
Sentirse solo en la adultez es cada vez más frecuente. Aunque la relevancia de las amistades para el bienestar mental está probada, numerosos adultos encuentran mucho más difícil crear y sostener vínculos significativos que en la juventud.
Un análisis del psicólogo por Mark Travers para Forbes señaló causas psicológicas y sociales detrás de este fenómeno, y conocerlas puede ser el primer paso para superar el aislamiento.
Cómo cambia la forma de relacionarse con el paso del tiempo
El paso de la infancia y la adolescencia a la adultez transforma la manera de relacionarse. En la escuela, las estructuras sociales facilitan el encuentro con personas afines y las actividades compartidas, lo que da pie a amistades espontáneas.
Con el tiempo, cambian las prioridades: trabajo, mudanzas, nuevas responsabilidades y evolución personal pueden debilitar o romper vínculos antiguos.

Estos cambios no solo reducen la frecuencia de las interacciones sociales, sino que incrementan la sensación de soledad, una realidad que, según Travers, afecta a millones de adultos y repercute directamente en la salud mental.
Psicología de la amistad: obstáculos y oportunidades
1- El primer obstáculo identificado es la tendencia a esperar que los demás den el primer paso. En la juventud, la espontaneidad y la menor cautela facilitan nuevas amistades.
En la adultez, la inclinación a ser más reservados y la creencia de que la simple cercanía en lugares como el trabajo o el gimnasio basta para generar vínculos suelen dificultar la formación de nuevas relaciones.
Taylor West, autor principal de un estudio publicado en 2024 en The Journal of Positive Psychology y citado por Forbes, destacó: “Me sorprendió descubrir que incluso las interacciones casuales y cotidianas con desconocidos son importantes para nuestro bienestar”.

Además agregó que “estas interacciones aparentemente cotidianas al estar fuera de casa son las que hacen sentir a las personas parte de la sociedad y le dan un sentido de pertenencia”.
El estudio de West demostró que la calidad de las conversaciones informales con extraños y conocidos se asocia con menos soledad y mejor salud mental, comparables a los beneficios de los vínculos cercanos.
Para quienes sienten dificultades al iniciar relaciones, Travers propuso estrategias prácticas: participar en actividades con personas de intereses similares, clubes de lectura, talleres, gimnasios, eventos comunitarios, comenzar conversaciones con interés genuino.
La constancia y la intención de crear pequeños lazos pueden transformar gradualmente estas conexiones en amistades sólidas.

2- El segundo obstáculo es la rigidez en las expectativas. Mientras que en la infancia el contacto frecuente es habitual, en la adultez las agendas y las prioridades exigen flexibilidad.
Una revisión sistemática publicada por Frontiers in Psychology y citada por Forbes concluyó que la calidad de la amistad y el tiempo compartido son predictores sólidos del bienestar.
Factores como la cantidad de amigos, las reacciones ante buenas noticias, el apoyo a la independencia y el esfuerzo constante para mantener el vínculo se consideran determinantes.

El estudio subrayó que las amistades aportan energía y satisfacción de necesidades psicológicas básicas, incluso si el contacto no es diario. Gestos sencillos y regulares (mensajes, llamadas ocasionales o pequeños detalles) suelen superar la frecuencia de los encuentros presenciales.
3- La tercera causa señalada es el intento de manejar aspectos que escapan al control dentro de la relación. Muchas personas mantienen expectativas silenciosas sobre cómo deben comportarse sus amigos, como las respuestas inmediatas, la inclusión constante o la similitud de actitud.
Cuando estas no se cumplen, la decepción debilita la relación. Un estudio de Advances in Life Course Research reveló que, con la edad, las amistades tienden a ser más homogéneas en género y nivel educativo, aunque la similitud de edad se mantiene estable.

Buscar que los amigos sean un reflejo exacto de uno mismo puede generar frustración y reducir la diversidad. Los expertos recomendaron centrarse en el propio accionar, ser amables, mostrar iniciativa y comprender las limitaciones ajenas, ya que la indulgencia y la aceptación favorecen vínculos más auténticos.
Claves para crear y fortalecer amistades en la adultez
Para quienes desean profundizar sus lazos sociales, Travers sugirió en su análisis buscar activamente espacios de encuentros, mostrar interés auténtico, mantenerse flexible ante los cambios y cultivar la constancia en los pequeños gestos.
La clave de relaciones adultas profundas reside en la presencia consciente y la apertura al cambio. Adoptar una actitud receptiva y flexible permite construir amistades capaces de acompañar las transformaciones inevitables de la vida, como sostuvo el psicólogo.
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