Budapest, 6 dic (EFE).- El Tribunal Constitucional de Rumanía anuló este viernes las elecciones presidenciales después de que informes de inteligencia revelaran una injerencia rusa que favoreció a Calin Georgescu, candidato de extrema derecha que ganó en la primera vuelta del 24 de noviembre.
Esta decisión llega apenas dos días antes de la prevista segunda vuelta del domingo, en la que Georgescu, ganador sorpresivo de la primera ronda, iba a enfrentarse a la europeísta Elena Lasconi.
Según la resolución del tribunal, todo el proceso electoral ha quedado invalidado y comenzará desde el principio, con una nueva fecha que deberá ser fijada por el Gobierno y que, según los medios rumanos, sería en primavera de 2025.
Esta inédita decisión en el país de 19 millones de habitantes miembro de la Unión Europea (UE) y la OTAN no fue explicada en el breve comunicado del Constitucional, que sostuvo que las motivaciones estarían incluidas cuando se publique la resolución completa en el Boletín Oficial.
La anulación se produce después de que el miércoles el presidente, Klaus Iohannis, declasificase cinco informes de inteligencia en los que se indicaba que Georgescu, vencedor inesperado en la primera vuelta con casi el 23 %, estuvo respaldado por una estrategia de injerencia con un "modo de operar de un actor estatal", al que no nombra.
Este viernes, el primer ministro socialdemócrata, Marcel Ciolacu, consideró "justa" la decisión del tribunal porque el resultado "fue descaradamente distorsionado como consecuencia de la intervención de Rusia".
Esos informes muestran que la "agresiva promoción" de Georgescu recibió financiación externa no declarada de más de un millón de euros. Georgescu asegura que no gastó ni un euro en su campaña, lo que los expertos en redes sociales consideran imposible.
La polémica decisión del Constitucional ha sido criticada tanto por fuerzas ultranacionalistas como liberales como un intento de las formaciones tradicionales —el Partido Social Demócrata (PSD) y el Partido Nacional Liberal (PNL, centroderecha)— de enmendar su fracaso político manipulando el sistema judicial.
El PSD y el PNL son las dos formaciones que se han repartido el poder en Rumanía en las últimas décadas, han gobernado en coalición desde 2021 y, por primera vez desde la caída del comunismo, ninguno de sus dos candidatos llegó a la segunda vuelta el 24 de noviembre.
La europeista Elena Lasconi, quien habría competido contra Georgescu en la segunda vuelta presidencial, criticó duramente la anulación, calificándola como un ataque contra la democracia.
George Simion, líder del partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), que en las elecciones legislativas del pasado domingo fue el segundo más votado con el 18,3 %, calificó la decisión como un "golpe de Estado" pero pidió a sus seguidores que no salieran a las calles a protestar para evitar altercados.
Más allá de la posible injerencia, en Rumanía existe un descontento con las formaciones tradicionales debido las persistentes desigualdades económica y regional, y la corrupción, que se tradujeron en un voto protesta a favor de Georgescu.
En 2023, un tercio de los rumanos estaban en riesgo de pobreza, y el ingreso medio anual seguía siendo menos de un tercio (alrededor de 6.500 euros) del promedio de la UE, según Eurostat.
Además, la inflación, que el año pasado fue del 10 % y este año se prevé de un 5 %, es mucho mayor en alimentos básicos, que son un 50 % más caros que antes de la pandemia, según datos oficiales.
Rumanía, hasta ahora un bastión de estabilidad en la región del Mar Negro y un aliado clave de la OTAN en la ayuda occidental a Ucrania, se encuentra ahora sumida en una inédita situación de incertidumbre política.
El mandato del presidente Iohannis vence el próximo 21 de diciembre, y, según la legislación, el jefe de Estado deberá ser reemplazado de forma interina por el nuevo presidente del Senado, que será elegido una vez que se haya constituido ese mismo día el nuevo Parlamento, surgido de las legislativas del pasado domingo.
Iohannis, sin embargo, aseguró este viernes que "el presidente ejerce su mandato hasta el juramento del cargo del presidente recién elegido", con lo que abrió la posibilidad de seguir en la jefatura del Estado más allá del día 21.
En las legislativas del pasado domingo, el bloque europeista, formado por socialdemócratas, conservadores, liberales y la minoría húngara, obtuvo un 55 % de los votos, frente al 32 % de las tres formaciones ultranacionalistas y críticas con la UE.
Aunque Rumanía es una democracia parlamentaria el presidente tiene amplias prerrogativas, incluyendo el papel de comandante en jefe del Ejército, la dirección de la política exterior y el nombramiento de los jefes de los servicios de inteligencia.
