta cifra sitúa al cáncer de cuerpo uterino como la cuarta neoplasia más común entre las mujeres en el país, solo superada por los casos de cáncer de mama, colorrectal y de pulmón. Los casos estimados de cáncer de ovario alcanzan los 3.748, mientras que para el cáncer de cuello de útero se proyectan 2.307 nuevos diagnósticos en 2025. El medio detalló además que la Organización Mundial de la Salud ha implementado desde 2020 una estrategia específica orientada a la eliminación del cáncer de cuello uterino.
Según se explicó en la jornada, la supervivencia de las pacientes con cáncer en España se ha duplicado en las últimas cuatro décadas y la proyección apunta a un incremento sostenido en los próximos años. Datos recientes citados por el medio señalan que la supervivencia neta a cinco años es actualmente del 74 por ciento para el cáncer de cuerpo uterino, del 66 por ciento en el de cuello uterino y del 41 por ciento en el de ovario. Los expertos atribuyeron estas cifras a la introducción de nuevos abordajes terapéuticos que responden a necesidades no cubiertas durante décadas previas.
En cuanto a la innovación farmacológica, el medio informó que durante los últimos diez años la llegada de los inhibidores de PARP marcó un cambio significativo en el tratamiento de los tumores ginecológicos. Estos fármacos bloquean la reparación del ADN en las células cancerosas, dificultando así su viabilidad. Cortés enfatizó que este tipo de avances ha supuesto una auténtica transformación del panorama terapéutico.
La inmunoterapia es otra estrategia que los expertos identifican como relevante dentro del tratamiento de algunos tumores ginecológicos. Según remarcó Manso, este abordaje está más orientado hacia el cáncer de endometrio y de cérvix. El medio indicó que la inmunoterapia actúa favoreciendo la reacción de las propias células del organismo, que pueden en consecuencia desactivar el crecimiento tumoral.
De acuerdo con el reporte, los especialistas también remarcaron el papel que cumplen la información clara y el acompañamiento constante a las pacientes, factores que contribuyen a optimizar los resultados en salud. Este aspecto fue presentado como un elemento clave en la atención oncológica, junto con el desarrollo actual y futuro de nuevas terapias, entre ellas los propios conjugados anticuerpo-fármaco.

