Un número creciente de investigaciones está desafiando algunas de las creencias más arraigadas sobre la sexualidad, revelando que muchas ideas populares sobre el deseo sexual y la frecuencia sexual ideal no se sostienen ante la evidencia científica.

Según expertos citados por The Wall Street Journal, los mitos sobre el sexo persisten en la cultura popular y afectan la manera en que las parejas viven su intimidad, a pesar de que los estudios recientes ofrecen una visión más matizada y realista sobre lo que realmente contribuye a la satisfacción en la pareja.
La desinformación sexual sigue siendo un problema extendido. Justin Garcia, director ejecutivo del Kinsey Institute en la Universidad de Indiana, advirtió al medio norteamricano que “tenemos un problema de alfabetización sexual en nuestra cultura”.
Además, la investigación en sexualidad suele recibir pocos recursos y enfrenta obstáculos, como políticos y religiosos, dificultando el acceso a datos rigurosos. De esta manera, se genera la creación de mitos que se transmiten como verdades absolutas.

Frecuencia sexual ideal y satisfacción en la pareja
Uno de los mitos más extendidos sostiene que las parejas felices mantienen relaciones sexuales con mucha frecuencia y que quienes no lo hacen están en riesgo de tener problemas de pareja. Sin embargo, Gurit Birnbaum, profesora de psicología en la Universidad Reichman de Israel, desmintió esta creencia: “No importa cuánto sexo tengamos, siempre pensamos que deberíamos tener más”.
La evidencia científica actual demuestra que las necesidades sexuales varían considerablemente entre parejas y a lo largo del tiempo, influidas por factores como la edad, la duración de la relación, la salud y el estrés.
Una revisión de 279 estudios sobre sexualidad, publicada en Nature Reviews Psychology y coescrita por Birnbaum, concluyó que las personas que mantienen relaciones sexuales una vez por semana reportan mayor satisfacción en la relación y en la vida que quienes lo hacen con menor frecuencia. Quienes tienen sexo más de una vez por semana no experimentan un aumento adicional en su felicidad.
Los investigadores sugieren que una frecuencia semanal es suficiente para mantener la conexión emocional, mientras que una mayor frecuencia puede volver la experiencia rutinaria o agotadora.
Además, el llamado “efecto de satisfacción posterior al sexo” se comprobó en un estudio: la sensación de bienestar y cercanía persiste durante varios días después del encuentro íntimo. Como resumió Birnbaum, no es necesario tener sexo a diario para sentir intimidad y cercanía en la pareja.

Fantasías sexuales y comunicación en la pareja
Otro mito habitual indica que las fantasías sexuales deben mantenerse en secreto para evitar conflictos o inseguridades en la relación. Justin Lehmiller, investigador principal del Kinsey Institute, analizó las fantasías sexuales desde 2014 y señala que casi el 97% de las personas reconoce tenerlas.
Aunque algunos terapeutas advierten sobre los riesgos de compartirlas, la investigación de Lehmiller reveló lo contrario. La mayoría de quienes comparten sus fantasías con la pareja experimentan resultados positivos, incluso cuando se trata de ideas sobre abrir la relación a otras personas.
Compartir fantasías puede fortalecer el vínculo, aumentar la emoción en la vida sexual y mejorar la satisfacción tanto en la relación como en el ámbito íntimo.
El especialista recomendó reflexionar sobre el motivo para compartir una fantasía—ya sea para revitalizar la vida sexual, buscar mayor comprensión o explorar nuevas experiencias—y presentarla de manera adecuada según la dinámica de la pareja. No obstante, aclaró que no es necesario compartir todas las fantasías, especialmente si alguna podría incomodar o generar inseguridad en la otra persona.

Mito del sexo espontáneo y valor de la planificación
La creencia de que el mejor sexo es siempre espontáneo también fue cuestionada por la ciencia. Las representaciones en el cine y la televisión suelen mostrar encuentros impulsivos y apasionados, lo que refuerza la idea de que la planificación resta autenticidad o placer.
Sin embargo, Amy Muise, profesora de psicología en la Universidad de York y directora del Sexual Health and Relationships Lab, encontró que las parejas que planifican sus encuentros sexuales—por ejemplo, mediante citas programadas—disfrutan tanto o más que quienes dependen de la espontaneidad.
Un estudio próximo a publicarse, citado por The Wall Street Journal, indica que informar a las parejas sobre los beneficios de programar el sexo no solo aumenta la frecuencia de los encuentros, sino también el disfrute.
Muise explicó que la anticipación que genera la planificación puede ser un estímulo en sí mismo y demuestra que la relación es una prioridad. Laurie Mintz, terapeuta sexual y profesora emérita de la Universidad de Florida, sugirió que pensar en estos encuentros como citas especiales puede ayudar a mantener la emoción, recordando cómo en los inicios de la relación se dedicaba tiempo a prepararse y seducir a la pareja.

A partir de estos hallazgos, los expertos consultados por The Wall Street Journal recomendaron a las parejas que busquen información fiable y se permitan cuestionar las creencias heredadas sobre la sexualidad.
Adaptar la frecuencia de las relaciones sexuales a las necesidades reales de la pareja, compartir fantasías de manera reflexiva y considerar la planificación como una herramienta para fortalecer la intimidad son estrategias respaldadas por la investigación. La clave está en la comunicación abierta y en la flexibilidad para ajustar las expectativas a lo largo del tiempo.
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