
Con la idea de ofrecer más opciones de ahorro a los conductores, recientemente ha surgido una tecnología que permite a los autos eléctricos regenerar energía a partir del uso del freno, permitiendo que el uso de estaciones de carga se haga en menor medida o que sea posible extender el nivel de carga unos kilómetros más.
Esta función se realiza completamente desde la conducción, aprendiendo a entender su funcionamiento y cambiando los métodos de conducción para ser más consciente de ciertos aspectos.
Qué es el regenerado de energía en autos eléctricos
El concepto de recuperar energía al frenar nació en el mundo de la alta competición, especialmente en la Fórmula 1, con el sistema KERS (Kinetic Energy Recovery System). Lo que comenzó como una tecnología para maximizar cada gota de rendimiento en el circuito, hoy es parte del equipamiento básico de los autos híbridos y eléctricos de numerosas marcas.
El KERS demostró que es posible transformar la energía cinética perdida en las frenadas en electricidad útil, lo cual representa una diferencia sustancial respecto al sistema tradicional de frenos, que simplemente disipa esa energía en forma de calor. Así, la frenada regenerativa dejó de ser un “truco de élite” para integrarse en la experiencia de conducción diaria.

En los automóviles convencionales, cuando el conductor pisa el freno, la energía del movimiento (cinética) se convierte en calor a través del roce de las pastillas de freno contra los discos, y esa energía se pierde completamente. En los autos eléctricos y en los híbridos actuales, este proceso se modifica profundamente gracias al motor eléctrico, que cumple un doble papel: al desacelerar, invierte su ciclo para convertirse en un generador.
Así, convierte el movimiento de las ruedas en energía eléctrica, que es canalizada y almacenada nuevamente en la batería del vehículo.
Algunos vehículos logran recuperar hasta el 70% de la energía cinética que normalmente se perdería cada vez que se reduce la velocidad. Esta capacidad de recarga durante la marcha resulta especialmente rentable en recorridos urbanos, caracterizados por frecuentes frenadas y aceleraciones (“stop and go”), donde la energía recuperada se incrementa y optimiza la autonomía global del coche.
Cómo funciona y cómo usar el freno regenerativo
La implementación de la frenada regenerativa varía según el fabricante y el modelo del vehículo. Existen, en general, dos enfoques.

Algunos autos dividen el recorrido del pedal de freno. Si el conductor lo presiona suavemente, se activa solo la parte eléctrica, cargando la batería y permitiendo ahorrar energía. Si se requiere una desaceleración más intensa, se activa el freno hidráulico tradicional. De ese modo, se maximiza el uso eficiente de la energía en la mayoría de circunstancias cotidianas.
Otros modelos, como el Kia EV3, ofrecen tecnologías avanzadas como el i-Pedal, donde todo puede controlarse con un solo pedal. Al levantar el pie del acelerador, el sistema electrónico ajusta automáticamente la intensidad de la regeneración en función de la inclinación, la proximidad a otros vehículos y la velocidad, permitiendo que el auto se detenga por completo sin necesidad de tocar el freno convencional.
Además, muchos vehículos incorporan levas detrás del volante, permitiendo al usuario seleccionar distintos grados de recuperación según la situación de manejo.
Esta modalidad, denominada también tecnología ‘one pedal’, facilita la conducción en entornos urbanos de tráfico denso, simplificando los movimientos y reduciendo el desgaste de los componentes mecánicos del sistema de frenos.

Cuáles son los beneficios de esta tecnología
Las ventajas de la frenada regenerativa impactan directamente en el bolsillo y el medio ambiente. Según datos de fabricantes como Alke’, el sistema puede llegar a generar ahorros de hasta el 30% en el consumo de energía en condiciones ideales, como en entregas urbanas, recogida diferenciada de residuos y servicios municipales, donde los trayectos implican múltiples paradas y arranques.
En pendientes descendentes prolongadas, activar el modo de recuperación ayuda a recargar la batería y mantener la eficiencia, aprovechando el descenso para sumar kilómetros sin consumir energía adicional de la red.
En contextos urbanos, la frenada regenerativa permite a los autos:
- Ahorrar energía, ya que el motor eléctrico no consume cuando el auto está detenido.
- Prolongar la autonomía, lo que reduce la frecuencia de recargas y el desgaste de la batería.
- Disminuir el desgaste en los frenos convencionales, extendiendo su vida útil.
- Ofrecer una conducción más silenciosa y cómoda, ideal para actividades nocturnas o en zonas residenciales sensibles al ruido.
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