¿Fue ghosting o simplemente no quiso volver a verte? Cómo reconocer la diferencia, según un experto

En una nueva edición del ciclo de entrevistas El Puente, el psicólogo Gabriel Cartañá analizó los comportamientos afectivos que surgen tras una primera cita y detalló por qué muchas veces se confunden reacciones desinteresadas con fenómenos emocionales más complejos

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El Puente - Gabriel Cartañá

En una nueva edición de El Puente, el ciclo de entrevistas de Infobae conducido por Julieta Puente, el psicólogo Gabriel Cartañá (MN: 32810) ofreció una mirada directa y esclarecedora sobre las dinámicas afectivas actuales, particularmente sobre el fenómeno conocido como ghosting.

Desde un abordaje clínico y cotidiano, desarmó algunos malentendidos comunes sobre las relaciones y explicó por qué muchas veces lo que se percibe como un desprecio repentino es, en realidad, una diferencia de expectativas.

Hay tres clases de citas”, planteó Cartañá. “Las malas, esas en las que te preguntás qué hacés ahí; las buenas, que disfrutás, pero no querés repetir, como una película que viste una vez y fue suficiente; y las excelentes, esas que querés volver a ver. Lo que vos me estás describiendo es una segunda clase: una cita buena, pero no excelente. Por eso no te llamó”, dijo.

¿Qué es el ghosting?

Durante la conversación, el especialista aclaró que muchas veces se usa el término ghosting para describir comportamientos que no lo son. “El ghosting viene de ghost, de fantasma. ¿Qué hacen los fantasmas? Aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer. El ghosting es ese intermitente que aparece con todo y desaparece de la nada. Ese es el ghosting”.

Según explicó, el término está mal empleado cuando se aplica a alguien que simplemente no vuelve a llamar después de una primera cita. “Ese chico no te ghosteó. Fue poco caballeroso al no despedirse, al no darte un mensajito que diga ‘la pasé bien, pero buscamos cosas distintas’. Pero simplemente desapareció. No le costó”, sostuvo.

Gabriel Cartañá explicó que el
Gabriel Cartañá explicó que el ghosting no es desaparecer una vez, sino un patrón intermitente de apariciones y ausencias emocionales (Gastón Taylor⁩)

En ese marco, el psicólogo hizo foco en una diferencia importante: “Si alguien aparece, te tira un love bombing, te dice que quiere casarse y tener trillizos con vos, y de golpe desaparece… pero al tiempo regresa como si nada, vuelve a decir que quiere formar una familia, y otra vez se va, eso sí es ghosting”.

Expectativas, ego y el vínculo más inmaduro

Cartañá señaló que muchas de las frustraciones amorosas actuales tienen que ver con expectativas no calibradas. “A veces sí sos vos el problema. Pero no por lo que hiciste en la cita, sino por las expectativas que pusiste”. En sus sesiones clínicas, suele usar una metáfora para explicarlo: “Agarro una mesa y pongo 15 elementos. Uno de esos elementos es el hombre de tu vida. Lo que no sabés es si es el primero que vas a elegir o el número 14. Tenés que salir con 15 para encontrarlo”.

En ese recorrido, advirtió, se encontrarán experiencias de todo tipo: “Te tenés que fumar malas citas, citas buenas, citas desastrosas. De todo. Hasta que encuentres a aquel que digas: ‘es este’. Pero muchas personas solo quieren salir cuando les digan cuál es. Y no funciona así”.

Sobre la dificultad para aceptar que alguien no quiera una segunda cita, fue tajante: “La no respuesta es una respuesta. Si desapareció y no vuelve, no quiere. Tengo que entender que no le gusté lo suficiente para una segunda cita”.

Muchas frustraciones amorosas se deben
Muchas frustraciones amorosas se deben a expectativas no calibradas, no a errores cometidos durante una primera cita, indicó Cartañá

El fenómeno se agrava por una confusión frecuente entre deseo y realidad. “Siempre digo, aplicado a otra cosa, que confundir talento con pasión es común. Vos podés tener pasión por la ópera, pero si tu registro vocal no da, no vas a cantar ópera. La terapia muchas veces no es otra cosa que convertir grandes fantasías en pequeñas realidades”, dijo el experto.

También abordó el peso del vínculo romántico dentro del universo afectivo: “De todos los amores, el amor romántico es el más inmaduro, el más infantil. Es el que todavía tenemos que evolucionar. Es el más posesivo”. Y agregó una comparación: “Si tu amiga mañana viene y te dice ‘quiero ser bióloga marina y me tengo que ir a Australia a trabajar en los arrecifes corales australianos’, vos vas a estar feliz porque ella va a ser feliz, aunque ella se aleje de vos. Pero de una pareja, vos querés que sea feliz con vos, no con otra”.

Aprender a soltar y poner límites

Una de las claves, afirmó Cartañá, es la capacidad para reconocer y poner límites. “Hay personas que no quieren que estés en su vida, pero quieren estar en la tuya. Hacen lo necesario para que vos sigas pensando en ellos. Y eso es una actitud egoísta”. En esos casos, la recomendación es clara: “Uno tiene que aprender a poner límites. ‘No, mirá, esta cosa que vas, venís, vas, venís, no me interesa. Chau’”.

Cartañá remarcó que poner límites
Cartañá remarcó que poner límites claros es clave en vínculos sanos, y que soltar también implica madurar afectivamente

Consultado sobre por qué cuesta tanto hacerlo, respondió: “Porque tenemos que aprender a soltar. Y no soltamos”.

Finalmente, ante la pregunta de qué pasa si uno mismo es quien incurre en ese comportamiento, el psicólogo propuso una consigna simple y poderosa: “Si querés tener una relación sana, empezá por ser sana vos. Una buena relación se construye antes de que conozcas a tu candidato, convirtiéndote vos en una buena persona”.

*Fotos: Gastón Taylor