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La dedicatoria de Fede Bal a Los Simuladores

Federico Bal subió al escenario de los Martín Fierro 2025 para recibir, junto a su equipo de Resto del Mundo (El Trece), uno de los premios más esperados de la noche. Nadie parecía adivinar que ese instante daría lugar a un guiño inesperado y cargado de emoción, uno que haría vibrar el salón y, minutos después, incendiar las redes sociales. ¿Cómo olvidar la forma en que agradeció, la voz apenas quebrada por la alegría y la memoria?

“Muchas gracias, somos muy felices de hacer televisión, de hacer este programa hace muchos años. Gracias a El Trece, que es nuestra casa. A todos los argentinos que encontramos por el mundo, que siempre tienen ganas de volver a la Argentina, que es el mejor país del mundo”. El auditorio escuchó al conductor premiado con atención, algunos con la sonrisa cómplice de quien conoce el peso de esas palabras.

Pero hubo algo más. Cuando todo parecía cerrar bajo los aplausos, fue el propio Fede Bal quien levantó la estatuilla en una mano y, con la otra, encendió un encendedor. “Y por último, quiero agradecer a unas personas que yo creo ellos saben en este momento a quienes me refiero”, anunció. El salón, súbitamente en silencio, contempló ese pequeño fuego convertir el agradecimiento en símbolo. ¿Qué significaba? ¿A quién iba dirigido?

Santiago Bal fue parte de
Santiago Bal fue parte de un capítulo clave de Los Simuladores

Esa imagen no tardó en recorrer las redes. Y los fans de Los Simuladores captaron al instante el homenaje: el capítulo 9 de la primera temporada, El último héroe, donde Santiago Bal interpreta a Rubén Bértora, conductor de televisión, era el origen de todo. En aquel episodio, el reconocido actor brillaba por partida doble: primero, como un presentador que contrata a Los Simuladores para recuperar la conducción de una gala que le habían robado; después, convirtiéndose en cómplice de Santos, Medina, Ravenna y Lamponne en uno de los engaños más audaces de la serie.

Pero, ¿por qué ese capítulo? El último héroe no es solo un episodio cualquiera: allí hizo su debut Franco Milazzo, un personaje que terminaría marcando toda la segunda temporada y cuyo duelo con Los Simuladores se transformó en leyenda dentro de la televisión argentina. El vínculo de Fede con su propio padre se entrelazó, así, con una pieza fundamental del universo que millones aman.

En minutos, la escena se viralizó. Redes sociales inundadas de clips breves, memes y comentarios; cientos de usuarios destacaron la originalidad del tributo y la profundidad del homenaje. “No puedo parar de llorar, Fede, lo que acabas de hacer es hermoso”, escribió una seguidora. Otro sumó: “Qué grande sos, me emocionó la referencia a tu viejo y Los Simuladores”.

Santiago Bal y el guiño
Santiago Bal y el guiño a Los Simuladores replicado por su hijo

“Fede Bal haciendo referencia a Los Simuladores en los Martín Fierro es lo mejor que vi en mucho tiempo”, destacó por su parte otro seguidor, en tanto otro rezaba: “Con solo encender el encendedor, todo un país recordó a Rubén Bértora y a nuestro héroe Santiago Bal”, y ambos sirven de resumen de muchos de los que recuerdan esa ficción con cariño.

¿Cuándo un reconocimiento público trasciende la mera gratitud y se transforma en rito? ¿Por qué ciertos gestos, pequeños en apariencia, consiguen capturar la atención de una generación? Basta una chispa para que la emoción recorra miles de kilómetros en segundos. Basta un encendedor para encender la memoria colectiva.

La entrega de los Martín Fierro 2025 será recordada, entre miles de agradecimientos protocolares, por el instante en que Fede Bal –hijo, conductor, argentino– perdió por un segundo el disfraz de figura pública y, sin decir más, habló en un idioma que solo entienden quienes han amado y perdido. El tributo a Santiago Bal, oblicuo y directo, se volvió esa noche un símbolo compartido.