
El consumo diario de frutas y verduras es uno de los pilares de una dieta equilibrada y promotora de la salud. Así lo respalda un análisis de Harvard, que recomienda integrar, como base mínima, dos porciones de fruta y tres de verdura al día junto con otros grupos alimentarios.
Sin embargo, la presencia de residuos de pesticidas en ciertos productos agrícolas obliga a prestar especial atención a la higiene antes de su consumo, especialmente en los integrantes de la conocida “Docena Sucia”.
Cada año, el Grupo de Trabajo Ambiental publica una lista actualizada de los alimentos con mayor cantidad de residuos de plaguicidas. Para 2025, la “Docena Sucia” está integrada por: fresas, melocotones, uvas, cerezas, nectarinas, peras, manzanas, moras, espinacas, papas, arándanos y verduras de hoja verde, como col rizada, berza y mostaza.
Estos productos pueden contener residuos difíciles de eliminar si no se sigue una rutina adecuada de lavado, lo que puede suponer un riesgo de ingesta de químicos y afectar la salud a largo plazo.

El Dr. Bryan Quoc Le, doctor en Ciencias de la Alimentación por la Universidad de Wisconsin, Madison, asegura que el lavado eficaz de los productos agrícolas puede lograrse principalmente con agua fría, siempre que se realice correctamente.
“Si bien existen jabones comerciales para frutas y verduras, los estudios demuestran que el agua sola es eficaz si se usa correctamente”, afirmó el Dr. Le.
Para verduras de hoja verde, como espinacas y col rizada, Bryan Quoc Le recomienda enjuagar con agua fría y frotar bien a mano, asegurándose de llegar a todos los pliegues y rincones.

En el caso de las bayas y frutas de piel delgada, como las uvas y las cerezas, aconseja agitarlas suavemente bajo el agua, evitando la presión que puede dañarlas, ya que su estructura delicada puede romperse fácilmente.
Frutas como manzanas y peras pueden beneficiarse de un enjuague o incluso de un remojo, mientras que los duraznos admiten ambas opciones: un lavado en agua fría o un breve remojo en una solución de vinagre (una parte de vinagre por tres partes de agua), lo que puede potenciar la eliminación de residuos adheridos.
Los tubérculos, como las papas, requieren un tratamiento distinto: deben ser frotados con especial dedicación para remover la tierra y sustancias acumuladas en la superficie.
Una vez limpios, todos los productos agrícolas deben ser secados cuidadosamente antes de su almacenamiento, lo que ayuda a evitar la proliferación de bacterias y retrasa su deterioro.
Herramientas sugeridas: de cepillo para verduras a contenedores

Además de los métodos manuales, la eficacia y comodidad del lavado doméstico se incrementan con la utilización de ciertas herramientas profesionales recomendadas por el Dr. Le. El cepillo para verduras es su primera elección para limpiar tubérculos. Este modelo dotado de cerdas de nailon firmes, permite eliminar eficazmente la suciedad incrustada en hortalizas como zanahorias, papas y boniatos, sin dañar la piel del alimento. Miles de usuarios avalan su utilidad y durabilidad, convirtiéndolo en un recurso económico y eficiente.
La centrifugadora de ensaladas es un instrumento versátil que facilita el lavado tanto de verduras de hoja como de bayas. Su diseño, compuesto por un colador interno y un cuenco, permite agitar suavemente los alimentos bajo agua y secarlos convenientemente mediante centrifugado. Este método es extremadamente útil para los productos más frágiles, donde el exceso de humedad puede acelerar su descomposición o provocar la aparición de hongos.
Para mantener la frescura de los productos después del lavado, el Dr. Le sugiere el uso de los contenedores. Estos recipientes incorporan un filtro de carbón que absorbe el gas etileno, un compuesto liberado por frutas y verduras durante su maduración y responsable del deterioro acelerado. Además, su diseño favorece el flujo de aire y evita el contacto directo del alimento con las paredes, prolongando su vida útil.

Consejos adicionales para mantener los productos frescos y reducir exposición a pesticidas
Comenzar la rutina de higiene con la compra de productos orgánicos puede disminuir la exposición a pesticidas. Sin embargo, cuando esta opción no es posible, el lavado minucioso con agua y uso de herramientas es el mejor aliado.
El experto enfatiza la importancia de secar completamente todas las frutas y verduras antes de almacenarlas, ya que la humedad residual fomenta el crecimiento de microorganismos.
Otra recomendación es adaptar los métodos de lavado según la textura y el tipo de piel del alimento: los alimentos delicados requieren manipulación suave, mientras que los de superficie más resistente pueden ser fregados con herramientas específicas. Para quienes buscan una limpieza más profunda en frutos de piel blanda, el remojo periódico en soluciones de vinagre diluido ofrece una capa de protección adicional.
La combinación de buenas prácticas de higiene y el uso de las herramientas adecuadas permite disfrutar de los beneficios nutricionales de las frutas y verduras, minimizando a la vez los riesgos derivados de los residuos químicos y prolongando la frescura de los alimentos en el hogar.
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