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El Epipremnum aureum se distingue
El Epipremnum aureum se distingue por su adaptabilidad y capacidad de crecer en interiores con cuidados básicos y precisos (Imagen Ilustrativa Infobae)

El crecimiento y la fortaleza del potus (Epipremnum aureum) dependen de una serie de condiciones bien delimitadas, a menudo relacionadas con el ambiente, el riego, los nutrientes y la manipulación de la planta.

El potus crece mejor cuando recibe luz indirecta intensa, por lo que es recomendable ubicar la planta cerca de una ventana, pero sin exposición directa al sol para evitar daños en las hojas.

Si se mantiene en ambientes demasiado sombreados o con escasa luz natural, su desarrollo tiende a desacelerarse. Además, la humedad en el entorno resulta fundamental, ya que este tipo de planta se beneficia de ambientes húmedos y un nivel adecuado de humedad puede favorecer un crecimiento más vigoroso.

Técnicas de poda y fertilización
Técnicas de poda y fertilización mostraron cómo un potus puede crecer de forma más vigorosa y rápida (Imagen Ilustrativa Infobae)

Riego y sustrato

Los criterios de riego también figuran entre los más relevantes del cuidado diario de un potus. El potus requiere aportes de agua bajos a moderados, por lo que se recomienda regar solo cuando la parte superior del sustrato se nota seca al tacto. Un exceso de agua puede provocar la pudrición de las raíces, en tanto que la falta de humedad durante periodos prolongados reduce el desarrollo de la planta. Es clave optar por una mezcla con buen drenaje y una maceta adecuada, ya que ambos factores influyen en la correcta absorción de agua y nutrientes.

Durante la primavera y el verano, la aplicación de fertilizantes solubles y equilibrados cada cuatro a seis semanas resulta especialmente beneficiosa; en este periodo, el potus responde de manera positiva a los suplementos minerales. Los fertilizantes inorgánicos suelen ofrecer una respuesta más rápida que los orgánicos.

Los métodos de propagación y
Los métodos de propagación y la limpieza frecuente de las hojas contribuyen a una apariencia vigorosa y atractiva (Freepik)

Poda, propagación y técnicas de densificación

La poda regular fomenta un follaje más frondoso. Es fundamental utilizar tijeras limpias y esterilizadas y evitar cortar más de un tercio de la planta en cada poda. Al realizar podas regulares, los esquejes sirven para multiplicar ejemplares y generar un potus con mayor densidad. Manipular los tallos de manera adecuada también influye en la densidad del follaje.

Elegir el momento correcto para podar impacta de manera positiva en el crecimiento y en la salud general de la planta; la primavera y el verano constituyen la temporada más recomendable para esta tarea por coincidir con el periodo de mayor desarrollo. El método basketing permite rodear el interior de la maceta con los tallos, logrando que los nudos entren en contacto con el sustrato y favoreciendo la aparición de nuevas raíces y puntos de crecimiento. La profundidad y el tamaño del recipiente determinan cómo evolucionan las raíces.

Por lo general, el potus necesita trasplante cada uno o dos años. Un mayor espacio se hace necesario cuando las raíces se asoman por los orificios de drenaje y la planta muestra signos de marchitez. Una maceta demasiado pequeña limita el desarrollo y conserva hojas pequeñas, mientras que un recipiente demasiado grande retiene el exceso de humedad y puede provocar pudrición radicular.

Un ambiente húmedo y luz
Un ambiente húmedo y luz indirecta intensifican el desarrollo y la vitalidad de la planta (Imagen Ilustrativa Infobae)

Plagas, limpieza y otras recomendaciones

Mantener las hojas limpias y libres de polvo favorece la entrada de luz y mejora la eficiencia de la fotosíntesis, evitando la acumulación de residuos que pueden entorpecer el desarrollo del potus.

El control de plagas como los ácaros resulta esencial para la salud de la planta; en este sentido, los métodos naturales como el aceite de neem o el jabón insecticida ofrecen alternativas menos agresivas que los productos químicos tradicionales. El uso de soportes, como varas o enrejados, facilita el crecimiento vertical y permite aprovechar mejor la superficie foliar. Aunque estas prácticas contribuyen a estimular un desarrollo más vigoroso, cada planta tiene su propio ritmo de crecimiento y requiere atención constante y paciencia para alcanzar una condición óptima.