
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) registró durante octubre de 2025 más de 260 ataques atribuidos a colonos israelíes en Cisjordania, una cifra que representa el máximo mensual documentado por este organismo desde que inició sus registros en 2006. Este contexto de violencia incrementada llevó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a anunciar la convocatoria urgente de su gabinete para abordar lo que denominó una “grave situación”, según informó la oficina del jefe de Gobierno a través de un comunicado reproducido por diversos medios internacionales.
Según publicó la fuente, Netanyahu expresó que asumirá de manera personal la gestión de esta crisis en los territorios ocupados, enfatizando la urgencia de establecer una respuesta gubernamental ante la escalada de incidentes violentos perpetrados por colonos. El mandatario subrayó que los disturbios violentos y la actuación de “un pequeño grupo extremista, que no representa a los habitantes de Judea y Samaria”—haciendo referencia al nombre bíblico de Cisjordania—, tienen un carácter grave y ameritan una reacción firme del Estado. El líder israelí trasladó un mensaje categórico tanto a los miembros del Ejecutivo como a las fuerzas de seguridad: “Exhorto a las fuerzas de seguridad a que actúen contra los alborotadores con todo el peso de la ley”, detalló el comunicado oficial, respaldando explícitamente la labor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y a las entidades encargadas del orden público.
De acuerdo con la información difundida por la oficina de Netanyahu y reflejada en agencias de noticias y plataformas como OCHA, desde el 7 de octubre de 2023, la violencia en Cisjordania y Jerusalén Este ha resultado en la muerte de más de mil palestinos, tanto por acciones del ejército israelí como por ataques de colonos. El repunte de hechos violentos, no obstante, comenzó incluso antes, ya que los primeros nueve meses de 2023 mostraron un aumento sostenido de víctimas en estos territorios, alcanzando cifras que Naciones Unidas calificó de récord en comparación con años anteriores.
Durante el presente año, la OCHA reportó que cerca de 500 palestinos han muerto en el contexto de la ocupación y el conflicto en Cisjordania y Jerusalén Este. En los meses recientes, más de 210 personas perdieron la vida según los datos recabados por esta organización internacional, lo que configura un panorama de tensión persistente y escalada de enfrentamientos en la zona. Estas cifras revelan una tendencia preocupante, tanto por la frecuencia como por la intensidad de los sucesos, de acuerdo con las observaciones realizadas por personal de la ONU y publicadas por la OCHA.
El medio consignó que Netanyahu, en su pronunciamiento, reiteró la necesidad de mantener el orden y apostó por una política de respaldo irrestricto a los organismos militares y policiales a cargo del territorio ocupado. “Respaldo a las Fuerzas de Defensa de Israel y a las fuerzas de seguridad, que seguirán actuando con resolución y valentía para mantener el orden”, agregó el primer ministro en palabras recogidas por los medios oficiales.
El impacto de la violencia se manifiesta en múltiples dimensiones: por un lado, las operaciones del ejército, que incrementaron su presencia y actividad en áreas clave de Cisjordania; por otro, los ataques directos de colonos contra comunidades palestinas y propiedades, a menudo acompañados de daños materiales y desplazamiento de familias. Reportó la OCHA que la multiplicidad de agresiones ha llevado a solicitaciones internacionales de contención y llamadas a ambas partes para reducir las hostilidades, aunque la respuesta del gobierno israelí se ha centrado por el momento en reforzar la autoridad militar y los dispositivos de seguridad sobre el terreno.
La OCHA recordó que, desde 2006, nunca se habían registrado tantos incidentes protagonizados por colonos en un solo mes como los más de 260 contabilizados en octubre de 2025. Documentos internos consultados por este organismo indican que la mayoría de estos ataques redundó en lesiones a personas, destrucción de bienes y alteración significativa de la rutina y la vida cotidiana de las comunidades palestinas afectadas. La escalada de violencia ha incidido de forma directa en la movilidad y en el desarrollo de actividades económicas básicas en diversas localidades de Cisjordania.
Tal como reportó la fuente, el Ejecutivo israelí no descartó la adopción de nuevas medidas legislativas y operativas para responder a la situación. Aunque el primer ministro aseguró que la respuesta se dirigirá contra “quienes intentan tomarse la justicia por su mano”, activistas de derechos humanos y representantes palestinos han advertido sobre el impacto de la militarización sobre la vida civil y la posibilidad de un nuevo aumento en el número de víctimas, según recogen los informes publicados por la OCHA.
El seguimiento de la evolución de la crisis en Cisjordania continúa siendo objeto de análisis por parte de organismos internacionales y gobiernos de la región, que monitorean tanto la actuación de las fuerzas israelíes como la respuesta de las comunidades palestinas ante los recientes acontecimientos. Según los datos y el seguimiento realizado por la OCHA y recogido por los medios, la atención se centra tanto en la capacidad del Ejecutivo israelí para frenar la violencia como en las repercusiones humanitarias y de seguridad que la situación genera en la zona.

