
La administración pública continúa priorizando la reconstrucción de infraestructuras y núcleos urbanos tras la dana ocurrida en Valencia, pero aún mantiene pendiente la restauración de ríos y humedales, medida considerada esencial ante futuros episodios de inundación, según advirtió WWF. La organización ambiental enfatizó que esta restauración representa la defensa más efectiva contra las crecidas, señalando que, aunque la dana evidenció la vulnerabilidad del territorio, no se ha registrado una transformación significativa en la gestión de las áreas susceptibles a inundaciones. Según detalló WWF, este enfoque limita la capacidad de adaptación y podría agravar los daños en caso de fenómenos extremos provocados por el cambio climático.
De acuerdo con la información publicada por WWF, las inversiones previstas por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) para 2026 suman 581 millones de euros destinados principalmente a la reposición de daños en infraestructuras, así como a actuaciones de saneamiento, depuración y abastecimiento. En contraste, solo se asignarán 184 millones de euros a la recuperación y restauración de cauces y de la Albufera. Frente a esta distribución de recursos, la ONG remarcó que la apuesta por reforzar infraestructuras, en lugar de promover soluciones naturales, aleja del objetivo de reducir la vulnerabilidad frente a las consecuencias del cambio climático.
El medio WWF puntualizó que las medidas anunciadas por la administración han consistido en propuestas para corregir los cauces de los ríos, ensanchados hasta en un 30% por el efecto de la dana, en vez de devolverles un mayor espacio de libertad para permitir la absorción y canalización natural de las crecidas. Además, se encuentran en fase de estudio algunas zonas donde se permitirían inundaciones controladas antes de que el agua llegue a las áreas urbanas más expuestas. Esta medida busca retener el agua de manera natural y anticiparse a posibles emergencias en municipios situados en zonas inundables.
Pese a estos anuncios, WWF criticó que la mayor parte de las acciones previstas continúan centradas en la construcción de nuevos canales, muros más altos y vías de drenaje. Estas iniciativas, denominadas infraestructuras grises, suelen requerir importantes inversiones económicas y, de acuerdo con la organización, refuerzan la dependencia de soluciones de ingeniería costosas en lugar de impulsar medidas basadas en la naturaleza, la restauración de ecosistemas y la ampliación de espacios fluviales.
Según reportó WWF, el refuerzo de infraestructuras tradicionales no constituye una respuesta suficiente ante la frecuencia e intensidad creciente de eventos climáticos extremos. Para la organización ecologista, las consecuencias negativas de sostener este modelo se hacen más evidentes en contextos como el valenciano, donde la exposición de núcleos urbanos y sistemas vitales a nuevos episodios torrenciales aumenta debido a la transformación del territorio y el impacto del cambio climático.
WWF instó a acelerar la implementación de medidas de adaptación al cambio climático, recalcando que la vulnerabilidad de España frente a este fenómeno requiere respuestas inmediatas y ajustadas a las características de cada territorio. La organización también advirtió sobre los límites de la capacidad de adaptación si las temperaturas globales siguen aumentando. Según señaló la ONG, si no se detiene el incremento térmico, se superarán los umbrales a partir de los cuales los daños serán irreversibles y las soluciones actuales no lograrán prevenir ni mitigar los riesgos.
La organización subrayó la importancia de convertir los compromisos internacionales en acciones concretas y urgentes, especialmente ante la inminencia de la COP30. WWF reivindicó la necesidad de aprender a convivir con fenómenos extremos, que serán más frecuentes, intensos y difíciles de prever en el futuro próximo. Teresa Gil, responsable del programa de Aguas de WWF, declaró: “Tenemos que aprender a convivir con fenómenos extremos que serán más frecuentes, intensos y difíciles de predecir. Para prevenir sus efectos más adversos es necesario restaurar ríos y humedales, recuperar el espacio natural de los cauces y apostar por soluciones basadas en la naturaleza que nos protejan en el futuro. Sin ellas, los daños seguirán aumentando”.
WWF sostuvo que, de no realizarse estos cambios, el coste humano y material de cada episodio de lluvias intensas puede incrementarse notablemente. La ONG remarcó que, aunque se han iniciado estudios sobre posibles inundaciones controladas, no se han concretado los proyectos de restauración necesarios para devolver espacios de libertad a los cauces ni para promover soluciones naturales capaces de amortiguar el impacto de futuras crecidas. Al respecto, la organización hizo énfasis en que la restauración de ecosistemas, como ríos y humedales, resulta clave para la reducción de daños y para una gestión sostenible del agua, prioridades que, de acuerdo con WWF, no han recibido la inversión proporcional a su importancia.
Según el seguimiento realizado por WWF, la apuesta por infraestructuras grises perpetúa la vulnerabilidad de la población y representa una oportunidad perdida para modernizar la gestión del agua con una lógica preventiva y sostenible. La organización lamentó que la administración insista en reforzar canales y levantar muros sin incorporar propuestas que prioricen la adaptación natural ante episodios extremos, una necesidad subrayada por los recientes eventos meteorológicos. WWF concluyó sus advertencias reclamando una actuación urgente y firme para frenar el avance del cambio climático y proteger a las comunidades frente a riesgos que, según las previsiones científicas, se intensificarán en los próximos años.


