Durante su participación en el programa La Noche Perfecta (El Trece), Adriana Brodsky expuso una particularidad muy definida en sus preferencias personales: no le atraen los hombres que utilizan perfumes con fragancias intensas. En un diálogo distendido con Sebastián Wainraich, Brodsky explicó que evita salir con personas que abusan de estos productos, debido a las molestias que le genera su presencia en situaciones íntimas.

Todo comenzó con una pregunta de Sebastián: “¿Es verdad que solo salís con hombres que tengan olor a agua?“. Esto generó la risa de Adriana y la explicación pertinente, que generó todavía más preguntas por parte del conductor y los presentes en el piso. ”A mí no me gusta salir con un hombre que tenga mucho perfume“, comenzó diciendo la actriz.

“Llegó un momento donde, si hay un acercamiento, un besito, es como que se te arde la boca por el perfume”, afirmó con claridad, señalando una incomodidad física concreta derivada del uso excesivo de fragancia. Su rechazo no apunta a una cuestión estética o de gusto subjetivo únicamente, sino a una reacción corporal frente a la intensidad de algunos productos aromáticos. La actriz dejó entrever que esta preferencia no es reciente ni caprichosa, sino un rasgo constante en sus relaciones personales.

Brodsky dejó en claro que su rechazo hacia los perfumes no implica descuido o indiferencia respecto a la higiene, sino todo lo contrario. Al describir qué tipo de aroma prefiere en un hombre, afirmó: “Me gusta el olor a piel. Claro, recién bañadita”. Con esa expresión sintetizó su ideal de proximidad corporal: la limpieza sin muchos añadidos químicos.

Este tipo de preferencia remite a una valorización del olor corporal natural, siempre que esté asociado a una higiene reciente. No se trata de tolerar el sudor o los aromas del día a día, sino de privilegiar la frescura obtenida tras una ducha, sin recurrir a perfumes invasivos. El comentario fue recibido con humor en el estudio, pero en el desarrollo de la conversación quedó claro que Brodsky sostenía esta preferencia como algo firme y reiterado.

La alusión al “olor a piel” puede entenderse como una búsqueda de autenticidad sensorial, en contraste con las fragancias sintéticas que, según describió, “se te ponen en la boca” al besar a alguien. La actriz dejó ver que, para ella, la cercanía física requiere una neutralidad olfativa que no interfiera en la experiencia del contacto.

Wainraich, en la misma línea distendida, bromeó con la posibilidad de “llevar un balde” o preparar “una ducha” antes de una cita, lo que reforzó el clima relajado del diálogo.

Brodsky supo ser un ícono de la televisión argentina de los años 80, cuando interpretaba el personaje de la Bebota en el segmento de El Manosanta, recordado sketch encabezado por Alberto Olmedo. Sin embargo, y pese a su gran popularidad habiéndose convertido en una de las sex symbol de la época, decidió alejarse de los medios para encarar una vida menos agitada, pero regresó al teatro durante la temporada en Mar del Plata.

Sin embargo, durante el tiempo que estuvo alejada de los medios, decidió abrir un restaurante en el barrio porteño de Núñez junto a su hijo Javier. Este negocio lo realizó durante la pandemia de Covid-19: “Es un restaurante que se gestó en plena pandemia. Cuando todo el mundo cerraba, ellos quisieron abrir este restaurante, pero sobre todo mi hijo que fue el que puso la impronta, lideró un poco la idea de arrancar con esto en un momento donde era todo bastante complicado. Mientras todos se fundían, él estaba tratando de levantar esto, con mucho, muchísimo sacrificio”, contó en su momento en Socios del Espectáculo.