El fenómeno explotó en las boleterías: la película Homo Argentum superó el millón de espectadores, alcanzando una taquilla de 1.080.000 personas en tan solo 11 días, cifra que la consagra como uno de los mejores estrenos del cine nacional de todos los tiempos. Según estos datos, al menos 6 de cada 10 personas que eligieron una sala de cine durante este período optaron por ver el filme protagonizado por Guillermo Francella, entre una oferta de 74 títulos en cartel.
No hay dudas, la película dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat se apropió, de manera rotunda, de la atención y del entusiasmo del público.
La cifra habla por sí sola y ubica al filme en un lugar privilegiado: es la tercera película en la historia del cine argentino en alcanzar el millón de espectadores en semejante lapso. Hasta ahora, esa distinción sólo la ostentaban Relatos Salvajes y Metegol, dos películas que marcaron época en la era prepandemia. El podio, compartido con estas obras, consagra a Homo Argentum como el nuevo peso pesado de la industria nacional.
El récord no termina ahí. También quebró la marca al convertirse en la segunda película de 2025 en alcanzar el millón de entradas de manera más rápida, incluso por delante de la superproducción internacional Minecraft, que necesitó un día más para lograrlo. ¿Cuál es el secreto detrás de este éxito arrasador? ¿El carisma de Francella, la mirada filosa de Cohn y Duprat, o el eco de una historia que resuena en las calles y en las redes?

Lo cierto es que el fenómeno trascendió largamente el mero espectáculo. Homo Argentum se instaló como un verdadero suceso social. Las discusiones comenzaron incluso antes del estreno. Las redes sociales y los medios multiplicaron debates, elogios y controversias. La película —discutida y celebrada en partes iguales— se convirtió en terreno fértil para la conversación cultural de este año. Su impacto, lejos de aplacarse, solo fue en aumento a medida que el público respondió con su presencia en las salas.
Pero el éxito arrollador no solo responde al magnetismo de Guillermo Francella. La película reúne un elenco secundario extraordinario, variado y novedoso que aporta riqueza y frescura a cada historia.
Uno de los episodios más celebrados, La novia de papá, destaca por la presencia de Dalma Maradona, acompañada en escena por Gastón Soffritti, Vanessa González y Juan Luppi en el papel de los tres hijos en disputa. La sorpresa surge con la incursión de Milo J, quien protagoniza una de sus primeras experiencias frente a las cámaras. Migue Granados ocupa un rol central en el episodio, generando algunos de los momentos más comentados entre los espectadores y las redes. Eva De Dominici da vida a la historia Piso 54, mientras que Guillermo Arengo, figura consagrada del teatro y el cine argentino, brilla en El auto de mis sueños. El elenco se completa con Clara Kovacic en Noche de suerte, Eugenia Alonso desplegando su oficio en Ezeiza y Mimí Ardú en Un hombre decidido.
Ademas, el filme también dio lugar a la sorpresa: Sabrina Olmedo, hija de Alberto Olmedo, impactó con su participación especial en el episodio Aquí no ha pasado nada, un dato de color que no pasó inadvertido para quienes siguen la historia del cine y la televisión nacional.
El sabor internacional se siente en Troppo Dolce, rodado íntegramente en Sicilia. Allí, un elenco de primer nivel fusionó lo mejor del cine argentino e italiano. Aurora Quattrocchi, recordada por sus papeles en Malèna y Nostalgia, comparte plano con Tony Sperandeo, figura reconocida por I cento passi y Johnny Stecchino. Se suman también Tania Bambaci, ganadora de Miss Mondo Italia 2011, Giuseppe Lo Piccolo (Inmaculada, 22 capturas), Nino Bartolone, Giulia Brancato, Katia Gargano, Cristina Artino, Francesco Varano, Iván Vicario y Carlos Folias, todos con una dilatada experiencia en teatro, televisión o cine en Italia.
El rodaje dejó una anécdota que nadie olvida. En una secuencia, uno de los actores dudó ante la exigencia de insultar a los argentinos. La tensión cedió espacio a la risa cuando los directores le dijeron: “como argentinos, te autorizamos a insultarnos”. La escena se mantuvo, convirtiéndose en uno de los guiños más recordados entre los protagonistas y el equipo técnico.
La suma de talento local e internacional, historias cruzadas, desafíos en el set y momentos de complicidad frente a cámara configuran también la trama invisible detrás del suceso de Homo Argentum.