Viena, 6 dic (EFE).- El Tribunal Constitucional de Rumanía anuló este viernes la primera vuelta de las elecciones presidenciales, protagonizadas por Calin Georgescu, un ultranacionalista de 62 años que combina un discurso prorruso, ideas ultranacionalistas y teorías conspirativas y esotéricas.
Georgescu venció contra todo pronóstico en la primera vuelta gracias a una campaña en las redes sociales, especialmente TikTok, en la que los servicios de inteligencia rumanos ven la mano de un "actor estatal", y que le permitió sumar el 23 % de los votos cuando las encuestas le daban el 6 %.
El candidato nació en el acomodado barrio bucarestino de Cotroceni -donde se encuentra el palacio presidencial- y sus dos padres fueron profesores universitarios durante la Rumanía comunista.
Georgescu resulta muy polarizador, para sus fieles es un líder que desafía al corrupto sistema político rumano, mientras que para sus detractores es un oportunista que explota el descontento social con un discurso plagado de contradicciones.
A este antiguo campeón nacional de judo le gusta presentarse como un hombre de acción: montando a caballo, nadando en un lago helado o corriendo un maratón. Su lenguaje, sencillo y con elementos místicos, parece más propio de un gurú religioso que de un político.
Entre las numerosas contradicciones de su discurso está que, pese a sus críticas a un "Occidente corrupto", gran parte de su carrera se desarrolló en las instituciones "globalistas" que desprecia.
Georgescu se formó como ingeniero y es doctor en Pedología, una rama de las ciencias del suelo, y en la década de 1990 ocupó diferentes puestos en el Ministerio de Medio Ambiente de su país.
Entre 1999 y 2012, fue representante de Rumanía en el comité nacional del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. También desarrolló las dos estrategias nacionales de desarrollo sostenible de Rumanía, adoptadas en 1999 y 2008.
Entre 2010 y 2012, fue relator especial de la ONU para residuos tóxicos y peligrosos. Además, formó parte del influyente "Club de Roma", un 'lobby' que debate cuestiones globales, y presidió entre 2012 y 2015 su Centro Europeo de Apoyo.
Georgescu declaró que lo abandonó porque, según él, la organización fue "absorbida por intereses corporativos".
Poco a poco, en la década pasada, Georgescu comenzó a interesarse por la política, pero fue durante la pandemia cuando ganó cierta relevancia con sus mensajes ultrarreligiosos, en los que se mostraba escéptico con las vacunas y minimizaba el peligro de la covid.
Además de sus posiciones antivacunas, se convirtió en un vector de ideas conspirativas como la de que los refrescos contienen 'nanochips' que pueden controlar a las personas, que el hombre nunca llegó a la luna porque todo fue una "manipulación" y que la tecnología 5G es "extremadamente peligrosa".
En 2021 fue propuesto para el cargo de primer ministro por el partido ultranacionalista Alianza para la Unión de los Rumanos, que entonces tuvo el 9 % de los votos.
Su relación con ese partido irredentista terminó entonces abruptamente tras unas declaraciones en las que elogió como "héroes" y "mártires" a Ion Antonescu y Corneliu Codreanu, líderes del fascismo rumano y responsables del Holocausto en Rumanía, donde fueron asesinados cientos de miles judíos rumanos.
Estas afirmaciones le valieron una investigación penal por promover el culto a responsables de genocidios, aunque el caso fue desestimado por la Justicia.
Georgescu ha elogiado al presidente ruso, Vladimir Putin, como un líder patriótico y sostuvo que "la solución de Rumanía radica en la sabiduría rusa". También ha cuestionado la legitimidad de Ucrania, calificando a ese país de "estado inventado".
La OTAN ha sido objeto de muchas de sus críticas, en una ocasión dijo que la presencia en Rumanía de un escudo antimisiles de la Alianza es una "vergüenza diplomática".
Georgescu defiende reintroducir el servicio militar obligatorio con el argumento de que fortalecería el carácter patriótico de los jóvenes.
En general, aboga por un retorno a los valores tradicionales, nacionalismo económico y la autosuficiencia energética, al tiempo que sueña con una Rumanía "independiente" de las instituciones occidentales, a las que acusa de "dañar moralmente" al país.
Sus ideas reaccionarias también se extienden al papel de la mujer, que considera subordinada al hombre y, por ejemplo, criticó el alto número de cesáreas en Rumanía, afirmando que éstas "rompen el hilo divino" entre madre e hijo.