
Un estudio internacional liderado por Alex Horenstein, de la Universidad de Miami, y Konrad Grabiszewski, de HEC Paris, revela que el éxito ante desafíos estratégicos depende, ante todo, de la interpretación inicial del problema. La investigación, publicada en la revista Games and Economic Behavior, se basó en el análisis de miles de personas de 131 países que participaron a través de la aplicación móvil Blues and Reds. Según la Universidad de Miami, la verdadera dificultad reside en entender el reto, más que en resolverlo.
El experimento se apoyó en la penetración global de los teléfonos móviles. En 2015, Horenstein y Grabiszewski observaron cómo los dispositivos digitales habían transformado los espacios cotidianos y decidieron trasladar el laboratorio experimental a ese entorno.
Así, en agosto de 2017, lanzaron Blues and Reds, una app gratuita que permitió recolectar datos a escala mundial, algo prácticamente inalcanzable en estudios presenciales. De acuerdo con Games and Economic Behavior, la muestra incluyó 4.788 participantes.

El desafío de construir el problema
La dinámica se basó en juegos de teoría de juegos con información perfecta y completa: los usuarios debían mover un objeto virtual, el RoboToken, mediante puentes azules y rojos, compitiendo contra la computadora. Ganaba quien lograba que el objeto terminara en un nodo azul.
Se presentaban dos versiones: en una, todos los pasos y opciones se mostraban con claridad en un árbol de decisiones; en la otra, los jugadores debían inferir mentalmente la estructura del desafío.
Esta diferencia metodológica permitió separar dos procesos cognitivos fundamentales: la construcción del árbol (comprender la estructura del problema) y la inducción hacia atrás (aplicar la estrategia óptima). “La mayoría de las veces, cuando las personas llegan a un resultado incorrecto, no es porque no sepan resolver problemas, sino porque no entienden el problema que debían resolver”, explicó Horenstein.
El ejemplo cotidiano es el de buscar la ruta más corta sin advertir que una calle es de un solo sentido: se puede optimizar un error de planteamiento, logrando la mejor solución para el problema equivocado.

Resultados y desafíos cognitivos
El análisis empírico incluyó 27 pares de interacciones con diferentes niveles de complejidad. Los resultados fueron contundentes: la probabilidad de éxito en los desafíos sin árbol explícito se reducía entre un 13% y un 15% por cada ronda adicional. La práctica, sin embargo, permitía incrementar apenas un 1% la tasa de éxito por interacción.
Incluso los participantes con experiencia en “inducción hacia atrás” (“BI subjects”) tenían entre un 26% y un 28% más de probabilidades de acertar, pero hasta el 65% de ellos fallaba al construir mentalmente la estructura del desafío.
El estudio midió el esfuerzo cognitivo mediante el tiempo de respuesta, mostrando que resolver estructuras más profundas exigía mayor inversión mental y reducía la probabilidad de éxito. El artículo señala: “Aumentar el número de rondas, o la profundidad, genera una doble desventaja: el esfuerzo requerido para entender aumenta, mientras que la probabilidad de éxito disminuye”.
Una innovación metodológica de alcance global
La Universidad de Miami subraya el valor innovador de Blues and Reds: el enfoque digital permitió alcanzar una escala y diversidad sin precedentes sin laboratorio, ni interacción directa con los participantes. Según Horenstein, este método abre nuevas vías para investigaciones empíricas en economía y psicología, ampliando el acceso a muestras globales y representativas.

El aporte es doble: introduce la “construcción de árbol” como pieza central en la comprensión de los problemas y demuestra que fallar no suele estar asociado a la capacidad de hallar soluciones, sino a la dificultad para comprender el reto inicial. El artículo se posiciona como pionero en el análisis empírico de la comprensión en juegos dinámicos, un campo de la literatura científica que ha cobrado impulso en la última década.
Las conclusiones de este hallazgo tienen impacto en la educación, el diseño de políticas y la toma de decisiones: el principal obstáculo no está en la ausencia de soluciones, sino en la dificultad para descifrar y definir correctamente los desafíos. Así, avanzar en la calidad de la comprensión puede ser tan o más relevante que perfeccionar técnicas de resolución.
En la práctica, comprender y resolver constituyen etapas cognitivas distintas, y la primera suele ser la más exigente, sobre todo cuando la estructura de los problemas no es evidente a simple vista.
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