La “accidentada” vuelta a casa de Evangelina Anderson y Marixa Balli tras una cena con sus compañeros de Masterchef

Las dos participantes del reality de cocina se fueron juntas y compartieron un hecho inesperado que les ocurrió en el regreso a sus hogares, adentro del mismo vehículo

Guardar
Evangelina Anderson y Marixa Balli trabadas por el tránsito

Lo que debía terminar como una noche inolvidable para los participantes de Masterchef Celebrity se desvaneció entre la desesperación y la frustración. Todo había empezado en un ambiente festivo. El Chino Leunis había abierto las puertas de su casa y, allí, entre platos, risas y anécdotas compartidas, parecía que la madrugada traería descanso y buenos recuerdos. ¿Quién iba a imaginar lo que venía después?

Evangelina Anderson y Marixa Balli emprendieron el regreso juntas. El auto rodaba bajo la noche, con la modelo al volante y la cantante con teléfono en mano relataba paso a paso lo que estaban viviendo. “Bueno, estamos demoradas. Venimos de comer, de pasarla bomba con el grupo, demoradas en Lugones. No sé qué es lo que está pasando”, comentó Marixa. La calma se desmoronó pronto: “Totalmente trabadas, Evangelina”. Una carcajada truncó la resignación. “¿Qué vamos a hacer?”, preguntó quien se encontraba manejando, mientras el transcurso de los minutos se volvía un enemigo. El reloj ya marcaba “la una y algo” de la madrugada del jueves. “Tremendo, señores, no sabemos qué pasó”, continuó quien registraba las imágenes de un embotellamiento de tránsito, mientras su compañera de aventuras solo se limitaba a formular una risa nerviosa.

El fútbol de los participantes
El fútbol de los participantes de Masterchef, las risas antes del caos del regreso a casa por culpa del tránsito (IG @marixaballi)

Pero el tiempo transcurría. “Bueno, son las dos y veintinueve. Hoy yo no duermo porque la verdad es que... miren lo que es esto, por favor. Miren lo que es...”, registraba Marixa, indignada, mientras en su cabeza solo había cálculos de cuántas horas de sueño le quedaban. “¿Alguien puede explicarnos qué pasó?”, lanzó Evangelina. Ni la risa podía disimular la exasperación.

El reloj avanzaba lento, con promesas rotas de sueño y descanso. Todo parecía reducido a una sola pregunta: ¿Por qué?

La respuesta, terca, llegó después: “Parece que hay obras”, advirtió Marixa. Pensar en las horas de descanso ya no tenía sentido, y la resignación crecía. Eva recordó el desafío de la jornada próxima: “¿Mañana a qué hora tenés que levantarte, Marix?”. La respuesta golpeaba el ánimo: “Y cuatro y media, ahora, ya, en un rato”. El alivio no aparecía.

La complicidad de la Joaqui y Luck Ra durante una reunión con los participantes de Masterchef (Video: Instagram)

Entre desvíos obligatorios y carteles que llegaban demasiado tarde, la cantante de La Cachaca estalló. “Cierre y desvío obligatorio por obras. Mirá, cuando estás en el medio del quilombo, déjense de joder. ¡Mirá! ¡Mirá! ¿Por qué no lo avisás tres kilómetros antes? Estoy recaliente. Y los que van manejando, peor”, vociferó con una mezcla de hartazgo y una media sonrisa que hablaba más de la fragilidad emocional que estaba viviendo. La ironía buscaba suavizar el cansancio, pero la amarga certeza se abría paso. “Ahora digo: ¿por qué no ponen policía para desviar y que bajen por Libertador y se dejen de joder? Mirá... cierre acá. Acá ya no hay forma. Acá no hay solución.”

El fútbol que se organizó en una juntada con los participantes de Masterchef en la casa del Chino Leunis (Video: Instagram)

Entre risas nerviosas y bromas resignadas, el tiempo se estiraba. Marixa improvisaba crónica en sus historias de Instagram. “Seguimos, son las dos cincuenta y seis. Seguimos acá, ¿eh? Vamos cambiando de compañeros de ruta, de camiones...”, relató. Una pregunta surgió en voz de Evangelina: “¿Cuánto falta, a ver?”. La esperanza era una cifra: “Veinticinco minutos”. Pero ni siquiera el GPS podía calmar la duda. “Yo ya no le creo ni al GPS, gorda”, admitió Balli. El desencanto flotó un instante. “Polémico total. Desastre.”

La noche se hacía infinita. El sueño, lejano. Lo que debía haber sido otra velada de complicidad, estaba marcado ahora por el fastidio y la espera. ¿Quién dijo que el verdadero reality no está afuera, en la ruta, a la madrugada, rodeadas de autos desconocidos y promesas de descanso que nunca llegan?