El papá de Rocío Pardo habló de la boda de su hija con Nicolás Cabré: “Voy a tener que vender más entradas”

Miguel ya se encuentra instalado en Córdoba para el casamiento de la bailarina y el actor y contó el rol que tuvo en los preparativos del gran acontecimiento del próximo sábado

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El papá de Rocío Pardo habló de la inminente boda de su hija con Nicolás Cabré (Video: Instagram)

A pocos días de la esperada boda de Rocío Pardo y Nicolás Cabré, Miguel Pardo —reconocido empresario teatral y padre de la novia— se animó a contar cómo vive los preparativos de este gran evento familiar. El casamiento, que se celebrará el próximo 6 de diciembre en Córdoba, tiene a todos en la cuenta regresiva, pero a Pardo lo encuentra relajado y con mucho humor, según compartió en una entrevista concedida a Telenoche Córdoba.

Con su estilo descontracturado, el empresario teatral habló del detrás de escena de la organización y respondió, entre risas, la clásica pregunta sobre la lista de invitados. Consultado sobre si era de esos suegros que suman sus propios amigos a la fiesta o si en cambio deja que sean los hijos quienes decidan, fue tajante: “Yo soy el papá de mis hijos, no el jefe, ellos son mis jefes, así que ahí tenés la respuesta”. Así, dejó en claro que la última palabra, en esta ocasión, la tienen Rocío y Nicolás.

La charla se volvió aun más divertida cuando el conductor del programa recordó su propia experiencia de casamiento: “Cuando yo me casé, ya hace un tiempo largo, mi mamá y mis suegros convocaron a sus propios invitados. Nosotros les dijimos, bueno, páguenlo ustedes”. Miguel no perdió la ocasión para sumarse a la broma y lanzó: “Pero chicos… ¿quién paga la fiesta? ¿el padre de quién?… de la novia ¿y quién soy yo? Mientras más invito, después tengo que vender más entradas en el verano”, bromeó, dejando en claro que es el suegro quien se hace cargo —con mucho humor— del bolsillo cuando llega el turno de la fiesta.

Rocío Pardo y Rufina Cabré eligieron juntas el vestido de novia y el traje de la niña (Instagram)

Semanas atrás, Buenos Aires fue el telón de fondo para una jornada repleta de emociones y complicidad en la vida de Rocío Pardo: la elección de su vestido de novia para la boda con Nicolás Cabré. La celebración íntima y alejada del bullicio mediático reunió a Rocío, su hermana Cami y a Rufina, la hija que el actor tuvo con la China Suárez, en una mañana que comenzó distendida, con brunch y charlas entre tules, bocetos y expectativas renovadas.

El atelier se llenó de promesas y risas, mientras Rufina —recién llegada de Turquía tras unos meses viviendo junto a su madre y Mauro Icardi— redescubría Buenos Aires. Cambiar de país, de colegio y de rutinas no alteró el lazo especial que une a la pequeña con su padre y con la futura esposa de este. Así lo reflejaron las imágenes: cafés compartidos y el ritual de probar un açaí, sumando naturalidad y alegría a la rutina previa a la elección del vestido.

Para Rocío, la elección fue decisión tranquila pero simbólica: “Me inclino por algo sencillo”, anticipó, reconociendo que no se imagina convencida de la tradicional blancura. Pero más allá del diseño y el color, lo esencial fue la experiencia vivida entre abrazos y la frescura que sumó Rufina a la cita, en un ambiente donde las redes sociales dejaron testimonio de la complicidad femenina y familiar.

Rufina, la hija de Cabré
Rufina, la hija de Cabré y la China Suárez, tendrá un rol clave en la ceremonia (Instagram)

La pregunta sobre cómo vivía la China Suárez, la madre de Rufina, este momento inevitablemente surgió en el círculo cercano. La respuesta, lejos de cualquier conflicto, fue un gesto de gratitud y afecto. Al ver los videos y fotografías que Rocío compartía en sus historias, la actriz no dudó en intervenir y celebrar la armonía familiar: “Gracias por ser tan buena con Rufi siempre”, le escribió a Rocío, sumando corazones y desarmando cualquier atisbo de rivalidad.

El encuentro en el atelier no solo marcó el inicio concreto de los preparativos para la boda de Cabré y Pardo, sino que dejó en evidencia que, pese a las mudanzas, los cambios y los viajes, la familia ensamblada —en su versión más actual, generosa y madura— puede construir nuevos puentes de felicidad cotidiana. Esta jornada, grabada a fuego en la memoria de las protagonistas, quedará como ejemplo de que la armonía y el respeto son conquistas posibles, aun entre ex y futuros cónyuges, y que el amor puede vestirse de sencillez, alegría y agradecimiento en cada etapa de la vida.