Eva Bargiela atraviesa la recta final de su embarazo y en las últimas semanas ha decidido compartir sus pensamientos y resoluciones sobre el día del parto y los momentos posteriores al nacimiento de su primer hijo con Gianluca Simeone. Ambos esperan la llegada del bebé para el mes de octubre y las definiciones respecto a cómo será el vínculo inicial con sus allegados ya forman parte del universo de expectativas y decisiones que la modelo reconstruye públicamente.
Durante una charla, Bargiela dejó en claro su preferencia por atravesar ese instante en un entorno más íntimo y controlado. “Cuando nazca y veo cómo me siento, aviso si viene alguien o no. Hoy te digo como que no sé si quisiera que vaya alguien al sanatorio. Lo que pasa es que la gente siente que está yendo a un zoológico”, señaló en el stream Lapre (Telefe), con una analogía que expone el conflicto entre la alegría de familiares y amigos, y la necesidad de privacidad y calma tras el parto.
La modelo e influencer también profundizó en la dificultad física y emocional que puede implicar el proceso del nacimiento, subrayando cómo la experiencia puede ser impredecible y profundamente personal. “Capaz tuviste suerte y tuviste dos horas de trabajo de parto. Pero capaz tuviste 18 horas de trabajo de parto, estás agotada, están intentando conectar con tu bebé, tratando de dar la teta. Y tenés gente ahí visitándote y queriendo ver al bebé. Lo podés ver en una semana, en 10 días, en 15″, expresó.

Las palabras de Bargiela ponen en foco cuestiones sensibles alrededor de la maternidad, reivindicando la potestad de la madre para decidir los tiempos y las formas de los primeros encuentros con su entorno más cercano. La posibilidad de diferir la visita, según cómo se desarrolle el parto y la recuperación, se presenta como una necesidad legítima frente a las expectativas externas. La visión de Eva dialoga con un cambio de paradigma en la experiencia de la maternidad, donde el bienestar físico y emocional de la madre y el bebé priman por sobre rituales sociales establecidos.
En ese marco, la modelo visibilizó la realidad de muchas mujeres que priorizan el cuidado personal y la construcción del vínculo con el recién nacido por encima de protocolos y presiones, abordando los desafíos que supone el inicio de una familia desde una perspectiva más empática y consciente. Sus definiciones resuenan en las redes y abren la conversación sobre nuevas formas de vivir la maternidad en la contemporaneidad, posicionando el cuidado y la autonomía en el centro de la escena.
Semanas atrás, la modelo, desde la emoción por un futuro lleno de cambios hasta en la intimidad de su vida cotidiana, eligió abrir las ventanas de su experiencia, al compartir dudas, emociones y proyectos con todos los que la leen.

La curiosidad por los cambios físicos predomina, pero su tono se mantiene firme. No se obsesiona con los números. “No quise saber, mientras mis análisis den bien y me sienta bien, ese dato no me parece relevante saber”, admitió sobre cuánto peso aumentó desde que inició el embarazo. Su bienestar pesa más que cualquier estadística. No se trata de una consigna simple, sino de una manera de encarar la maternidad, alejada del mandato de la balanza.
Hay un dato que sobrevuela las emociones de Eva en este tiempo: la presencia activa de Gianluca en la gestación. “Darme cuenta de que mi bebé va a tener un gran papá. Que ya le habla, le lee cuentos y le pone música desde la panza”, confía la modelo a quienes la siguen, al retratar la ternura y el compromiso con el que enfrentan la llegada de su primer hijo.