
Nueva York, 9 abr (EFE).- Las multinacionales farmacéuticas estuvieron este miércoles en el punto de mira de Wall Street tras las amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con imponer aranceles a sus importaciones, pese a que estaban exentas de gravámenes en medio de la vigente guerra comercial.
Trump dijo anoche, ante el Comité Republicano en Washington, que "muy pronto" anunciará un "gran" arancel a los productos farmacéuticos y agregó que "cuando (las empresas) lo escuchen abandonarán China, abandonarán otros sitios, porque la mayoría de sus productos se venden aquí" (en EE.UU.).
En la bolsa de Nueva York, a media sesión llegaron a caer cerca del 4 % las estadounidenses Eli Lilly, AbbVie, Bristol Myers Squibb o Regeneron, mientras que otras más grandes como Merck (MSD en EE.UU.), Pfizer, Johnson & Johnson y Amgen se dejaban un 2 %.
No obstante, esas caídas pasaron a ser subidas, un par de horas antes del cierre de la bolsa, tras el anuncio de Trump de suspender la mayoría de los aranceles que llama "recíprocos" durante 90 días, excepto los de China, que elevó al 125 %, y de mantener el arancel global en el 10 %.
Al cierre de la Bolsa de Londres, antes de ese anuncio, las firmas más castigadas fueron AstraZeneca, que perdió un 6,82 %, y GSK, que cayó un 5,71 %; mientras que en la Bolsa de Madrid destacó el desplome de casi el 8 % de Grifols.
En los últimos dos meses, Trump ha sugerido que los aranceles a las farmacéuticas pueden ser del 25 % o más y "subirán de forma muy considerable a lo largo del año"; además, se ha quejado expresamente de las firmas radicadas en China e Irlanda por beneficiarse de incentivos fiscales.
La India, considerada "la farmacia del mundo", también se vería potencialmente afectada por esos futuros aranceles al ser un pilar clave en la industria global y en el mercado estadounidense, ya que abastece alrededor del 50 % de los medicamentos genéricos que se consumen en EE.UU.
La industria farmacéutica europea advirtió ayer a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que a menos que el bloque haga un "cambio de política rápido y radical" es "probable que la investigación, el desarrollo y la fabricación de productos farmacéuticos se dirijan hacia Estados Unidos".
Precisamente, el pasado viernes el ejecutivo de Eli Lilly, David Ricks, dijo a la BBC que las empresas "tienen que comerse el coste de los aranceles" y vaticinó "una reducción de personal, o de investigación y desarrollo".
Los potenciales aranceles de Trump a las importaciones farmacéuticas para que las empresas trasladen sus operaciones a EE.UU. también han sido recibidos con escepticismo por algunos analistas y expertos, que destacan que se trata de una cadena de suministro muy globalizada.
Algunas multinacionales del sector ya habían estado tomando ciertas decisiones para congraciarse con Trump en los últimos meses, con inversiones multimillonarias en EE.UU., como es el caso de Eli Lilly y Johnson & Johnson.
En paralelo, legisladores demócratas de EE.UU. advirtieron la víspera -en una carta- que las "alteraciones en el suministro de productos médicos críticos inevitablemente perjudicará a los pacientes de EE.UU.", conllevará un "racionamiento" de medicinas, el uso de alternativas menos efectivas y el retraso de tratamientos.