
La inteligencia artificial avanza a una velocidad que está transformando el mundo laboral y profesional, exigiendo una mentalidad flexible y aprendizaje continuo para no quedar rezagados. Así lo plantearon Santiago Bilinkis, emprendedor y tecnólogo argentino, y Adriana Noreña, vicepresidenta de Google para Hispanoamérica, durante el evento Think with Google, del que participó Infobae.
Ambos referentes coincidieron en que la adaptación rápida es indispensable, ya que la tecnología no ofrece los mismos márgenes de tiempo que revoluciones anteriores. Bilinkis destacó que la IA generativa de Google cumple apenas tres años desde su lanzamiento, pero su adopción en empresas y profesionales de la región sigue siendo baja.
“Vivimos en un momento de una brecha absurda”, advirtió, al comparar la lenta transformación digital que siguió a la llegada de Internet con la velocidad de la inteligencia artificial.
Según el tecnólogo, mientras la digitalización previa permitió décadas de adaptación, la IA exige cambios en cuestión de pocos años: “Las personas y organizaciones que no logren adaptar sus prácticas de negocio al uso de estas herramientas van a tener serios problemas competitivos, no en 30 años, no en 10, en 3”, afirmó Bilinkis.
Noreña, por su parte, señaló que el miedo y la falta de capacitación son los principales obstáculos para la adopción de la IA. “La gran oportunidad está en qué tanto nos capacitamos para ser competitivos usando la IA”, sostuvo la directiva de Google, quien remarcó que la tecnología está disponible casi simultáneamente en todo el mundo, pero la verdadera barrera es el cambio de mentalidad.

Ambos subrayaron que, aunque la mayoría de los profesionales ya ha tenido algún contacto inicial con la IA —por ejemplo, a través de buscadores con funciones inteligentes—, la integración profunda en los procesos de negocio aún es incipiente.
Mentalidad flexible y plasticidad profesional
La urgencia de una mentalidad flexible fue ilustrada por Bilinkis mediante una metáfora: comparó la situación actual con la de un cavernícola que recibe un auto de Fórmula 1. Si bien la tentación inicial es usar la nueva herramienta solo para hacer lo mismo más rápido, el verdadero potencial radica en ampliar el alcance y explorar territorios antes impensados. “Esto no se trata solamente de mejorar la productividad, sino de descubrir cuáles son las cosas que antes eran inimaginables y ahora de repente son posibles”, explicó.
En este contexto, la plasticidad profesional se convierte en una competencia esencial. Bilinkis propuso pensar en los trabajadores como materiales: rígidos, elásticos o plásticos. Mientras que la rigidez lleva a la ruptura ante el cambio y la elasticidad implica volver al estado anterior tras la presión, la plasticidad permite adaptarse y mantener la nueva forma. “No tenemos ninguna posibilidad de ser rígidos, pero tampoco tenemos posibilidad de ser elásticos. Entonces, lograr adaptabilidad, estar mirando el futuro, tomar las decisiones con prospectiva, preguntarte, entender este fenómeno”, recomendó el tecnólogo, quien enfatizó la importancia de experimentar sin miedo con nuevas herramientas.
Aprendizaje continuo y transformación profesional
El aprendizaje continuo emerge como el motor de la competitividad en la era de la inteligencia artificial. Noreña detalló que Google impulsa programas de capacitación masiva, como “Crece con Google”, que en el último año otorgó 120.000 becas para formación en habilidades básicas de inteligencia artificial y prompting.
La ejecutiva subrayó que la democratización de la IA permite que tanto grandes empresas como pequeños negocios y profesionales individuales accedan a las mismas herramientas, pero el diferencial estará en la capacidad de cada uno para aprender y aplicar estos recursos de manera efectiva.

Bilinkis aportó ejemplos concretos de transformación profesional, como el caso de una traductora que, tras resistirse durante años a la automatización, se vio obligada a replantear su trabajo ante la competencia de colegas que utilizaban IA para entregar resultados en tiempos y costos antes inalcanzables.
“La IA va a irrumpir en nuestra vida no como un robot que te despide, sino como un competidor que hace algo que semanas antes parecía imposible”, señaló. Para el tecnólogo, el desafío consiste en encontrar el equilibrio entre lo que la IA puede hacer de forma acelerada y la intervención humana que garantiza la calidad, ajustando ese “blend” tarea por tarea.
Ética, responsabilidad y regulación en la IA
La ética y la responsabilidad en el desarrollo y uso de la inteligencia artificial ocuparon un lugar central en el diálogo. Bilinkis calificó a la IA como “la herramienta más poderosa jamás inventada, más poderosa que la bomba atómica”, y advirtió que su impacto dependerá del uso que se le dé. “La responsabilidad por parte de las compañías que desarrollen esta herramienta es absolutamente crucial”, sostuvo, y llamó a los usuarios a priorizar soluciones creadas de manera responsable. Y agregó: “Una herramienta muy poderosa siempre puede ser usada para bien o para mal”.
Noreña coincidió en la necesidad de regulación y explicó que Google adopta un enfoque audaz pero prudente, consciente de que sus productos alcanzan a más de dos mil millones de usuarios mensuales. “Creemos que la inteligencia artificial es tan importante que no puede no ser regulada. Y esa regulación tiene que ser informada”, afirmó, subrayando la importancia de la colaboración entre gobiernos y empresas para establecer marcos adecuados.
Oportunidades y desafíos para Hispanoamérica

En cuanto a las oportunidades y desafíos para Hispanoamérica, Bilinkis destacó que la disponibilidad de herramientas de IA es prácticamente simultánea en la región respecto a otros mercados, lo que elimina la tradicional brecha tecnológica. Sin embargo, insistió en que la principal barrera es la mentalidad: “La barrera es de adopción, es de cambio de mindset”.
Noreña reforzó esta idea al señalar que la IA tiene el potencial de nivelar el terreno para empresas y profesionales de todos los tamaños y niveles educativos, siempre que se invierta en capacitación y se aprovechen las iniciativas de formación que ya están en marcha.
Para quienes lideran equipos o buscan orientar su desarrollo profesional, Bilinkis y Noreña ofrecieron recomendaciones claras: cultivar la adaptabilidad, experimentar con nuevas herramientas sin temor y asumir riesgos de manera inteligente y controlada. El desafío, según ambos referentes, es dejar de buscar excusas para frenar la adopción de la inteligencia artificial y convertirse en impulsores del cambio, incluso ante la incertidumbre y los riesgos que toda innovación conlleva.
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